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Pilar: la mujer que sabía demasiado

Troncoso es tan culta, y tan discípula de Tomas de Aquino, que aquello que lee, luego quiere verificarlo.

No haría falta una segunda descripción si digo que es una abogada tozuda como una mula. Jamás va a un juicio a ganar o perder, porque ella siempre gana. Las personas, las mujeres a las que defiende, jamás se quedan en la cuneta. Es contundente, incisiva, irrebatible, su tono no está masculinizando, pero a ellos se lo parece, y la escuchan más atentamente, es más… y es un hecho que inspira un férreo respeto en los contrincantes.

Pocas cosas no sabe Pilar Troncoso del derecho, y de la mayoría de los rincones de la vida, es tan culta, y tan discípula de Tomas de Aquino, que aquello que lee, luego quiere verificarlo, y recorre mundo, y atraviesa fronteras, como quien organiza un domingo en el Parque del Alamillo. Nada queda fuera de su conocimiento la última novela de…, el castillo de…, la tribu de…, los vinos de…, los episodios de…, los conflictos de… no hay secretos para Pilar, el problema es que también sabe demasiado: de las estirpes sevillanas – y andaluzas- de todo tipo, y de las clases más variadas: políticos, famosos y demás gentes del Everest sevillano a lo que se añaden gente de lo más normal. Y su despacho, ya esté en la sombra, en la penumbra o con focos, tiene ese prestigio que da el defenderte sin robarte y el garantizarte que si tu causa es justa, has ido a uno de los destinos adecuados. Tal vez por eso se le confiesan desde los anónimos a las más grandes figuras. Para todos es una tumba, como suelen ser la buenas abogadas, jamás filtra un ápice de los secretos de alcoba o de cualquier otro menester, de ahí que sus escuchas formen parte de la Meca de quienes sustituyen los confesionarios , el diván del psiquiatra, la peluquería o la barbería, por un bufete cabal.

 

El problema es que también sabe demasiado: de las estirpes sevillanas – y andaluzas- de todo tipo, y de las clases más variadas: políticos, famosos y demás gentes del Everest sevillano»

 

Pilar procede de una familia ilustre y acomodada a la que convenga achacar su estética clásica aunque Pilar es sobre todo exquisita, y la sobriedad con la que transporta su impecable ropaje, parece tratar de despistar al mundo para que no vea que todo lo que lleva, por dentro y por fuera, es de una calidad difícilmente igualable. Dice una gran mujer cercana a ella, que es tan dura como tierna, tan formal como divertida, disfrutona de lo que hace, extrayéndole a diario sorbos a la vida. Puntillosa y precisa hasta la extenuación, ha hecho de su libertad la bandera por la que respira, y de la defensa de la ley una permanente liturgia de liberación.

 

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Pilar Troncoso recibe de manos del Presidente de la Junta José Antonio Griñán el premio Meridiana.

 

Con ella no hay problema, no existe el engaño ni la traición, es directa transparente, e incisiva, si te equivocas por desidia o por mala fe, ella sacará el rotulador rojo, y te corregirá sin compasión, no habrá segundas partes. Es una genuina representante profesional y personal de la defensa radical de los derechos de las mujeres, sin matices ni ambigüedades. Tiene mano de hierro con los maltratadores, y otras especies pululantes.
Pilar tiene más que conocidos en todos los partidos, organizaciones y demás instituciones, ella en sí misma es toda una institución. Su historia está marcada por una juventud de simpatía con lo mejor del maoísmo universitario, un entorno jurídico en femenino muy potente, y por un no haberse resistido nunca a adaptarse a un mundo en permanente cambio. Sabe que ya no se trata de vanguardias sino de transversalidades, y por eso ha huido siempre de los focos como del mal de amores.

Pilar tiene títulos nobiliarios de Género, Jurídicos, y otros muchos, pero los mantiene empolvados donde se requiere y ni se le ocurre airearlos en su perfil. Demasiado señora para andar en los papeles.

Pilar es una dama dura y enjuta, provista siempre de una armadura que compró en el mismísimo Toledo, ya algo agujereada, y oxidada, pero que ella siempre enseña, para justificar a veces su temple, su serenidad, y su ausencias de lagrimeo. Demasiadas tragedias en sus clientelas, la han hecho optar por la atalaya de los sentimientos. Lo que no le ha apartado un ápice de estar en primera línea de fuego en la lucha por las mujeres desde la Fundación María Fulmen, desde Mujeres Juristas Themis, desde su bufete, y desde otros espacios donde ella nunca es cola de ratón.

 

Lo que no le ha apartado un ápice de estar en primera línea de fuego en la lucha por las mujeres desde la Fundación María Fulmen, desde Mujeres Juristas Themis, desde su bufete, y desde otros espacios donde ella nunca es cola de ratón»

 

Pilar es parte de la sombra alargada de su padre, un referente que preside su hoja de ruta en términos de poderío, frente al papel de la mujer de la generación de su madre, donde las esposas eran tan sumisas y dóciles como mandataba la ley, la cultura, y el propio marido. Trazó el guión de su vida meditadamente sin improvisaciones, y entre las muchas enérgicas decisiones que tomó esta amazona inquebrantable fue la de no tener hijos, y eso que adora a los niños, y los niños a ella. Curiosamente, Pilar es más que experta en conductas de infancia y adolescencia y – me atrevería a decir- que es la madre que muchas hijas desearían tener.

 

La gran Pilar Troncoso nunca se encoje, ni se achica. Sus zancadas son largas, firmes, y si está ella detrás, es más seguro seguir el empedrado camino de la igualdad, y de la justicia»

 

Es todo menos políticamente correcta, tanto dentro como fuera del feminismo. Su corazón responde sin reserva, pero su cerebro amontona contradicciones de diferentes colores, por su opción de pertenencia a la izquierda coherente, algo que no la incomoda, y que maneja como su propia toga. Hay algo irrepetible en ella, no mira a las mujeres, las disecciona. Suele decir:”que nadie se engañe, las mujeres se comportan ante los hombres igual en Oriente que en Occidente, solo que en un caso se tapan, y en el otro se destapan…”.
Esta ciudad, los juzgados de Sevilla, las mujeres que necesitaron divorciarse o ser defendidas de miles de secuencias estremecedoras, cuentan siempre con una grandísima profesional, especialmente valiente, que no conoció el miedo a enfrentarse a poderosos contrincantes y no menos atávicos argumentos.

La gran Pilar Troncoso nunca se encoje, ni se achica. Sus zancadas son largas, firmes, y si está ella detrás, es más seguro seguir el empedrado camino de la igualdad, y de la justicia.

Pilar nos ha hecho más rigurosas, menos plañideras, sin ella seguramente nos hubiéramos equivocado algo más, ella es parte inevitable de nuestras vidas, de las vidas truncadas, y de las supervivientes. Su sabor es amargo por fuera, y tremendamente dulce por dentro, es una variable de la mejor hogaza del centeno de masa madre, elaborada artesanalmente para deleite, de quienes hacemos el itinerario feminista con ella. Es de esas mujeres que esperas te dure para siempre, porque es una hermana mayor, una madre, una igual, una íntima. Gracias Pilar, por ser imprescindible para todas.
Su obsesiva defensa de la justicia social, que ha liberado a tantas mujeres de esta ciudad, me ha recordado aquella frase de Galeano: “La justicia es como la serpiente, solo muerde a los descalzos y a las descalzas”.

 

*Kechu Aramburu es Profesora. Ex eurodiputada, diputada y parlamentaria andaluza con IU. Actualmente es independiente.