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Las cosas sencillas de Manolo Del Valle (y III)

Fuiste , Manolo, más un Mañara santo que el que fuera el tronera mayor de Sevilla entera.

 

Con el paso del tiempo, no nos volvimos a ver. El dejó el Ayuntamiento y yo la Diputación. O nos dejaron a nosotros. Como tampoco era flamenquista, no me pidió entradas para los espectáculos de la Bienal (cosa que le honró- por otra parte- en La Ciudad Donde Nadie Paga), igual que mi compadre J.Mª Rojas y baluarte organizativo del PTE en la Sierra Sur y brechtiano irredento- ni intermedió para otros, que yo recuerde.

Angelita Mendaro, que se doctoró en esos trajines, recordará mejor. Chus Cantero, se estaría riendo con todo esto. Joselito de Utrera, mi fiel amigo, sobrino de Fernanda y Bernarda, no se reía tanto con este tipo de cosas.

Nos vimos una vez, no se ya si la última, hace tiempo en un acto de Zapatero cerca del Tanatorio. No recuerdo como se llama aquello. Sé lo que me costó encontrar el sitio. Conseguí asiento delantero, gracias al Lanza que aún andaba en los Comités de Campaña. Mi viejo equipo de la Diputación, me echaba un cable. A él se lo echaba su antiguo mentor y estaba allí,..me saludó fuerte como siempre. Y me dio la impresión que estaba como en corral ajeno, nadie o casi, se le acercaba. A mi tampoco, claro. Gente distinta y gente distante. Yo ya sabía lo que era eso. Creo que él también. Renovarse o morir no era para él ni para mi una argumento para estar de acuerdo con lo que oímos aquella tarde y aclimatarnos al sol que calienta en cada momento. Más bien con el profesor Álvarez Junco y su teoría de que “se elabore y se defienda de una vez por el PSOE una reorganización territorial del Estado, un federalismo completo …con el Senado como coordinador …y con un compromiso de lealtad que excluya independentismos e intentos de recentralización” (El País,23 /5/2021).

Cuando me retiraba solo por aquel andurrial buscando mi coche, me acordé de los tiempos en que Manolo, Fernando Soto del PCE y las Comisiones del 1001, Troncoso S. Gral de la UGT Regional, el alcalde de mi pueblo, E. Pozo y yo ( con mi cuñado Jóse, del Comité de Empresa de Sevillana…y otro compañero de Madrid, también de la Unión) pasamos una quincena de vacaciones en la Residencia de Tiempo Libre de Marbella, feudo otrora de los jerifaltes de antaño de la Falange y el Sindicato Vertical. Allí haciendo cola en el bufet de las empanadillas frías. Así empezamos, y así terminamos. En ambos sitios, descolocados.

 

Hecho 6º. Perdido en el nuevo ruido.

A última hora, sustituyó a su antiguo concejal de Cultura, el buen Bernardo-compañero de facción- como Alcaide del Alcázar. En el edificio del Antiguo Convento de San Francisco existe una Sala de (Jueces) Fieles Ejecutores. En un principio esta sala no comunicaba con el Cabildo. Luego, si. Es importante el hecho. La prensa sevillana estaba con él, no porque quisieran al socialismo tradicional antes que al disparadero del actual -que también- sino por sus maneras y su compromiso con la ciudad.

Un día lo llamé. No me reconoció el número. Quería hablarle de la vuelta del Escarabajo de Romero Murube -el único que se opusiera vivamente al derribo del palacio de Palomares en la Plaza del Duque para hacer el bonito edificio del Corte Inglés al Alcázar, donde creo que debía estar. El último Burgos ( hay que recordar que hubo un primero,el de Las Cabañuelas de agosto, como hubo otro Jiménez Los Santos, el maoísta) lo vió un día en la puerta del Alfonso XIII y escribió algo sobre la mala suerte del coche, en manos de un camarero. Bueno, yo fui camarero en otro hotel de tronío, El Pez Espada de Torremolinos y me ofendí.

