El valor de un cafre sin uniforme
Puede babear, y babea, su miserable bilis negra en chat de otros como él, arrumbados por la historia patria.
Un europejara olcadesorum (reptil volador de dos metros de envergadura que vivió en el Cretácico inferor hace 125 millones de años) jubilado que cobra paga de general retirado del Ejercito del Aire español sueña con fusilar a veintiseis millones de españoles, niños incluidos, a los que odia desde la negrura de sus asaduras que se van a comer los gusanos si no lo queman antes. Un cafre, un salvaje que ya no tiene mando, ni avión, ni soldados a quienes ordenar matar, ni armas ni municiones. Puede babear, y babea, su miserable bilis negra en chat de otros como él, arrumbados por la historia patria.
En medio de los setenta mil muertos por la pandemia, en medio de su silencio horrísono, a las puertas del dia de la Constitución, a dos pasos de una celebración navideña distorsionada por la COVID19, en este adviento de puertas cerradas y perimetraciones apresuradas, el cerril mostrenco que desea matar a mas de la mitad de los españoles de nuestra tierra, oirá mal que le pese a Isaias gritando por calles y plazas : “Los oprimidos volverán a alegrarse en el Señor….porque habrá desaparecido el violento, no quedará rastro del cínico y serán aniquilados los que traman para hacer el mal, los que condenan a un hombre con su palabra..”
El miserable fanfarrón, despreciable y despreciado, cuyo fin sería fusilar desde la butaca de su salón a medio país ha desparecido ya, arrastrado por la profecía de Isaias y el valor de las gentes de España.