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Primarias Psoe-A, esa batalla estéril

El PSOE-A no puede soportar unas Primarias con tanta tensión, confrontación y división. Pero todo apunta a que así será.

 

Batalla estéril porque la espiral en la que se ha metido el socialismo andaluz no servirá para unir al partido ni para triunfar en el intento de recuperar el gobierno de Andalucia cuando Moreno Bonilla decida adelantar y/o convocar elecciones. Recuérdese, una prerrogativa que usará, que nadie lo dude, cuando más beneficie electoralmente a su partido el PP y más perjudique al adversario, esto es al PSOE. Es de manual.

La impresión sobre los efectos de esta nueva crisis socialista es mas bien la contraria, que en vez de unir al partido se abrirá una zanja enorme entre las actuales direcciones federal y regional del PSOE, las divisiones internas en los partidos siempre acaban pasando factura en las urnas. La historia del socialismo andaluz está plagada de enfrentamientos y batallas, pero nunca la dirección de la federación andaluza en su conjunto se plantó ante la dirección federal como parece que pretenden ahora. Nunca, hasta ahora, jugaron con las cosas de comer, enfrentados a cara de perro porque la ‘comida’ hoy se reparte solo desde Madrid.

Los resultados andaluces de las primarias en la primavera de 2017 entre Pedro Sanchez, Susana Diaz y Patxi Lopez, fueron muy significativos al constatarse que Sanchez no ganó en ninguna provincia andaluza, en todas se alzó con la victoria Susana. Por ejemplo en Sevilla, su feudo, Sánchez tuvo que conformarse solo con el 26% de los votos. Sirva este dato para recordar que la federación andaluza estuvo hace cuatro años mayoritariamente con su Secretaria General, a la sazón Presidenta de la Junta y en aquel momento candidata a dirigir el partido, abiertamente enfrentada a Sánchez.

Susana Díaz, cuya trayectoria política y democrática no es precisamente ejemplar por su desmedida ambición personal y su formación aparatista, se ha encastillado nuevamente en su fortaleza sevillana, dispuesta a resistir otra vez los nada disimulados envites que le llegan desde Madrid con intención de jubilarla del poder orgánico en el partido. 

Quienes pretenden relevarla tienen argumentos más que suficientes para ello y que se resumen formalmente en que Díaz ha dejado de sumar a las siglas del partido -y no solo en los sondeos del ‘bendodismo’-, que está amortizada políticamente y que su labor de oposición ha brillado por su ausencia, dejando en manos de varios exconsejeros esa tarea imposible.

Cada vez que un portavoz socialista se ha levantado en el Parlamento para criticar al gobierno de las derechas, ha recibido el correspondiente zasca con el consiguiente ‘y tú más’. Así no se puede hacer una oposición eficaz y, desde luego, a las evidencias de estos dos años hay que remitirse cuando pareció que tanta flojera provenía de cierto luto oficial por la pérdida de la Junta después de décadas. No, no ha sido luto, están cansados.

El diseño del grupo parlamentario y la elección de sus portavoces, junto a una inapreciable actividad parlamentaria  durante media legislatura, les están pasando factura a Susana y al PSOE-A y ella lo sabe por las críticas que hace meses ha tenido que oír dentro y fuera del partido.

 

Expresidenta y candidata

Ha sido ahora, de pronto, cuando hemos vuelto a ver a Susana Díaz con el traje de campaña, pueblo a pueblo, intentando convencernos de que su periplo viajero, con cargo al presupuesto del Grupo Parlamentario Socialista, es como en los viejos tiempos, de presidenta de la Junta. Ella dice que va a conocer los problemas a pie de tajo, haciendo lo que antes no hacía como presidenta, escuchar a la gente y resolver en serio sus preocupaciones. Otra cosa es que se resuelvan, pero de eso siempre tendrá la culpa la derecha. La hábil Susana ahora no va pidiendo el voto para las primarias, no le hace falta. Sabe lo que significa que un dirigente político de primer nivel visite una comarca y se haga miles de selfies con los compañeros del partido, sobre todo cuando el gobierno Sánchez no se ha prodigado en visitas a Andalucia para contrarrestar los efectos del ‘gobierno del cambio’. A los ministros de la coalición de izquierdas no parece que les apetezca demasiado bajar a Andalucía.

