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¿Por qué Susana no sacó a Queipo de La Macarena?

Las entidades memorialistas vienen criticando a Diaz por no hacer nada durante cinco años.

 

A finales de julio de 2018, hace algo más de un año, la entonces presidenta de la Junta de Andalucía,  Susana Díaz Pacheco, celebró una de sus habituales comparecencias matinales en Canal Sur Tv. Como siempre tuvo preguntas al gusto de la entrevistada y entre ellas –la actualidad mandaba en esos días– le preguntaron por los restos del general golpista Gonzalo Queipo de Llano y Sierra, depositados en un lugar de acceso público como es la basílica de La Esperanza Macarena en Sevilla. Su entonces ‘enemigo’ político, Pedro Sánchez, recién llegado a Moncloa, había pillado el camino de Cuelgamuros y ahí andaba ya con lo de sacar a la momia del dictador Franco de aquella otra basílica, ubicada cerca de Madrid en el Valle de los Caídos.

Susana Díaz fue tan escueta en su respuesta como cortita ha sido su intervención durante cinco años para que, en este y algún que otro caso, se cumpla la Ley de Memoria Democrática de Andalucía. Algo que han criticado ampliamente las entidades memorialistas en la comunidad. El PSOE-A no ha tenido voluntad política ni ha priorizado un clamor popular, especialmente entre los descendientes de los asesinados en Andalucia y Extremadura en el verano del 36.

Díaz siempre se mostró partidaria (de palabra) de que los restos del sanguinario general fuesen sacados de un espacio público, tal cual especifica la Ley vigente. «Lo deseable es que, cuanto antes, sea la hermandad la que lo haga. Si no, evidentemente, tendremos la responsabilidad de que la ley se cumpla», afirmó esa mañana la presidenta de la Junta.

 

Años llevan diciendo todos que hay que quitar a Queipo de la vista

Pero pese a que la expresidenta mostrase reiteradamente en público su deseo de aplicar en este caso la Ley de Memoria, no dejó constancia de ninguna iniciativa legal ( o política, salvo declaraciones de intenciones) contra la Hermandad de la Macarena por no cumplir con lo legalmente preceptuado. En la basílica, portavoces oficiales de la poderosa institución religiosa sevillana, optaron también por imitar a la presidenta de la Junta con el sí, pero no, pero esperen Uds. Se mostraban partidarios de sacar a Queipo de la vista, claro, pero cuando a ellos les interesase, todo en espera de que se construyese un columbario en un lugar anexo al recinto público y sagrado donde descansarían para siempre esos polémicos restos, junto a los de otros ilustres hermanos fallecidos. (Por cierto, alguno de la misma calaña y sentimientos que Queipo de Llano que fue el jefe de la banda) A día de hoy todo sigue igual.

Pero en este asunto, del que en Sevilla se habla más bien poco y en voz baja, hay cosas que no cuadran. No cuadra por ejemplo la extendida supuesta unanimidad desde hace años donde todos dicen estar de acuerdo en que los restos de Queipo de Llano no puedan seguir expuestos al público donde están, pero nadie ha movido un papel para que se ejecute su traslado y ahí siguen.

Susana Díaz, socialista y católica practicante, buena conocedora de la complicada sociedad sevillana y del poder social de las cofradías, consideró siempre el asunto de Queipo de Llano como una especie de patata caliente cuya cocción final no le interesaba. Ella, la dirigente socialista junto a Pepe Bono, la más aplaudida por quienes llevan la rojigualda en la solapa, nunca le interesó dar la imagen de ‘roja come curas’. Algo que no debe extrañar ya que en lineas generales, las autoridades socialistas, siempre se sometieron sin complejo alguno a la disciplina del protocolo religioso católico sevillano. El chaqué suele ser de las primeras compras que ha venido haciendo un concejal que se precie en Sevilla, sea de derechas o de la izquierda. A los primeros ‘rojos’ que procesionaron tras el advenimiento de la democracia en Sevilla, les compensaba más lucir la vara de mando y su chaqué en procesión frente a las guasas lanzadas por el público desde las aceras de la avenida.

