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Diez años sin Colunga

Antonio Falcón: "No era un hombre perfecto, yo lo sé bien, pero sus virtudes superaban con mucho a sus defectos".

La pasada semana, en un Grupo de Wasap denominado ‘Últimos jueves’ integrado por 17 personas  fue distribuido el siguiente artículo firmado y remitido por el abogado Antonio Falcón Romero.

El denominador común del grupo es la figura y el recuerdo a Rafael Álvarez Colunga de cuya muerte se conmemoró esta semana el décimo aniversario.

Por su interés -y con autorización de su autor- reproducimos dicho artículo sobre un personaje que no pasó desapercibido en la Andalucía de entre dos siglos.

 

 

 

Rafael Álvarez Colunga no era un hombre perfecto, yo lo sé.

Este jueves, 20 de diciembre, en que se cumplen diez años del trágico accidente que acabó con su vida, quiero compartir algunos recuerdos como homenaje a su memoria y a sus muchos amigos. Él – que presumía de coleccionarlos y que los tenía de todo tipo y condición y los favorecía grandemente en cuanto estuviera a su alcance – era tan inteligente que no le sorprendería saber que  éstos, al final, quizá no hayan sido tantos como se pensaba; por no hablar del miserable comportamiento de alguno, que pasó de la adulación más servil a la denigración más vil, o de aquel otro que quiso tomarse revancha a rey muerto. 

Desde luego no era un hombre ordinario, en eso creo que hay general  coincidencia. No pasaba desapercibido, ni aguantaba medio pase cuando no estaba a gusto y podía llegar a ser caprichoso e impertinente, pero también generoso y hospitalario y, sobre todo, extraordinariamente activo, trabajador, emprendedor y capaz de implicarse, además de en sus múltiples empresas, en  veinte inventos y aventuras como la  Fundación Antonio Mairena, las Asociaciones para la defensa de la capa y el sombrero de ala ancha, ADELPHA, la Cruz Roja, el Club de Leones, el Real Betis, la Exaltación de la saeta, el Museo de Carruajes, la Academia de Gastronomía, el Foro por Sevilla, la Academia andaluza de ciencias sociales… O en atender a los que le requerían, por su extraordinario poder de convocatoria, para allegar fondos para la restauración de alguna Iglesia o la colocación de una nueva estatua (algunas de ellas francamente prescindibles) y todo sin obviar su etapa como presidente de la CEA a la que otorgó una relevancia pública insólita y difícilmente repetible.

 

Desde luego no era un hombre ordinario, en eso creo que hay general  coincidencia.

 

Con tanto andado era desde luego  controvertido y muchos , aunque no lo apreciasen, opinaban que resultaba preferible tenerlo al lado que enfrente. Algo de especial tendría cuando todos los partidos parlamentarios de su tiempo, y digo TODOS, le ofrecieron alguna vez entrar en sus listas.

Al respecto me quiero centrar en una anécdota de la que  fui testigo  en una reunión del PCE de hace ya muchos años:

  José Benítez Rufo, histórico dirigente de la clandestinidad y secretario general del Comité Regional, que pretendía que Colunga fuera en la candidatura al Senado, lidió con los que se oponían por considerarlo un terrateniente y alegaban la inaceptable incongruencia que supondría para su electorado hallarlo en la lista, cuando incluso había salido en la revista “Campo” ,vestido de corto, montado en una jaca, como la viva estampa del  señorito andaluz.

José Benítez,  para nosotros “Ramiro” – que al igual que su hermano Manuel, para nosotros “Justo”, lo estimaba mucho – se marcó un discurso de los que solía,  y citando, me parece que a Gramsci, afirmó que al Partido se llegaba por tres vías: La del cerebro, propia de los intelectuales y la gente de pensamiento; la del corazón, de los hombres idealistas y románticos y la del estómago, que era la de los obreros y proletarios. Llegaba a decir que las dos primeras eran las más meritorias y aquellos   individuos los más fiables, mientras que estos últimos venían por su propio interés de clase porque  adónde si nó iban a ir.

 

Su colaboración con el PCE fue muy intensa en esos años iniciales de la transición: Desde los  balcones de su botica en María Auxiliadora 6 se festejó la legalización del partido en 1.977

 

Reprochaba a los que se oponían a la candidatura su falta de perspicacia y el que no supieran apreciar que, para un hombre como Colunga, ir en una lista con los comunistas, en una ciudad como Sevilla, le ocasionaba más problemas que otra cosa y ningún beneficio personal. 

Al final fue que nó, pues Rafael no aceptó nunca ninguno de estos ofrecimientos, lo que no le impidió recaudar y aportar una importante cantidad de dinero para financiar la campaña. De hecho cedió la planta alta de su farmacia para la instalación del primer Comité Electoral y pagó la cuenta del teléfono que no debió ser pequeña.

Su colaboración con el PCE fue muy intensa en esos años iniciales de la transición: Desde los  balcones de su botica en María Auxiliadora 6 se festejó la legalización del partido en 1.977,  incluso actuó como de testaferro en la compra de la sede de la calle Teodosio, pues sus propietarios jamás habrían accedido, por cuestiones ideológicas, a vendérsela a los comunistas.

Muchos años después, siendo Presidente de la CEA, se sintió injustamente tratado por la dirección del PCE o IU, que no habían heredado tampoco el espíritu y el afecto con el que siempre le trataron sus antecesores y sin perder la sonrisa me decía: “Pues que no me harten mucho que soy capaz de  dar de baja el contador del agua que está todavía a mi nombre”.

No era un hombre perfecto, yo lo sé bien, pero sus virtudes superaban con mucho a sus defectos y, en cualquier caso, se entenderá que no me toque a mí señalarlos, habiendo sido durante muchos años su amigo y su “abogado de cabecera”, como solía llamarme, y, muy singularmente, después de haber tenido el honor de ser la única persona que no era de su familia a la que incluyó en su testamento. Por eso tengo en casa un hermoso cuadro de Rolando que representa a Concha Távora tocando las palmas que tuvo el detalle de legarme. 

      Los últimos jueves de todos los meses, durante los últimos diez años, un grupo de sus amigos nos seguimos viendo en la mesa que tantas veces compartimos con él. Entre la mayoría de nosotros no existía inicialmente más vínculo personal que  el de habernos conocido por su causa. Y allí, a menudo, comentamos alguna de sus cosas, imaginamos lo que diría sobre lo que está pasando y, sobre todo, permanentemente lo echamos de menos. 

 

Antonio Falcón Romero
Abogado

 


Colunga, tal como era


 

Entrevista realizada en mayo de 2001 al Presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucia (CEA) en la antigua emisora SEVILLA TV, dentro del programa «Primer Plano» que dirigía  y presentaba  Pepe Fernández.

Un repaso general a la Andalucía de principios del Siglo XXI. Alvarez Colunga murió, años después, en un accidente en alta mar, a bordo de una lancha Zodiac de su propiedad cuyo motor explosionó, la tarde del 21 de diciembre de 2008 frente a las costas de Mazagón en la provincia de Huelva. En esta entrevista Alvarez Colunga opina sobre la Sevilla del momento, las cajas, la CEA, el paro, la creación de empleo, el monumento a Curro Romero y vaticina que José Tomás será un torero que pasará a la historia. Finalmente anuncia su ultimo proyecto que no pudo poner en marcha: una Asociación en defensa de los Derechos Civiles de los ciudadanos.

 

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