La Séneca
_Pues una cosa te voy a decir, que el consejero de Sanidad es también como Séneca. _¿Filósofo? _No, mujer, de Córdoba.
_Menos mal que nosotras no somos del segmento de la Séneca.
_No digas segmento, niña, que es como si habláramos de geometría.
_Hija, es como se habla ahora.
_Pues se habla con mucha frialdad.
_Claro, que una cosa te voy a decir, que una vacuna que tiene nombre de sabio es para estar tranquila.
_Será de sabia.
_O de sabie, si seguimos las enseñanzas de la ministra de Igualdad.
_Que se llame Séneca es señal de que tiene una buena base.
_¿Y eso?
_Chiquilla, porque Séneca fue un filósofo.
_Y además de antes de que se implantara la Ley Celaá.
_Vamos, de cuando había que estrujarse las meninges para aprobar.
_Pues una cosa te voy a decir, que el consejero de Sanidad es también como Séneca.
_¿Filósofo?
_No, mujer, de Córdoba.
_Filósofo era el ministro de Sanidad de las Españas.
_Que luego se fue a las Cataluñas.
_¿A filosofar?
_Más o menos.
_Sí, pero la Séneca trae el Síndrome Trombocid.
_Lo que tenga que traer.
_Claro, como a ti no te la han puesto…¡Qué poco simpática eres!
_Si yo tengo que echarle cuenta a todas las noticias que hablan de las vacunas, tendría que llamar a las asistencias.
_Antes de que te pincharan, pero del sopitipando que te daba.
_A lo mejor no te inmuniza, pero ¿y la sabiduría que te da?
_Y si tienes suerte y te ponen las dos dosis, doble sabiduría.
_Y además, gratis.
_Y gratis, cueste lo que cueste.
_Vamos, que los masters saldrían de la cabeza como el agua que fluye. _Los auténticos y las réplicas.
_Algo así como que te entre la sabiduría por ciencia confusa.
_Difusa, niña. De difusión.
_Fíjate la de problemas que se iban a ahorrar los políticos.
_Imagínate, no tendrían que copiar las tesis ni andar con fullerías.
_Incluso no se trabucarían con los tiempos verbales.
_Es que hay algunos verbos tan irregulares como las noticias de las vacunas.
_Hija, pero los políticos han estudiado.
_O no.
_Muchas cosas quieres tú que haga la Séneca…
_Ya que te la ponen…
_Sí, pero lo que la naturaleza no da, la Séneca no lo presta