 

Juan Espadas, responsable político de la negociación con la Hermandad Macarena

De ahí que Susana Díaz dejase el tema, políticamente hablando, en manos del Ayuntamiento de Sevilla con el socialista Juan Espadas al frente, para que estableciese los pasos a seguir en coordinación con la Hermandad de la Macarena, los verdaderos interlocutores de la administración ya que la Iglesia desde el Palacio Arzobispal se desmarcó hábilmente del lío. Es un asunto de la hermandad, vino a decir el arzobispo Juan José Asenjo como a quien le quitan un peso de encima.

En el ayuntamiento se empezó a trabajar y se llevó al pleno la cuestión que salió adelante con los votos en contra del PP y la abstención de Ciudadanos. Gregorio Serrano, entonces portavoz y mano derecha de Juan Ignacio Zoido, afirmó para justificar su voto en contra de la exhumación de Queipo lo siguiente: «Nosotros no somos nadie como Ayuntamiento para mostrar nuestro rechazo a lo que diga su hermandad y su familia, que quieren que esté allí, igual que hay multitud de familias que tienen a sus familias en fosas comunes y que están deseando poder enterrarlos con dignidad». El Sr Serrano, con el paso del tiempo, llegaría hasta la Dirección General de Tráfico y ser víctima de los temporales de nieve.

Formalmente la operación Queipo se había puesto en marcha pese a la oposición de la derecha, pero hasta ahí, solo hubo eso que se sepa. La consejera de Justicia, Rosa Aguilar, se desesperaba al comprobar lo poco o nada que se avanzaba mientras que el gobierno de la nación daba pasos de gigante hacia el Valle de los Caídos. Lo de Sanchez con ‘el caudillo’ a mucha gente de la derecha le pareció hasta obsesivo. Pero la presidenta Díaz nunca se interesó por la marcha de las conversaciones entre el ayuntamiento y la Hermandad de la Macarena a cuenta de los huesos del general nacido en Tordesillas. Eso sí, ni una chispa ni ningún mal rollito se ha percibido en estos años entre ambas instituciones, y no se conoce ninguna decisión gubernamental que significase “presión institucional” a la hermandad, como la asistencia de autoridades socialistas a actos relacionados con la misma etc. Por supuesto tampoco nadie ha acudido a Fiscalia o al Juzgado de Guardia a denunciar la vulneración de la Ley de Memoria Democrática.

 

Sacar a Franco por «la determinación de un gobierno socialista»

Esta mañana del martes 24 de septiembre, cuando se ha conocido la decisión unánime del Supremo de respaldar las tesis gubernamentales en esta cuestión, autorizando la salida de los restos de Franco, la ex presidenta de la Junta se ha apresurado a dejar escrito en su cuenta de Twitter:

“La exhumación de Franco es una cuestión de justicia y, por fin, se abre ahora un espacio de paz y reparación en una democracia joven como la nuestra, pero con suficiente madurez como para llevarlo a cabo. Y todo, gracias a la determinación de un gobierno socialista”.

 

 

Una ‘determinación’ que la jefa del socialismo andaluz no ha tenido a lo largo de todo un lustro de gobierno, según la crítica generalizada de las entidades memorialistas, las mismas que cada víspera del 18 de julio se siguen concentrando ante la basílica en contra de la permanencia allí de los restos del que fue conocido como “EL Virrey de Sevilla”. Por cierto, tan criminal de guerra como Franco o más incluso, porque dirigió personalmente una brutal represión desde julio del 36 a pie de la Capitanía de Sevilla.

Pese a todo la patata caliente sigue en manos socialistas, en las del alcalde de Sevilla Juan Espadas, el mismo que inició conversaciones hace muchas lunas y de las que nunca más se supo.

Cuesta trabajo imaginarse que el gobierno de PP-Cs (apoyado por Vox) impulse como ya le pidieron en junio pasado que la Hermandad de La Macarena cumpla con lo que ordena la Ley de Memoria Democrática de Andalucía y logren desplazar de una vez los restos del general a un lugar más discreto y menos a la vista. Aunque no crean, Moreno Bonilla es capaz de eso, otra cosa es que le dejen, todo es posible en política, como que Carmen Calvo estaba de presidenta (en funciones) el día que desenterramos a Franco de debajo de la peña de Cuelgamuros.