El mal camino de politizar las FAS

Los copresidentes del Gobierno, Sánchez e Iglesias, ya han amarrado los votos para la aprobación de los PGE-21. En el camino ha quedado el acuerdo político con el PNV para, a cambio de sus votos, desahuciar al Ejército de sus cuarteles de Loyola (San Sebastián). Ni razones estratégicas, ni de reclutamiento, ni de infraestructura obligaban a tal movimiento. Se trata de un  nauseabundo trueque de intereses personales con marcado tinte ideológico.

La retirada del Ejército de las provincias vascongadas era uno de los objetivos primordiales de la Alternativa KAS que, tras la muerte de Franco, dio origen a Herri Batasuna, y fue sustrato político para ETA. En ese contexto, Otegi, el convicto etarra que ahora lidera Bildu, se jacta hoy de que la aprobación de los Presupuestos es una forma de “avanzar hacia la república vasca”. Entiendo que la ministra de defensa, Margarita Robles, al “gallinizarse” permitiendo la impune utilización del Ejército para tal chalaneo político, no solo ofende al Ejercito politizándolo, sino que también se burla de las víctimas del terrorismo etarra. Ella se ha situado así en la primera fila del ultraje de Loyola. Una excelente ocasión, por cierto,  para que o bien ella, o bien el JEME, o los dos a la vez salieran de la plaza por la puerta grande.

El cuento de “la presencia del Ejército en San Sebastián no es negociable”, voceado ahora por el aparato propagandístico de doña Margarita, poco vale. Tampoco es de recibo que ella se monte un homenaje al TG Veguillas, DIGENPOL asesinado por ETA, precisamente cuando el Gobierno está incrementando los beneficios penitenciarios a su asesino, Mikel Azurmendi, de acreditado currículo criminal. Basta de tanto discurso lisonjero hacia los militares, elogiándoles por su eficacia desinfectadora en las residencias. Su técnica de caricias y palmaditas es la misma que, desde la edad de bronce, se emplea con el caballo para que se deje montar.  Mejor sería que doña Margarita predicase menos y diera más trigo

Con ese fondo, Vox, a través de varios portavoces, pidió recientemente al Gobierno que, para atajar la invasión migratoria que están sufriendo las Canarias, la Armada estableciera un bloqueo naval de las islas. Un garrafal error que induce a pensar que la iniciativa se lanzó sin consultar a los militares retirados de su grupo parlamentario.

Y el AJEMA, AG Teodoro López Calderón, ante los medios de comunicación, el pasado miércoles, respondió a Vox enmendando la plana a esta formación, afirmando que la figura del bloqueo naval solo es aplicable a otro estado y no a uno mismo. Asimismo, aclaró que (por ley) los buques están obligados a rescatar a los ocupantes de las pateras/cayucos que corren el peligro de naufragar. Juicios muy acertados, como corresponde al cabal y excelente profesional que es don Teodoro. Bien que ―entiendo―, no le correspondía a él fajarse públicamente en un debate político, asumiendo las funciones de pasante de la Ministra. Entre otras razones, porque el AJEMA podría así estar dando excusa para que  militares en activo o reserva o, grupos de retirados, se dieran por imitarle.

Politizar las FAS es mal camino, doña Margarita. Que luego vienen las cosas. Creo que se está olvidando la sabia y antigua norma según la cual, en la milicia, no se debe aplaudir porque tampoco se puede abuchear.