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De militares y políticas

Al retirarse, los militares recuperan en plenitud todos los derechos y libertades constitucionales. En definitiva, pueden legal y legítimamente afiliarse a partidos políticos y/o presentarse a los comicios, como cada quisqui. 

 

En diciembre pasado, el éxito de Vox en las elecciones andaluzas enervó a medios y gerifaltes políticos. Síndrome ahora agravado, al conocerse que algunos generales retirados, encabezarán listas de ese partido en los inminentes comicios, en varias circunscripciones.

Y así, en medios, tertulias y mítines se están propalando burdos embustes y abúlicos juicios de valor. Cuyo único mérito es certificar la osadía y el gran desconocimiento de sus autores sobre la materia que les da de comer. 

Hasta el director de La Vanguardia, Mario Carol, en artículo publicado en ese periódico el pasado jueves, ha afirmado frívola y falsamente que un servidor iba en las listas de Vox.

 

Es prueba de gran ligereza profesional, más disculpable en un “plumilla” de gacetilla aldeana

 

Por lo que se ve, don Mario, posiblemente alucinado por el mandato superior del separatismo ―contra el que sí confieso mi aversión―, se dedica a cocinar y difundir “fake news”.

 

Tanto en redes, como por email, he solicitado la oportuna rectificación. Pasados ya tres días de ello, salvo error u omisión, todavía no se ha producido tal.       

 

Muchos de los pontífices mediáticos sueltos ignoran que son los militares en activo o reserva, quienes tienen limitados algunos de los derechos y libertades constitucionales (expresión, reunión y militancia política, entre otros).

Y está bien que así sea, como integrantes de las FAS, que es la gran fuerza legal de la Nación al servicio de todos los españoles.  Aquéllos asimismo desconocen que en las FAS españolas no existe el estatuto de esclavo romano.

Por eso, al retirarse, los militares recuperan en plenitud todos los derechos y libertades constitucionales. En definitiva, pueden legal y legítimamente afiliarse a partidos políticos y/o presentarse a los comicios, como cada quisqui. 

 

No es la primera vez que militares retirados hayan sido candidatos en diversas elecciones

 

¿Qué de novedoso o “inquietante” (como afirma Pepa Bueno en la SER) hay en que ahora un exJEME, Coll, sea candidato a la alcaldía de Palma, o que otros oficiales generales retirados: Asarta (ET), Budiño (ET), Rosety (Armada) y Mestre (EA), lo sean al congreso de los diputados?

Tratándose de opciones personales, parece imprudente valorar las motivaciones de cada uno. Aunque confieso mi convicción de que su arriesgado salto personal a la política activa en las listas de Vox, no creo responda a que compartan todas las tesis de ese partido. Sino a que, esencialmente, pudieran pensar que, desde esa plataforma política, podrían contribuir mejor a garantizar la unidad de España.

 

Un objetivo que no admite ambigüedades

 

Con independencia del partido que les acoja, quizás lo más novedoso de tales candidatos sea su honradez y elevada talla moral. Acompañadas de un equipaje de experiencias complejas, hojas de servicio magníficas y contrastados expedientes académicos (civiles y militares).

Opulento bagaje el de ellos; a diferencia, por cierto, de la pobre mochila de un exJEMAD ―el hábito no hace al monje― quien, por dos veces hasta el momento, ha sido infecundo candidato al congreso de los diputados en las listas de Podemos. 

 

Nadie debería tratar de involucrar a las FAS en la lucha política

 

Tampoco de criticarlas por su supuesto conservadurismo: llevan muchos años mostrando una exquisita neutralidad política. Y así debería continuar.

Lo contrario sería impropio y pésimo para España y las propias FAS. Mi experiencia me indica que las instituciones militares extranjeras, de las muchas que conozco, son genéricamente conservadoras.

Es lógico, porque eso responde normalmente a un mandato constitucional. 

Recuerdo que nuestra Constitución asigna a las FAS (art. 8, y bajo la dirección del Gobierno, art. 97) una misión compuesta por cuatro cometidos. Dos de “garantizar” (la soberanía y la independencia). Y otros dos de “defender” (la integridad territorial y el ordenamiento constitucional).

En román paladino, “garantizar” y “defender” son sinónimos de “conservar”. ¿O no?

 

Pienso que unos y otros harían el mejor servicio al ciudadano dejando de enredar y decir sandeces sobre las FAS

 

Dedicándose a buscar el voto limpiamente, explicando sus respectivos programas. Y luego, como dice el proverbio: “el que más chifle, capador”.