The news is by your side.

Pacto o no pacto

Ni Pablo ni los designados por él pueden formar parte del Consejo de Ministros, y menos con el horizonte que tenemos por delante.

 

Estamos asistiendo a un proceso desmesurado y creo que totalmente desorientado, probablemente por falta de cultura política, sobre los pactos. Creo que es un déficit más de los que tenemos, por la bisoñéz de la democracia española.

 

Los españoles nos llevan diciendo, desde que se rompió el bipartidismo, que “se acabaron las mayorías absolutas” y, por tanto, que en este nuevo periodo los partidos están obligados a pactar, para conformar mayorías parlamentarias que aseguren una cierta estabilidad de gobierno.

 

Esto es habitual en Europa, pero aquí nos cuesta aún mucho digerirlo. Hasta hace bien poco, e incluso aún hoy, teníamos la gran contradicción de que no queríamos mayorías absolutas, pero se descalificaba a un partido simplemente porque estaba hablando con otro partido.

 

Yo siempre he defendido que lo importante no es con quien hable, sino que lo relevante es LO QUE SE ACUERDE. Aunque es evidente que con unos partidos se pueden pactar unas cosas que difícilmente pueden aceptar otros posibles interlocutores.

 

La misma sociedad que al votar pidió que se entendieran los partidos, admite la descalificación de “cuidado con el que estás hablando que no es de fiar”. Para mí el Pactar tiene algunos aspectos negativos, que hay que asumir, y muchos aspectos positivos, que hay que resaltar y poner en valor.

 

Entre los aspectos negativos, hay uno destacable: la renuncia, parcial, de los planteamientos de cada partido, en aras de lograr puntos comunes de acuerdo. Esto, que también es asumible, lo utilizan algunos para descalificar a los que pactan, y a lo pactado…

 

Pero me centraré en las numerosas ventajas, por lo que aportan de información, que tienen los procesos de pacto. A nada que observemos, veremos cuales son los intereses más primarios y las contradicciones de cada sujeto “pactante”. En el periodo actual ya vamos viendo (¡por sus obras los conoceréis!) las estrategias de pactos de unos y otros. La derecha no tiene el más mínimo pudor en pactar cualquier cosa con cualquier adversario de su mismo ámbito. Simplemente pretenden sumar y, en su momento, anular a su socio de gobierno. Es más, Vox lo dijo muy claro hace poco y el PP no rectificó nada: nuestro pacto consiste en repartir proporcionalmente el presupuesto del ayuntamiento de Madrid. Está claro que es repartir el botín, no consensuar un programa razonable de gobierno. Consideran el pacto como un triunfo en beneficio propio, sin importarle lo más mínimo ni los compromisos con que se presentaban a las elecciones, ni la obligación que asumieron al recibir los votos de sus electores.

 

Por tanto, algunas de las ventajas del propio proceso del pacto son que nos ayudan a conocer los elementos, las personas que están detrás de los (intentos de) pactos y la ideología verdadera de los partidos que lo sustentan. Por ejemplo, está claro que Ciudadanos lo único que pretende es meter mano, como sea, en muchos gobiernos, intentar ningunear a sus principales socios, y no les importa ni su ideología, que nunca la tuvieron, ni sus contradicciones, que siempre las tuvieron ni decir hoy lo que negaban ayer con la misma vehemencia. Y estamos viendo con el proceso de pacto que lo único que ellos buscan es su salvación personal, a costa de lo que sea.

 

El reciente paso dado por Pablo Iglesias de preguntar, de una forma torticera y fullera, sobre qué pacto llevar a cabo, sin ni siquiera tener un borrador de pacto con el PSOE,  lo único que indica es la forma de utilizar un partido en beneficio personal, cosa que ya hizo cuando armó su discurso sobre su vivienda actual y futura, en clara contradicción con sus afirmaciones anteriores… ; en resumen,  actitudes irresponsables por quién aspira a ser Vicepresidente de un Gobierno serio.

 

Tengo que reconocer que he tenido mis dudas sobre si era bueno aceptar, siquiera parcialmente, las peticiones de Podemos.

 

Pero los pasos dados por Pablo Iglesias me han acabado de convencer de que ni él, ni nadie que él proponga, puede estar en el Consejo de Ministr@s. Por tanto, y como ya señalé en un artículo anterior, me reitero en que entendía la posición de Pedro Sánchez, porque un gobierno tiene que ser muy homogéneo y no puede tener fisuras internas en el continuo proceso de toma de decisiones diario. La postura y forma de actuar de Pablo Iglesias me lo ratifica. Este hombre sería un peligro público dentro del Consejo de Ministros. De esta manera no se puede gobernar. No es de fiar.

 

Todavía puedo aceptar lo de personas independientes, o miembros de Podemos en segundos escalones, pero de ninguna manera ni Pablo ni los designados por él pueden formar parte del Consejo de Ministros, y menos con el horizonte que tenemos por delante. Ni Pedro, ni España se lo pueden permitir, y si hay que ir a nuevas elecciones, habrá que explicarle muy clarito a los ciudadanos, especialmente a los de izquierdas, que lo primero es la estabilidad del gobierno. Los retos son muy fuertes, estamos en un momento muy serio, y no estamos para jugar ni hablar de silloncitos, ni subordinar el gobierno de la cuarta economía europea a los caprichos de algún encaprichado.

 

Ellos dicen, con una cierta lógica que quieren poder, contabilizando el espacio del Consejo de Ministros, proporcional a los escaños que aportan. Es tan demencial que un profesor de políticas diga esto como, llevándolo a sus últimas consecuencias, que el gobierno (de 16 ministros…) lo deberían componer 7 ministros del PSOE, 4 del PP, 3 de C´s y 2 de U.Podemos… ¡de locos!. Es confundir el nivel legislativo con el Ejecutivo. Un experto en política sólo lo puede decir para confundir a la ciudadanía. Lo dicho: Pablo Iglesias no es de fiar.

 

Pero es que, además, hay algo fundamental: que no aportan la mayoría necesaria para dar estabilidadal gobierno, y que, con algunos de sus planteamientos, lo que aportan es una mayor inestabilidad. Eso se lo callan, y eso es fundamental tenerlo en cuenta.

 

En resumen: los procesos de pactos, a los que estamos obligados por decisión del cuerpo electoral, nos ayudan muchísimo a los ciudadanos para descubrir lo que algunos, intencionadamente, ocultaron en la campaña electoral…