Una ministra sevillana y andaluza, Maria Jesús Montero, ha llegado incluso a romper con la tradición de los ministros del PP o del PSOE que, cada fin de semana, dedicaban el sábado a trabajar en sus feudos para salir guapos en las portadas de los domingos, pero con aportaciones verdaderamente interesantes del gobierno para Sevilla o Andalucía o lo que es lo mismo: barriendo para casa, arte en el que Jaime García Añoveros creó escuela como ministro de Hacienda de la UCD.

¿Qué nos ha traído la ministra de Hacienda y Portavoz, aparte de haber dejado bien amarrado como consejera de Hacienda el sueldo público más importante que se paga hoy en Andalucía -200.000 € año- a un examigo de Susana Díaz al frente de una fundación pública que ha dejado de serlo?

(Sueldazo que, por supuesto, le mantienen hoy al presidente de la Fundación Cajasol Juanma Moreno y su rutilante y eficaz consejero de Hacienda Juan Bravo) 

Que Mª Jesús Montero apareciese en las quinielas para sustituir a Díaz, quizás tenga la culpa de que la ministra no se haya prodigado suficientemente en Sevilla, ayudada por sus capacidades e influencias como titular de Hacienda y Portavoz del ejecutivo.  De hecho, ha empezado proyectarse hace bien poco. Tras el despeje de patio, sí, porque a partir de ahora ya sabemos que la apuesta de Ferraz se llama Juan Espadas Cejas, cuyo nombre da la impresión que se elige tras sucesivos descartes, al menos en base a los barajados en la rumorología de estos meses. Casi nadie esperaba que el alcalde de Sevilla, de hoy para mañana, apareciese en los titulares como firme opositor a Díaz para liderar el peor momento en cuarenta años del PSOE-A; chupando banco en la oposición, con el bloque de las derechas dominando el Parlamento y, además, sin poder utilizar Canal Sur TV, que ahora lo manosea y manipula la derecha, dado que su control es un instrumento electoral clave para el poder en Andalucía. Cuidado, sin olvidar el presupuesto publicitario institucional de la Junta, muy útil para ajustar velas editoriales que se mueven a merced del viento que sopla desde el poder que paga y muy bien a algunos grupos.

 

¿Adelantar las Primarias?

Llegados a este punto el debate de estos días se centra en la necesidad de adelantar las primarias, todo al margen del congreso regional previsto estatutariamente para diciembre. Claro que una cosa influye en la otra, sin duda. (Recuérdese como acabó la experiencia bicéfala de la etapa Escuredo-Borbolla, fatal) La Ejecutiva Federal sostiene junto a algunas agrupaciones andaluzas que las primarias se celebren cuanto antes. A nivel de direcciones provinciales están en esa línea Jaén, gran parte de Cadiz y Granada donde han dado libertad a la militancia. (En la ejecutiva granadina hubo 24 intervenciones a favor del adelanto y solo 7 pidiendo acuerdo regional. Por cierto, la exdelegada Sonia García se quedó en minoría pidiendo el no adelanto). 

Las ejecutivas provinciales de Sevilla y Almería – Verónica Pérez y José Luis Sanchez Teruel- se han posicionado unánimemente con Susana y en contra del adelanto. En Sevilla Espadas quedó en minoría, aunque en Almería la agrupación de la capital, la mas importante y decisiva por número de afiliados, está a favor del adelanto con el Secretario de Estado Fernando Martínez al frente. En Huelva manda Ferraz en la gestora. Quedan Córdoba y Málaga, aunque sus respectivos secretarios generales ya han dicho que están en las tesis susanistas en contra de adelantar, no contemplando la hipótesis de una posible disolución del Parlamento, algo que de tomar cuerpo empezará a modelarse en función de lo que pase en Madrid dentro de una semana, el 4M.  

A Moreno Bonilla ya se le ha escapado que las autonómicas andaluzas serán cuando toquen el año que viene, ‘si antes no hay novedad’, apostilla que ha hecho tiritar a más de uno/a. En todo caso no es descartable que la próxima primavera sea electoral en Andalucía; el calendario aprieta, especialmente al PSOE con el candidato Espadas en el aire si finalmente logran que Susana se retire por las buenas o por las peores. 