La verdad es que el tipo se equivocaba , estaba en manos de mi paisano y amigo Florencio Nieto -varios idiomas a sus espaldas- segundo jefe de Cocina del Hotel regio. Al final, no he podido llegar a contárselo a Manolo. Juan Espadas, al que si se lo pude contar, lo sabe. También debe saber que en esto de las alturas políticas, hay que tener mandíbulas de acero. Es lo que tiene disputar el cinturón de los Pesos Pesados. Wamba – escrito con B en los textos medievales, fue elegido a regañadientes- eso del descarte otros y otras sigue siendo moda -por tres cosas: Su linaje( hoy llamaríamos tradición en las élites políticas); por su mesura- aunque Gabilondo también y lo es y mira como acabó esa feria- y por ser valeroso ( detalle nada menor y que ni se compra ni se vende como el cariño verdadero) y sobre todo por la necesidad de equilibrio de los reinos cristianos. Curioso detalle en estos tiempos del federalismo asimétrico o sea el simulacro de federalismo: Extremadura y Andalucía no pintan nada. Cataluña y Euskadi, como siempre consiguiendo el coqueteo insalubre con el Estado y sus gobiernos, para mayor gloria de los separatistas periféricos y los unionistas recentralizadores. Pero esto y el cucaracha del escritor de Los Palacios es otra historia, aunque parece la misma de siempre.

 

Hecho 7º. La charla que nunca existió [sobre el escarabajo de Romero Murube]

En el Correo de Andalucía de un domingo 26 de agosto del lejano 79, Manolo con su chaquetita de cuadro y sus patillas aparecía camino de sus cien días como presidente de la Corporación Provincial asegurando que podía haber muchas cosas raras a la hora de repartir fondos del Empleo Comunitario. No se puso de perfil. Y apareció por el antedespacho del todopoderoso Interventor a saludar a los alcaldes y concejales encerrados varios días y en huelga de hambre por el paro en los pueblos. A pesar de estar en contra de los encierros, no desdibujó el fondo del problema. Recuerdo que fue esa, la primera vez que con mi botella de agua con azúcar en la otra mano, supe lo que era el apretón de la suya.

El virus no dejó ver quien no aparecía en tu entierro. Incluso de quien lo hacía; Cosa, que por lo demás,ya da igual. Tampoco he podido ir al del buen y valioso Valeriano Ruiz, el que un día me explicó la relación de las acciones políticas con los Principios de la Termodinámica. Ni al de mi querido amigo el jefe de los pianos de Sevilla, Pepe Silva, quien clavaba la situación de los políticos veletas sevillanos a los que tan bien tenía calados como melones echaítos a perder: “esos están a la olla grande”. Gran Silva, descriptor de caracteres animalescos ( de dos patas).

Fuiste , Manolo,más un Mañara santo que el que fuera el tronera mayor de Sevilla entera.

Quizá supiste con Manuel Ferrand -quien trajo el cafeto de las Delicias o el único pino de Alepo a Sevilla- porque de la ciudad al detalle, sabías y mucho. Como J. María Requena , el Nadal por El Cuajarón. Drtor de El Correo de Andalucía y otro insigne de la ciudad madrastra que es Sevilla, según Cernuda, Blanco, Chaves Nogales y el mismísimo romero Murube. También Gasparín , otro emblema de El Liberal.

Un funesto 2020 te arrastró con él, hace ahora un año, al igual que a tu amigo Enrique Múgica. Hermanados hasta en la muerte. Ha dado tiempo a que se vayan otros amigos de tu época como Guillermo Galeote, de la médula del partido y del partido hasta el corvejón. Mi amigo Fernando Lappi era uno de esa especie. Así eran las cosas antes.

Y mucho antes no muy distintas en tantos lugares, como Burdeos y Tolouluse de Carmen Gª Bloise. Del Valle también es el apellido del responsable de los servivios secretos de México DF en la novela del año 69 de R.Bernal, La conspiración Mongol, todo un hito literario hasta hoy. Un año después de la matanza de los estudiantes por el supuesto gobierno revolucionario y del magnicidio de Dallas. Adredemente que diría Pérez de Ayala o por simbolismos que en las tragedias nos hermanan a los hispanos, se dan estas historias políticas de tanto tráfago. Otro Del Valle, Pepe, Ingeniero brillante y heredero de Marrero, sirvió bien en la Diputación. Fieles Ejecutores. Todos ellos. Así se hizo esta historia, ganada y perdida al son de las campanadas. Ellas doblan por esos personajes que se fueron , casi todos, para siempre.

Pascal Bruckner en su libro Un instante eterno, filosofía de la longevidad trae a Bertold Brech y aquella frase: ¨se debe tener más miedo a una vida mala, que a la muerte”. Manolo no la tuvo. Murió cuando le tocó. Sin grandes sobresaltos. Todo un estilo, epicúreo donde los haya.