La crisis de Empleo confirma la omertá PP-PSOE que denunció Alaya
La exviceconsejera Isabel Balbín (Cs) reconoce que dimitió por "enormes presiones del PP".
Andalucía ha dejado de estar gobernada por el socialismo porque, como se está viendo, la teta de la vaca pública tenía sus límites, sobre todo legales y el descaro al secarla se había convertido en insoportable para los andaluces tras 35 años.
Siendo grave e intenso lo de los Eres, que lo es, como andaluz siempre me pareció injusto y exagerado que se pusiera a Andalucía por este caso al mismo nivel de corrupción o peor que el catalán, por citar un caso claro de robo a manos llenas desde la poltrona más alta del Principado por el clan Pujol. Aquí, lo nuestro, se parecía más a lo de Curro Jimenez, repartir entre los pobres (a cambio del voto, claro).
Tampoco nos podían dar lecciones desde Madrid, donde tienen a todos los presidentes autonómicos -menos a la nueva Díaz Ayuso- investigados o bajo sospecha de corrupción. Habrá que reconocer en este punto que lo de Ignacio González se parece bastante a lo del clan Pujol en Barcelona. Avaricia personal en estado puro, con la impunidad brillando con toda su crudeza. Del clan valenciano, mejor no hablar ni comparar, opusinos del Opus trincando ante el Santo Padre de Roma, qué barbaridad Señor.
No obstante, el PP andaluz, no ha dudado en estos años al usar y abusar de la trama de los Eres como arma política y judicial para desgastar al eterno PSOE de la Junta de Andalucía y llegar a ella para gobernarla. A punto estuvo de lograrlo Javier Arenas en marzo de 2012, pero le falló su prepotencia, su presunto paseo militar no queriendo debatir con los demás y el inesperado levantamiento de los cuarteles generales de UGT y CCOO -Manolo Pastrana y Paco Carbonero, amigos de Griñán- que, ante la posible llegada de la derecha, pusieron todo su aparataje sindical a favor de Pepe Griñán y la marca PSOE, al que el viejo chavismo había dejado prácticamente solo y arrumbado en aquella campaña que los periodistas llegamos a bautizar como ‘la del adiós’. Los sindicatos y la patronal, CCOO, UGT, CEA, llevaban años firmando convenios de concertación donde la Junta soltaba una considerable cantidad de millones que se repartían sin problema ni peleas. Chitón. En el caso UGT se investiga si muchos de esos millones fueron destinados, además, al mantenimiento de los servicios generales de la central sindical que vivía por encima de sus posibilidades.
No fue finalmente una derrota como se preveía la de marzo de 2012, la movilización del voto de izquierdas, trabajadores y gente progresista seguidores y conocedores de las andanzas lejanas del viejo ‘niño Arenas’, con eterna fama de tipo poco serio y rey del cambalache hicieron el milagro. Entre otras cosas porque Arenas, que ya tenía en la cabeza a más de medio consejo de gobierno nombrado antes del día de las urnas, no iba a pillarle por sorpresa la victoria que todos le cantaban como sí pilló siete años más tarde a Moreno Bonilla quien ha tenido que improvisar y se le nota tela. Griñán pactó con IU y gobernaron hasta cuando le convino a Susana Díaz quien rompió el pacto de gobierno con los comunistas para después abrazar a Ciudadanos. Susana nunca quiso un acercamiento a Podemos que, quizás, hubiese cambiado la historia política por llegar en Andalucía.
Texto del mensaje enviado por Isabel Balbín a sus amistades |
«Hoy me he dado de baja en Ciudadanos, dificil paso para alguien que creia que otra forma de hacer política era posible . Me voy con la conciencia tranquila y la seguridad de haber hecho lo correcto siempre. Mi cese en la Consejeria se decidio en febrero igual que el de Miguel Guijarro o los tres del comando antifraude, el tercero no llego y era el mas importante . Todo por “ las enormes presiones que estoy recibiendo” ( palabras textuales de la Consejera). Empleo es hoy una Consejeria dirigida por el PP , del mismo modo que Igualdad lo es por el PSOE . Y todo ello ante la despreocupada inacción o quizas impotencia de nuestros principales dirigentes que son unas marionetas en las manos del PP».
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La corrupción, tema tabú para el bipartidismo
Viene todo esto a cuento de la corrupción, esa lacra que todos condenamos de boquilla y poco hacemos individualmente para erradicarla de nuestro entorno más cercano.
Los populares con Moreno Bonilla pero sobre todo los de Ciudadanos de Juan Marín al frente, se han estado desgañitando durante años contra la corrupción del PSOE en Andalucía, pero como luego se ha ido viendo todo ha sido una pantomima para rascar votos y pare Ud. de contar.
Es más, llevan medio año responsabilizados de la gestión pública andaluza y ni una sola vez han acudido a la Fiscalía a llevar este o aquel papel punible encontrado de los anteriores moradores a los que tanto acusaban desde los escaños de la oposición. ¿Había delitos o no los había en la gestión del PSOE-A? Se intuye que no tantos, o para ser más exactos: ninguno a día de hoy. Parece que, de momento, el PP no está por la labor de abrir la caja de los truenos y que empiece a salir mierda del PSOE de Susana Díaz.
