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Nace un sindicato pro Derechos Humanos en la Policía

Jose Manuel Sanchez Fornet
José Manuel Sánchez Fornet

El pasado 8 de octubre se cumplieron tres meses de la presentación en el registro especial de asociaciones de la Dirección General de la Policía de los estatutos de una nueva asociación sindical, con lo que, en aplicación de la normativa de registro de asociaciones, está legalizado por silencio administrativo; en próximas fechas, según sus promotores, recibirán el certificado oficial de que cumplen todos los requisitos legales y pondrán en marcha un nuevo sindicato en la Policía, ARP, Agrupación Reformista de Policías.

Dado que en estos momentos hay cinco representativos y otros varios que no han alcanzado esa condición, el nacimiento de otra organización no sería noticia de no ser porque viene a rellenar un amplio espacio existente en la Policía Nacional, que es el de un sindicato no corporativo, que no defienda cualquier práctica que lleve a cabo un miembro del cuerpo sino solo aquellas que se atengan a los principios básicos de actuación, y que defienda una policía que cumpla estrictamente la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Declaración sobre la Policía del Consejo de Europa y los Principios Básicos de Actuación de la ley 2/86, que consisten en respetar los derechos humanos, incluyendo los civiles, políticos, a ser tratados con dignidad y respeto por las fuerzas de seguridad, y todos aquellos que en muchas ocasiones se incumplen por órdenes superiores.

Nace una organización para ocupar un espacio de defensa de una forma de entender la actividad policial que está vacío, que alguna vez ocupó el SUP y que ha abandonado en los últimos años, incurriendo en las mismas prácticas corporativistas de los restantes sindicatos policiales. Hay varias pruebas de ello pero el más evidente es su apoyo a la ley “mordaza”, modificación de la ley “Corcuera”1/92 que el sindicato combatió con todos sus medios entonces, mientras la que introduce algunos cambios que la empeoran, la ley “Mordaza”, ha sido aprobada por el PP con el único apoyo social y político en el país de los sindicatos policiales representativos. Una norma en absoluta soledad y con denuncias de distintos organismos internacionales sobre la vulneración que con la misma se produce de derechos fundamentales apoyada por los sindicatos policiales.

Nace una organización para ocupar un espacio de defensa de una forma de entender la actividad policial que está vacío, que alguna vez ocupó el SUP y que ha abandonado en los últimos años.

Aunque ya existía el debate entre algunos miembros de la Policía sobre la necesidad de crear un espacio de sindicato humanista y no corporativo, el apoyo unánime de los sindicatos representativos a esa norma que recorta derechos fundamentales de la ciudadanía fue el impulso definitivo para tomar la decisión de crear una nueva fuerza sindical.

En los últimos años se ha producido una ausencia de reivindicación de los sindicatos policiales en otras materias de interés, por ejemplo, en la Ley de Personal (anular la obligación de afiliarse solo a sindicatos corporativos, y no permitir hacerlo a cualquier sindicato como ocurre en Alemania, Francia, Italia, Holanda…); la ausencia de garantías jurídicas de protección; la ausencia de denuncias del deficiente servicio público que se presta (por la Policía y la Guardia Civil), con lagunas que ponen en riesgo la seguridad de la ciudadanía por la desorganización de la asistencia a las llamadas de urgencia, tanto desde el 091 de la Policía como desde el 062 de la Guardia Civil, con miles de llamadas mensuales sin atender por ambos Cuerpos, entre otros clamorosos silencios.

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El ministro de Interior responde en el congreso de los Diputados, el pasado año 2015, al diputado del PSOE por Jaén Felipe Sicilia (inspector de Policía en excedencia), con escrito en el que los sindicatos representativos avalan la “Ley Mordaza” aprobada por el PP, que modifica la ley 1/92 que hizo Corcuera en 1992 con el gobierno socialista de Felipe González.

Un grupo de policías que ha ocupado cargos en dos organizaciones sindicales y que han dejado los mismos por no corresponderse las prácticas que llevaban a cabo con su compromiso ético, con su visión de lo que debe ser un sindicato policial, que desde la legitimidad que concede respetar escrupulosamente todos los derechos a la ciudadanía, exija a los responsables políticos que lleven a cabo planes operativos que los respeten, acabando con las órdenes ilegales de identificaciones masivas, el uso de los policías para visitar domicilios particulares y pedir que retiren de los balcones la bandera republicana (que no es oficial pero es legal, y exponerla en el balcón es el cimiento de la democracia: tener ideas políticas y exponerlas pacíficamente); las formaciones militares y oficios religiosos en un cuerpo civil y aconfesional (como mandata la Constitución), las nuevas insignias, que son un laberinto que nos acercan a una policía bananera, incluyendo la Corona y otros elementos de difícil comprensión, entre otros actos ante los que todas las organizaciones sindicales han permanecido en sumiso y cómplice silencio.

Por defender estos valores que comparto y defendí siempre en mi actividad sindical, ya he solicitado mi afiliación a esta nueva organización independiente, democrática, decente, reivindicativa, no corporativista y pro-derechos humanos. 

Un sindicato decente y transparente, donde ningún liberado use dieta sindical para adquirir vivienda en propiedad (emulando a los políticos de la Casta, que perciben una retribución para vivienda por desarrollar su tarea fuera de donde tienen fijado su domicilio, cuando en realidad tienen hasta varias viviendas donde ejercen su labor); o percibir una cantidad desorbitada de dinero en dietas para abonar todos los gastos que se le ocurra ocasionar al liberado sin control ni limitación, entre otras prácticas aberrantes. Sin liberados, sin dietas e independientes del Ministerio para denunciar aquellas prácticas que se consideren deben ser modificadas y hacerlo predicando desde el ejemplo.

Por defender estos valores que comparto y defendí siempre en mi actividad sindical, ya he solicitado mi afiliación a esta nueva organización independiente, democrática, decente, reivindicativa, no corporativista y pro-derechos humanos. Porque no se pueden defender derechos laborales y profesionales vueltos de espaldas a los derechos de la ciudadanía cuya protección son la esencia de la profesión policial.