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¿Se aburren los alcaldes socialistas en Andalucía?

¿Es que les parece poca la responsabilidad institucional como para tener que acumular responsabilidades orgánicas?

 

Hay términos que se utilizan como un paradigma de algo intrínsecamente excelente pero que dependiendo del contexto, puede ser algo incluso detestable; por ejemplo a Moreno Bonilla se le llena la boca hablando del gobierno del “cambio”, como si el cambio fuera algo intrínsecamente bueno, cuando estamos viendo que, en su caso, se trata (en opinión de muchos) de un cambio a peor; por tanto “cambio” no es siempre sinónimo de algo positivo.

O cuando antiguamente (y todavía hoy) oímos a algunos del PP hablar de un partido “reformista”, cuando comprobamos que, al alcanzar el poder, sus reformas son a peor, perjudicando a la inmensa mayoría de los ciudadanos; por ello tenemos que tentarnos la ropa cada vez que alguien quiere convertir una palabra en paradigma de avance.

Y en nuestro partido se está imponiendo, al menos en Andalucía, la apuesta por el municipalismo.

En principio creo muy positivo el apoyar a nuestros esforzados concejales y alcaldes/as que trabajan codo con codo con sus ciudadanos. Algunos, cuando nos tocó hacerlo, también nos esforzamos en ello. Pero cuando a nivel orgánico se habla de municipalismo, me parece que se está defendiendo, y ya lo vamos viendo con casos concretos, que se trata de que los alcaldes se dediquen, además de a sus absorbentes y satisfactorias responsabilidades municipales, a gestionar distintas parcelas del partido.

Las primeras dudas que me surgen son ¿Es que les parece poca la responsabilidad institucional como para tener que acumular responsabilidades orgánicas?. ¿Acaso se aburren en sus despachos consistoriales?. ¿O es que no hay nadie en el partido que pueda asumir las responsabilidades orgánicas?. Y, sobre todo, ¿quién ha dicho que ser un buen gestor institucional habilita para ser un buen gestor orgánico?.

Yo con las cautelas anteriores me tengo que preguntar si estamos hablando de algo positivo o no y por ello me pregunto: ¿qué municipalismo? ¿será un municipalismo a peor?. Evidentemente, la apuesta por una eficaz gestión municipal, pensando en los vecinos, en los ciudadanos más próximos, es algo muy loable, y muchos ejemplos tenemos de ese municipalismo positivo, que nos hacen decir ¡chapeau!.

Pero también podemos correr el riesgo de que hablemos de un municipalismo nefasto y de nuevo tengo que recurrir al ejemplo de mi pueblo, Alcalá de Guadaíra. La gestión que se está haciendo hoy día desde el Ayuntamiento, con alguna honrosa excepción, no puede ser ni mucho menos ejemplar. Vamos directamente hacia la pérdida, por méritos propios, en las próximas elecciones municipales.

En general ( insisto y afortunadamente con algunas excepciones) se percibe desde el Ayuntamiento un desprecio continuo al ciudadano: Por ejemplo a mí ( como a muchos otros) me han hecho esperar varias veces ¡más de una hora y media en el registro! para registrar un simple escrito. Y cuando lo he denunciado, con ánimo de mejorar, ni siquiera se han molestado en contestarme.

Un desprecio hacia los vecinos. La recién constituida asociación de vecinos nuestra lleva ¡seis meses! esperando que la señora alcaldesa ( ocupada al parecer en labores orgánicas) se digne recibirnos. Esperanza que ya hemos perdido de todas todas. Éste no es mi partido socialista que iba de la mano y oía a los movimientos vecinales. Si es la forma generalizada de tratar a todas las asociaciones de vecinos, nada más lejos de nuestro proyecto. Y si es un trato singular hacia nuestra asociación, todavía peor. No se puede discriminar a nadie porque te guste más o menos. ¿Es éste el municipalismo por el que apostamos?

Un ayuntamiento donde hay tal exceso de personas a sueldo (concejales y de confianza ) que alcanza casi la treintena, ¡para gobernar un ayuntamiento como el de Alcalá de Guadaíra, que en otros tiempos bastaba con tener un solo “liberado”!. Ni tanto, ni tan calvo pero con siete u ocho buenos gestores, políticos y/o de confianza, retribuidos adecuadamente, tendríamos más credibilidad y los ciudadanos pagarían algo menos.

Un ayuntamiento que a la hora de fijar inversiones y arreglos en las calles, discrimina una zona de otra, con problemáticas idénticas. ¿Sólo porque le caen mejor los vecinos de un lado que los de otro…?

Un ayuntamiento insensible ante el reto del cambio climático. En los municipios limítrofes se subvenciona a cada ciudadano en el pago del IBI por poner energía termo voltaica, como forma de ayudar al enorme coste que supone esta inversión. Aquí ni se les ocurre. ¿No vale el ejemplo de DOS HERMANAS o de Sevilla capital, entre otros muchos?. Insensibilidad total.

Un municipio donde seguimos teniendo alguna calle con nombre franquista, en contra de la ley y de la sensibilidad social, como por ejemplo “almirante Nieto Antúnez”, franquista redomado, jefe de la casa militar de franco y ministro con franco. ¿Cómo vamos a pedirle a otras administraciones que quiten los símbolos franquistas si aquí los mantenemos?.

En fin, que para hablar de municipalismo hay que añadir un matiz: Municipalismo como el que está practicando el municipio A. Y NO municipalismo como el que está practicando el municipio B….

Aquí nuestros concejales se dedican a acaparar la estructura orgánica porque saben que su futuro personal se lo juegan ahí y no en una buena gestión municipal. Por ello me da grima oír “municipalismo “ al configurar equipos de dirección del partido.

Pero lo que quizás no sepan es que las cosas van a estar muy difíciles para ganar las próximas elecciones municipales. Por muchas fotos que se saquen un día sí y otro también: la Ciudadanía cada vez sabe discriminar mejor.

Y desde luego, ya tenemos varias ofertas de la derecha que nos ganan por goleada a populismo. Después que no vengan a lamentarse de que “hay que ver que mala suerte hemos tenido”.

El que siembra recoge. Menuda cosecha nos espera, con estas credenciales, en Alcalá de Guadaíra.