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Joe y la oreja de Donald

Joe Biden ha apoyado, consentido, callado y dejado actuar a un asesino de multitudes.

 

Elie Wiesel, sobreviviente de los campos de exterminio del nazismo alemán durante la IIGM dejó un consejo que nos urge: “Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. El silencio estimula al verdugo”. Biden puede perder las elecciones de 5 de noviembre a la presidencia EEUU. La oreja vendada de Trump puede inclinar la balanza en contra del actual mandatario estadounidense.  ¿Y?. Joe Biden ha apoyado, consentido, callado y dejado actuar a un asesino de multitudes. 38.000 personas han sido masacradas con armamento americano, tolerancia americana y aliento americano.

La Administración norteamericana de Biden sí sabemos cómo actúa y que es lo que hace y piensa. Lo que haga el portador de la oreja herida está por ver. Ver, juzgar, actuar. Servidor ha visto, servidor se guía por las obras de misericordia corporales y espirituales del catecismo de Ripalda, servidor actúa en contra del responsable último del apoyo al criminal israelí que gobierna del rio hasta el mar. Zacarías 9, 10: “Y será de mar a mar su señorío y desde el río hasta los cofines de la tierra”.

En esa operación de borrar a los ismaelitas de la tierra palestina están de consuno Netanyahu y Biden. Ya lo hizo Alejandro Magno en 332 aC cuando se encontró con Gaza dispuesta a resistir y cayó herido a sus puertas. Tras 100 días de sitio conquistó la ciudad y mandó ejecutar a todos los hombres y vender como esclavos a sus familias. Como en 1516 al llegar el sultán otomano contra el que se rebelaron los gazaties, durisimamente destruidos lo que permitió   cuatro siglos de dominio turco. Tomo partido: contra los criminales y asesino que masacran poblaciones y contra quienes les apoyan, callan y miran al tirador solitario de Pensilvania. No quiero que de ningún modo mi silencio estimule a los verdugos. Si la oreja de Trump le resta votos a Biden es su problema. Isaías 9: “Conserva la  calma, no temas y que tu corazón no desfallezca ante estos dos restos de tizones humeantes”.  Luchemos, no callemos, no nos dejemos embaucar.