The news is by your side.

Incomprensibles errores y sensibilidades por doquier

Las limas afilan colmillos para morder la yugular de la señora Tejerina y de cuántos o cuántas cometan errores.

 

Hace años, muchos, un amigo con gran dotación mental,  dada mi tendencia natural a pontificar me dijo: «No olvides una de las características de este mundo: «El blanco níveo o el negro azabache solo existen en los deseos de los pintores. Estamos destinados a vivir en una muy amplia gama de grises». He procurado seguir su sabio consejo.

A pesar del título de ingeniera agrónoma y licenciada en Derecho de la ex ministra Isabel García Tejerina, más un par de másteres de antes de la inflación, le faltó tacto político y le sobró precisión al referirse al colectivo más sensible: los niños. «En Andalucía lo que sabe un niño de diez años es lo que sabe uno de ocho en Castilla y León». La conclusión de muchos surgió: «La tal proclama la torpeza de nuestros niños…». Y la otra salta: «Otra vez despreciando a nuestra tierra la derecha rancia y acomodada…».

El Programa Internacional para la Evolución de Estudiantes PISA  es un examen para saber cómo aplican los conocimientos en diversos contextos desconocidos, tanto dentro como fuera de la escuela. Incluye tres áreas: competencia científica, matemática y lectura. Las pruebas las preparan la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), con los países participantes. En la última prueba fueron 72 países, incluidos 35 de la OCDE y otros 37 invitados. La rigurosidad en la evaluación parece manifiesta. Andalucía es la última en ciencias y matemáticas y penúltima en lectura. Castilla y León está por encima de la media española.

 

La conclusión de muchos surgió: «La tal proclama la torpeza de nuestros niños…». Y la otra salta: «Otra vez despreciando a nuestra tierra la derecha rancia y acomodada…».  

 

Eran otros tiempos pero los saberes escapaban al encorsetamiento de las estadísticas finales o comparativas porque las calificaciones están condicionadas por la subjetividad de los evaluadores ¡díganmelo a mí, media vida en cordiales pugnas metafísicas con mis compañeros por las diferencias ostensibles de puntuación ante un mismo ejercicio! Sin duda, el ambiente familiar, el énfasis político por la educación y un profesorado motivado son factores decisivos.

Todos y todas, claro, tenemos más de un mal día y a doña Isabel le tocó pontificar, algo propio de algunos clérigos cuando un poco transfigurados por misticismos se refieren a Dios y lo concretan como si del resultado matemático de una operación se tratara.  Ya ven, me cuidé de decir ‘algunos’ clérigos porque otros saben de los vaivenes teológicos a través de la Historia, y no busquemos en la Biblia  respuestas porque brotarán preguntas.

Doña Isabel, bandeja en mano, llevó la cabeza de Holofernes cual Judith bíblica para regocijo de doña Susana Díaz, la cual, sin compasión la obligará a exhibirla por los sucios charcos de la política. Una cosa son las impresionantes titulaciones de la ex ministra y otra haberse criado en la escuela podenca para tener educada esa quinta esencia pituitaria conquistadora de tronos. Ahora, el otro, don Juanma Moreno, para arreglar la cosa dice: «Los alumnos andaluces son de diez». Hombre, señor Moreno, tampoco se trata de solucionar un error con otro matemático, aun de aspiraciones simbólicas.

 

Doña Isabel, bandeja en mano, llevó la cabeza de Holofernes cual Judith bíblica para regocijo de doña Susana Díaz, la cual, sin compasión la obligará a exhibirla por los sucios charcos de la política.

 

Aquí, como en cualquier lugar del mundo existe la diversidad y para obtener un diez de media aritmética en un amplio colectivo de alumnos  todos necesitarían obtenerlo, porque un solo nueve lo impediría, salvo encontrarnos en un mosaico de etnias provistas de genes intelectuales diferenciados en plena era del mestizaje. ¡Lagarto, lagarto si se entera el señor Torra y afines!

Llegan los nervios ante la próxima recogida de votos, o sea, dinero en cargos, carguitos y cargazos a repartir entre el personal. Las limas afilan colmillos para morder la yugular de la señora Tejerina y de cuántos o cuántas cometan errores. Y así como los monos de Japón aprendieron a lavar en el mar las batatas y ese comportamiento se extendió por todas las islas del archipiélago, los grandes desatinos mimetizarán los deseos de proteínas carnívoras para los hambrientos durante una temporada, previa a la llegada del menú final: las cristalinas urnas.