Porque esa es la cuestión. La ejecutiva federal considera que se debe cambiar de caballo y aunque ese caballo ganó la última carrera, están convencidos de que no ganará la próxima para que pueda gobernar la izquierda en Andalucía. (Las mayorías absolutas ya no volverán)  Susana Díaz, la misma que decía hace cuatro años que si no sumaba al partido y al proyecto socialista ella se iría sin hacer ruido, parece que considera que sí suma y planta cara. Nada de diálogo, nada de un paso atrás ni para coger impulso, ninguna señal que invite a pensar que el PSOE andaluz va a salir reforzado de esta encrucijada gracias al ejemplo, lealtad y sacrificio de sus dirigentes.

No soy sospechoso de pertenecer al club de fans de Susana Díaz, ello me permite opinar que esta vez Díaz no es totalmente responsable de ir contra los intereses del PSOE andaluz, porque Pedro Sánchez ha dejado el ‘arreglo’ de lo de Andalucía en manos quizás poco hábiles, cuñas de la misma madera que Susana. Entenderse con Alfonso R. Gómez de Celis sigue siendo para Díaz tan desagradable como un retortijón de barriga.

No, tras la guerra de Pedro a bordo del Peugeot, no ha habido en estos años indicios o evidencias de lealtad ni diálogo sincero entre Sevilla, Madrid y viceversa. Nos han vendido humo, sobre todo Susana, dando apariencia de que la guerra había terminado. Y decía verdad, de puertas afuera reinó paz institucional, pero la batalla orgánica interna ha continuado con mayor o menor intensidad hasta nuestros días cuando se recrudecen las hostilidades y Ferraz considera que hay que pasar página en el PSOE-A.

Susana ha presumido mucho de su relación habitual “con Pedro”, tanto que muchas veces invitaba a pensar que era ella la que lampaba por una llamada del presidente. Quienes dicen estar cerca de Pedro Sanchez cuentan que el líder del PSOE ‘no olvida’ estas palabras tan poco agradables que le dedicó Susana ante su propia cara:

 

Susana debería imitar a La Piquer en Isla Cristina

En resumidas cuentas, no pinta nada bien el escenario socialista, abocado por lo que parece a una tensión insoportable si la dirección federal impone a las bravas su criterio de adelantar primarias, como ya hizo en Huelva con una gestora no consensuada.  Y si no lo hace, el PP puede tenerle reservada la sorpresa de adelantar elecciones bajo cualquier pretexto y en cualquier momento, lo que abocaría necesariamente al PSOE a mantener a Susana. Por eso la expresidenta defiende diciembre, porque le beneficia en sus intereses ganando tiempo. La apuesta por Juan Espadas aporta un ingrediente desconocido hasta ahora y es el de comprobar el nivel de aceptación que tiene fuera de Sevilla un alcalde de la capital política de Andalucía.

Susana, carretera y manta, recorre pueblos y quizás logre complicidades de futuro – algo muy relativo en política- pero ella consigue lo que pretende ahora, aparecer junto a las bases, recordando de paso lo sucedido en las primarias de hace cuatro años, cuando ella retuvo mayoritariamente el apoyo de la militancia socialista de Andalucía frente a un Sánchez que entonces no era ni Secretario General del PSOE ni presidente del Gobierno, datos relevantes en la actualidad que Susana parece haber olvidado.

Todo lo que no pase por un diálogo serio, realista y urgente, donde prevalezcan los intereses del partido en vez de las ambiciones y estrategias personales, está condenando al PSOE al fracaso.

Susana Díaz tiene bastante razón al defenderse por cómo Ferraz despliega ‘manu militari’ su poder estatutario en Andalucía, pero no tiene derecho a quejarse porque está recibiendo dosis de una medicina orgánica que ella empleó en abundancia, demasiadas veces sin piedad para con sus adversarios. Los muertos que vos matasteis…

Tiene la Sra Díaz una oportunidad magnífica de demostrar que era sincera cuando defendía anteponer los intereses del partido y el proyecto socialista a los personales de los dirigentes en liza.

Susana Díaz debería irse, con dignidad por supuesto, pero marcharse sin pelear en una estéril guerra de pésimas consecuencias para la copla socialista; imitar a La Piquer en Isla Cristina, que en 1958 estando en lo más alto, dicen que escribió con pintalabios en un espejo ‘Hoy me retiro’  y así fue.

Solo una retirada a tiempo, cuando estás en lo más alto, te da pasaporte para ocupar el sitio que te mereces en la Historia y más si has tenido el orgullo y el honor de haber sido la primera mujer que ha presidido en la historia la Junta de Andalucía.