Sonido Wagner
Avanzan hasta que su fuerza se extingue, o hasta que otra fuerza mayor las obliga a refluir. Ese es el dilema y en medio de su realidad estamos.
Eugeni Prigojine, un antiguo bandido que cumplió nueve años en prisiones de la desaparecida Unión Soviética en los últimos años de su existencia como entidad política. Tiene 61 años. Ha pertenecido al partido nacionalista ruso Rodina. Dueño de la empresa Concord que proporciona comida preparada a comedores escolares, hospitales y al ejército regular con concesiones de la administración estatal. Se ha hecho inmensamente rico durante los mandatos de Putin. Actualmente su holding empresarial se estructura en actividades de influencia diversa (29%); paramilitares, compañías de mercenarios a sueldo de países y multinacionales ( 22%); inversiones en negocios propios y ajenos (13%); redes sociales (13%); comunicaciones (10%); actividades directamente políticas, partidos, medios (9%) y otros no claramente catalogables (4%). En el acervo de presencia y acción militar mercenaria, se encuentra en Ucrania desde luego, pero también en unos doce países del Este de África y de modo muy eficiente y militarmente controlado en los países del Sahell como ya he insistido en bastantes columnas dominicales.
Los relatores especiales de la ONU sobre estas presencia mercenarias han llamado la atención sobre la captación de mercenarios en países de América Latina, de modo preferente Mexico, Colombia, Venezuela, Peru y Chile. Algunos analistas rusos, politólogos especialmente, advierten que Prigojine trata de posicionarse en unos los primeros puestos para la transición que ha comenzado a producirse en la cumbre del estado ruso para lo cual lleva a cabo una intensa labor de presencia en sus medios televisivos y en los ajenos como portavoz único y potente de las facciones ultrapatrioticas y antisistema. Ya ha hecho saber que aboga por una militarización completa del país, introduciendo la ley marcial, fusilando a 200 personas como lo habría hecho Stalin, sugiriendo que “ es menester trabajar solo para la guerra y vivir unos años según el modelo de Corea del Norte”. Extraña que se haya podido consolidar ese holding militar en un país donde las sociedades militares privadas están formalmente prohibidas. El general en la reserva y diputado comunista Viktor Sobolev” ha dicho “No entiendo el papel de esta organización. En mi opinión el Estado debe mantener el monopolio absoluto sobre el uso de las armas y de las Fuerzas Armadas”. Pero la situación interna le ha permitido al jefe de la Wagner amenazarlo con sus combatiente que lo volarían en la Plaza Roja y la reacción del Partido Comunista Ruso que se ha desvinculado de la opinión de Sobolev.
No olvidemos la Alemania de 1933 y lo que siguió hasta 1945. Algún analista advierte que en el sistema muy personalizado instaurado por Putin, los conflictos como el descrito desempeñan el papel de contrapoderes que se equilibran. Y la Wagner y su imperio de negocios y beneficios económicos expresa una parte del nacionalismo ultra ruso que necesita una visibilidad política y mediática. Mao, citado por su ministro de Exteriores, Zhou Enlai, consideraba que aunque “hay agitación bajo los cielos, la situación es excelente”. Por otra parte la ola guerrera desatada por la invasión rusa en Ucrania no se detendrá como avala la experiencia de la ley de las fuerzas en movimiento, pues tales olas no frenan en las nubes ni se detienen en el aire. Avanzan hasta que su fuerza se extingue, o hasta que otra fuerza mayor las obliga a refluir. Ese es el dilema y en medio de su realidad estamos.