Elena Terranfe.– Estoy cansada del mantra que se extiende por muchos sitios cuando hablan de mi ciudad, Sevilla. Una frase maniquea y hecha que ronda por muchos corrillos que afirman, de manera contundente, que «Sevilla sólo es Semana Santa». Y aunque la personalidad de Ésta lo es todo para un gran número de sevillanos, otros disfrutan de manera diferente y son capaces de descubrir lo que hay bajo la epidermis de una ciudad creativa y pasional.
En torno a esta Semana de Pasión es cierto que gira buena parte de una ciudad que late al ritmo de marchas procesionales pero hay una realidad paralela. Una especie de “matrix” lleno de creadores diversos que extienden sus diseños más allá de esta urbe situada al sur del Sur y que conviven y beben de la fuente de esa Sevilla de siglos pasados.
Si paseas por la ciudad descubres espacios en los que la creatividad es pura pasión. Pasión por crear desde Sevilla y en los que se abre un mundo lleno de obras de arte y simbología. Unos trabajos que están enlazados fuertemente a lo que sienten los que la realizan.
La pasada semana paseaba por “la ciudad de la gracia” y descubrí, en una calle perdida entre las mil venas que recorren el centro histórico, un barullo de gente a las puertas de Universo Eirín (Un espacio dirigido por la interiorista y directora artística Mercedes Eirín). Allí, entre la bulla de las personas que ocupaban parte de la calle, la diseñadora compartía la satisfacción por el reconocimiento de la AEPI (Asociación Española de Profesionales de la Imagen), haciéndole entrega de la Medalla de Oro.
Pocas veces dos sevillanas y mujeres unen su fuerza para enseñarle al mundo lo que el talento femenino es capaz de hacer.
Mercedes Eirín y la doctora Rocío Vázquez celebraban que su trabajo había sido valorado y en concreto, Eirín, “ Porque su capacidad creativa e innovadora, su profesionalidad y versatilidad, habían hecho de ella una pionera en el ámbito del interiorismo conceptual en España… “ (¡Cualquier cosa!)
Pocas veces dos sevillanas y mujeres unen su fuerza para enseñarle al mundo lo que el talento femenino es capaz de hacer, pero el pasado 5 de octubre lo hicieron y le dijeron a Sevilla que hay mucho que decir desde aquí.
Estuvieron acompañadas de muchos amigos porque era su momento único y porque Mercedes Eirín si algo sabe hacer es que todo lo hace distinto, original, lleno de luz, de color y de magia… Ella es Eirín.
Mientras que la artista me invitó, personalmente, a entrar tengo que decir que la suerte que el anonimato me da es que nadie puede reconocer el rostro de estas letras. Una ventaja que me permite moverme libremente por los lugares y entre las personas sin riesgo a que nadie pueda saber quién hay tras la firma de Elena Terranfe… Así que recogiendo el guante de Mercedes penetré en el mundo increíble de esta sevillana que hace patria.
No había dejado nada al azar de la improvisación. Una copa de Martini te recibía a la entrada; la música perfecta y elegante de DJ Fulanos Lab lo ocupaba todo y el diseñador Anel Yaos recorría con sus modelos el universo que olía a la cocina creativa del Chef Daniel del Toro y Ángeles Muñoz (ambos realizaron un espectáculo al que ahora llaman Showcooking y que resultó de los más divertido)
Alguien me comentó que con anterioridad había tenido lugar una performance que realizó el actor Juan Luís Corriente (pena de habérmelo perdido porque seguro que fue tan original como el lugar y la anfitriona que lo ideó todo)
No quiero que se me olvide nada de lo que viví, vi y conocí en esa noche Eirín porque lo que intuí durante todo el tiempo en el que estuve en mi casa (porque así me sentí) es que el talento, en Andalucía, no se exporta, se tiene y está aquí.
La noche fue larga y tuve la oportunidad de ver y observar a todos los que acompañaban a Eirín. Periodistas como Lola Domínguez, Mabel Rosado, Inma Casal o Juan Luís Pavón. También se encontraba la cantante María del Monte y el presentador Rafael Cremades, y el director de teatro Julio Fraga que fue quién presentó la parte más cultural de la noche.
Esa era la parte más glamurosa de los eventos pero a mí lo que más me atrae son las muchas conversaciones y la suerte de conocer a los profesionales que están entre bambalinas y que realizan un trabajo impecable para que todo salga perfecto.
Una sonrisa cálida recorría el lugar. Esa sonrisa se llamaba Fátima Veira. En cuanto me presenté me dio su tarjeta. Ella era la encargada de que todo estuviera perfecto y si algo salió mal, ni lo dijo ni se notó. Nos interrumpió un chico con barbas llamado Cesar… Un apretón de manos y el deje madrileño me descubrió que él y su compañero Toni eran los encargados de la música envolvente. Cesar me invitó a tomar una «cerveza que no has probado en tu vida» y efectivamente… jamás. Pregunté la marca, Cervezas Pergara y «la hacen unos chicos que son de Sevilla. Su profesión no tiene nada que ver con la cerveza pero lo cierto es que les ha salido coj……» (terminen la palabra)
Y sí también había vino. Andaluces como está «mandao», como los de Robles y los Ontañón.
Que se acerquen hasta Universo Eirín y reconozcan lo que una mujer, en un lugar perdido de Sevilla, es capaz de hacer y exportar a un mundo cada vez más pequeño.
No quiero que se me olvide nada de lo que viví, vi y conocí en esa noche Eirín porque lo que intuí durante todo el tiempo en el que estuve en mi casa (porque así me sentí) es que el talento, en Andalucía, no se exporta, se tiene y está aquí.
Mercedes Eirín es cultura y Universo Eirín el lugar en el que recalar para encontrarla. Así que basta ya de renegar de lo que tenemos porque se puede convivir.
La tradición; las tradiciones, no deben estar reñidas con las nuevas tecnologías, con la investigación y nuevas formas de creaciones artística porque la vida, al fin y al cabo, está llena de las cosas bellas, sean las que sean, que tratan de hacernos felices a todos.
Dicen que la cultura es algo exclusivo. Algunos incluso tienen la osadía de afirmar que es imposible de entender y compartir esas obras de arte conceptual pero yo les digo que no. Que se acerquen hasta Universo Eirín y reconozcan lo que una mujer, en un lugar perdido de Sevilla, es capaz de hacer y exportar a un mundo cada vez más pequeño.
*Elena Terranfe es Periodista.