_ María del Carmen, ya sabes que mi marido siempre ha sido muy franco.
_¡Chissss!
_¿Qué pasa, niña?
_Siempre provocando, hija de mi vida.
_¿Pero qué he dicho?
_Lo que no debes decir.
_¿Y eso?
_Sigue así y te veo de manos unidas.
_Yo te iba a decir si nos íbamos un ratito al Valle.
_No, si al final también me van a llevar a mí por delante…
_A los jardines del.
_Que esto no es un juego, niña. Que esto va en serio.
_Sí, hija, sí, que aquí ya no se ríe nadie.
_La cosa no está para reírse.
_Pues aquí siempre nos hemos reído de nuestra sombra.
_Eso era antes.
_¿Antes de qué?
_De las redes.
_¿Tú crees que las redes tienen la culpa?
_Mujer, la culpa la tienen siempre los vivos.
_Bueno, los muertos si los exhuman es como si los resucitaran.
_Y la burra en el trigo…
_Vamos a ver, ¿tú te acordabas de él?
_Yo estaba amnésica. A mí que me registren.
_ Si es que a los cuarenta y tres años lo han resucitado…
_Tú sigue dale que te pego.
_María del Carmen, hija, que me tienes acogotaíta perdía.
_Pues como estamos todos.
_Que yo me entere, niña. La dictadura cuándo era, ¿antes o ahora?
_María Auxiliadora, eso lo dirá la comisión.
_¿Qué comisión?
_La de la verdad.
_¿Pero hay verdad?
_Comisión va a haber, ahora…
_Las comisiones ya sabes para lo que sirven.
_¿Las obreras?
_Las obreras y las capitalistas.
_¿Para qué?
_Para que la gente coma, viaje y se relacione.
_Mujer, algo harán.
_Que yo sepa las comisiones nunca han resuelto nada.
_Se ponen para hacer tiempo, mientras se aclaran los que gobiernan.
_Como una transición, ¿no?
_Tú sigue incurriendo en delito que, como alguien te grabe, lo de los porteros delatando a los vecinos se va a quedar en pañales.
_Vamos, como que no me llega la camisa al cuerpo.
_¿La camisa nueva que tú bordaste en rojo ayer, niña?
_¿Eso hay que decirlo o no? Me pierdo.
_Tú sigue los sones de la balada de la comisión.
_¿La balada de balar?
_Efectivamente, porque si tú me dices “beeeee” lo dejo todo…