El caso más tragicómico se produce con el asunto de la Fundación Cajasol por la que el PP de Bonilla pregunta – en junio de 2018- estando en la oposición a través de un burofax sobre presuntas irregularidades de gestión y cuando ha llegado al poder – junio de 2019- es incapaz de levantar la tapa de la olla que a diario cocina con manos libres el socialista Antonio Pulido desde la fundación más rica de Andalucía, una especie de institución zombi sin control externo.
Todo ello da pie a preguntarse qué ha sido de aquel fiero león que rugía sobre la pradera por una Andalucía limpia y que hoy se comporta como el gatito de la Sra. marquesa a la hora del té con las amigas.
En medio de mucha habladuría, muchos dimes y diretes sobre las tensiones internas del gobierno de la derecha, coincidiendo con la dimisión del número dos de Cultura, Fernando Francés, -gol por la escuadra desde Sevilla a Bendodo en Málaga- se conoce a través de un trabajo de Isabel Morillo en El Confidencial que la viceconsejera de Empleo Isabel Balbín, no se fue por razones familiares del cargo sino que lo hizo por las “enormes presiones del PP”. Y también se sabe que, la consejera, pese a estar nombrada por el partido Ciudadanos le gustan más los boquerones de Málaga que la manzanilla de Sanlúcar.
Y miren Uds. por donde esta noticia de las presiones y baja de militancia en Cs, contada por la propia Balbín en un mensaje restringido a sus amistades, es la pieza que encaja en un complejo puzzle y cuya resultante final es la confirmación de un pedazo de omertá, ley de silencio, entre el PSOE y el PP a propósito de la corrupción y los fondos públicos repartidos urbi et orbe.
Ni a uno ni a otro les van a permitir sus apoyos sociales, con intereses en juego de todo tipo, que salte todo por los aires y se conozca la gran verdad del asunto: que se ha estado regando sin control, con millones públicos, a gentes de toda leche y condición política de Andalucía y no solo a la clientela del PSOE, que también. La derecha sociológica y política andaluza también se ha beneficiado de de como se repartieron y controlaron esos fondos. Por eso fue una pantomima ridícula la comisión de la Formación en el Parlamento, por eso saltó a la palestra una voz herida pero moralmente autorizada de la jueza Mercedes Alaya denunciando que PP y PSOE estaban unidos de común acuerdo para que no se avanzara en las investigaciones y se profundizara en los sumarios de los mil millonarios fondos de los cursos de formación. En aquellas declaraciones al ABC Mercedes Alaya demostró que había sido de las primeras personas en calar el doble lenguaje del PP sobre la corrupción política. Y por lo que se ve no se equivocó.
Isabel Balbín es una señora con fama de honesta funcionaria, que fue la que destapó la llamada operación Edu desde Málaga donde era la número dos de la Seguridad Social, con Rocío Blanco, consejera de Empleo, como jefa en aquella etapa malagueña.
El nombramiento en Empleo de dos mujeres de contrastada animadversión a la corrupción y al mangoneo del bien público, supuso una señal certera y muy inequívoca para navegantes por la consejería que más pasta maneja para trabajadores y empresarios, así como el ‘fichaje’ directo de la Sra. Balbín del llamado comando antifraude, integrado por los funcionarios Luis Escribano y Antonio Barreda despedidos a las dos semanas de estrenarse en sus nuevas ocupaciones indagatorias desde el gabinete.
Resultaba muy extraño el comportamiento de una consejería naranja dando manga ancha a los temas de corrupción, máxime cuando a los de Ciudadanos se les llenó la boca siempre al reivindicar para sí el mérito de las dimisiones de Chaves y Griñán por los Eres. Que Balbín haya confirmado públicamente “las presiones del PP” para abandonar la viceconsejería de Empleo nos devuelve nuevamente al guion central de la omertá entre populares y socialistas del que habló Alaya, dispuestos ambos partidos a no hacerse más que el daño imprescindible en cuestiones tan dolorosas y molestas como son las de la corrupción.
La famosa magistrada no se cortó un pelo al denunciar públicamente la omertá andaluza de PP y PSOE con estas palabras exactas:
“En mi opinión, mi salida de las macrocausas no fue provocada por el tema de los ERE, porque la pieza principal estaba íntegramente instruida, así como muchísimas ayudas sociolaborales a empresas y respecto de la llamada pieza política ya poco se podía hacer más. La causa real de la denegación de la comisión de servicios fue, desde mi punto de vista, el miedo que había a que siguiera investigando el caso de los cursos de formación porque habíamos visto ya cosas asombrosas”.
Previamente había dicho esto otro sobre por qué no siguió con la instrucción del juzgado Nº 6:
“El presidente de la Audiencia Provincial o los vocales mayoritarios del CGPJ querían que yo acabara de instruir las macrocausas, dado el conocimiento adquirido después de cuatro años investigando asuntos tan extremadamente complicados. Ese compromiso se me mantuvo en todo momento, incluso después de haber accedido a la Audiencia. De hecho, la sección séptima de la Audiencia Provincial, a la que yo me incorporé, estaba convencida de que mi estancia allí iba a durar días porque tendría la comisión de servicios en el Juzgado de Instrucción 6. ¡Cuál fue mi sorpresa cuando me di cuenta de que todo fue un burdo engaño porque tanto los vocales del PP como los del PSOE en el CGPJ votaron unánimemente, con el informe favorable del TSJA, para que yo no siguiera con la investigación de dichos procedimientos!”.
Blanco y en botella.