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Mentecato

Ha invitado a hagiografos varios, a aduladores de estilos patógenos y a personajes políticos que beneficiarle quisieran y pudieren.

 

Consta así en el tercer significado de memoria en el diccionario. El presidente del partido conservador español se ha organizado una exposición itinerante de su propia imagen por muy variadas ciudades del territorio patrio. Ha invitado a hagiografos varios, a aduladores de estilos patógenos y a personajes políticos que beneficiarle quisieran y pudieren.

 

Uno de ellos, sin afeitar por cierto, hizo de profeta Amos durante un rato, recordando su estancia en el Elíseo parisino y relató su profética visión al haber conocido allí al brillante rector de los destinos de un partido político al que don Antonio Cánovas del Castillo facilitó lustres ya fenecidos y que él, oh, está resucitando con sus discursos castelarinos, los miércoles en el hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo.

 

Profetizó que aquel joven que tenía delante sería con los años presidente del gobierno de España. Aplausos sostenidos de los asistentes, especialmente ruidosos los de los niñatos y chiquilicuatres que le acompañan en la dirección, con Cuca de jarrón de la dinastía Ming, del citado y glorioso partido.

 

Hete aquí que el profeta invitado y venido de Lutecia es el mismo dirigente político al que la justicia francesa ha condenado a una pena de prisión. Nicolas Sarkozy, presidente de la República entre 2007 y 2012, fue declarado culpable de corrupción y tráfico de influencias. El tribunal impuso al conservador Sarkozy una pena de tres años de prisión, de los que solo tendrá que cumplir uno, y podrá hacerlo bajo vigilancia domiciliaria. Según el tribunal, Sarkozy ofreció contrapartidas en 2014 a un fiscal a cambio de informaciones y ayuda en una causa que le afectaba. Junto al expresidente, fueron condenados a las mismas penas su abogado, Thierry Herzog, y un antiguo abogado general (fiscal) de la Corte de Casación, Gilbert Azibert. El tribunal consideró probado, tras el juicio celebrado a finales de 2020, que los tres participaron en un “pacto de corrupción”, desvelado gracias a las escuchas en una línea telefónica secreta que usaban Sarkozy y Herzog, y que estaba registrada bajo el nombre falso de Paul Bismuth.

 

El tribunal reprochó a Sarkozy que “hubiese utilizado su estatuto de antiguo presidente de la República y las relaciones políticas y diplomáticas que tejió cuando estaba en ejercicio para gratificar a un magistrado que había servido a su interés personal”. También es grave, según los jueces, que quien cometió los hechos en cuestión fuese alguien que, cuando ocupó la jefatura del Estado, era “el garante de la independencia de la Justicia”.

 

Y el presidente del partido conservador español sin inmutarse de tener a su lado a este vendedor de humo condenado por los más graves delitos de una autoridad pública.

 

No paró ahí el fiasco del auto homenajeado señor Casado. El expresidente francés Nicolas Sarkozy ha sido considerado este jueves culpable de financiación ilegal de su campaña de 2012, siete meses después de haber sido condenado por corrupción y tráfico de influencias. Por este nuevo caso, ha sido condenado a un año de prisión, que podrá cumplir en arresto domiciliario.

 

El Tribunal consideró que el jefe del Estado francés entre 2007 y 2012 se benefició de un sistema de doble contabilidad puesto en macha para poder superar los límites de gasto impuestos por la ley francesa. Por ello le impuso una pena superior a la que había solicitado la Fiscalía, que había pedido un año de cárcel con seis meses exentos de cumplimiento. La jueza Caroline Viguier ha resaltado de forma demoledora que “Sarkozy conocía el montante legal del tope de gasto” y ha dicho que “fue advertido por escrito del riesgo de superarlo a través de dos notas”, según ha informado el diario francés Le Monde.  O sea, supo en dos ocasiones por expertos contables de la superación de ese techo y, pese a ello, mantuvo el elevado tren de gastos de su campaña, a razón de un mitin diario con grandes medios.

 

La vista del señor Casado para ser oportuno es de sobra conocida. Para pedirle al señor Sanchez que se vaya, se trae al señor Sarkozy, un prenda como los que su secretario general conoce y le recuerda a la señora de los chiquilicuatres y niñatos que les rodea, Y doña Isabel Natividad Diaz Ayuso en plena Casa Blanca al fondo. Qué puntería!