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Un canto extraño de amistad flamenca

Carta a Alfonso Muñoz Repiso (y a su amigo Ramón Saucedo)

Querido Alfonso. Espero que al recibo de ésta estés ya bien, yo quedo bien A.D.G.

Como bien sabes, Alfonso, Paradas, Marchena y Arahal no son los pueblos por los que yo salía elegido diputado. Digamos que me debía emplear en especial por mi circunscripción que la conformaban un ramillete de pueblos vecinos, hasta siete de las estribaciones de la Campiña con las sierras de Sevilla, Málaga y Cadiz: Algámitas, Coronil, Coripe, Montellano, Morón, La Puebla y Pruna. (Siempre conté dentro de este esquema a Villanueva de San Juan, extrañamente fuera del partido judicial)

Quiso aquel tiempo que conociera a Manolo Moraza (Marchena), a Manolo Bravo (Arahal) y a ti Alfonso (Paradas) los tres alcaldes del Triángulo de las Bermudas político de estos pueblos vecinos. Los tres se embarcaron en el proyecto comarcal de la empresa de la flor cortada para mitigar el paro endémico de esta tierra. Los tres se plantaron en Holanda a estudiar el asunto de los esquejes y pasaron por el Rijksmuseun a contemplar la Ronda Nocturna de Rembrant durante un buen rato, quietos paraos allí delante de la maravilla.

Y pasando el tiempo acabé  siendo Pregonero del Verdeo en Arahal -tras Gala y Cela nada menos-, asiduo a la feria de Marchena y al Macaco de su Santa (antes ligado a la tierra de Luquita , Melchor y Enrique de Melchor, por mi amigo Paco Casero y los principios del SOC y Rey Mago en Paradas).

En Paradas además participé en actos de campaña electoral con Amparo Rubiales, unas locales que perdimos, con José Manuel , el médico de la droga como candidato.

Alfonso ya eras diputado de Hacienda -cargo que ostentó luego otro marchenero, Pepe Alcaide Villalobos y fuiste responsable de la Caja San Fernando fundada por la entidad matriz, la Diputación de Sevilla, sobre un territorio mayor que el País Vasco.

La ligazón con el flamenco de la zona no tiene dudas. Los pueblos que somos limítrofes por aquí venimos cargados de referencias de todos conocidas y me ahorro el corolario de artistas para mentar a uno cuyo talento el mundo del cante tiene débito: Don José Tejada  Martín, «El niño de Marchena», intérprete virtuosísimo del cante de Vallejo y Chacón. Y  de todos, detenerme en uno en común con mi pueblo: Miguel Rubio Vargas, El cotorro de la Puebla y el cantaor por excelencia de Paradas. El autor de las mejores rondeñas que se escucharon en el Hotel Triana, ese corral de vecinos de la Bienal de Sevilla.

En la reunión  de cante jondo en el Arquillo Viejo de mi pueblo creo que le escuché, siendo yo un chavea -que diría Fernando el de la Roda- otra igualmente memorable a Rafael Romero, El gallina.

A propósito, hace unos días parece que espectacular ha sido la de La Repompilla , Amparo Heredia Reyes en la unión hace pocos días, junto a otros cantes bajos andaluces como la farruca y la taranta que interpretaran históricos cantaores como el canario, José Cepero o La niña de los peines .

La alboreá que cantaba otro grande, de los Mananés de La Puebla, Joselero de Morón me trae a la cabeza la fuerza flamenca de esta comarca. Y se volvió a corroborar esa noche con  otra niña de mi puebla, Mª Jesús Bernal. Como hace unos pocos años  Manuel Gerena.

La Unión, ese magnético lugar, de grato recuerdo hace no muchos veranos para Rubito de Pará hijo y Raúl Montesinos. De allí, de ese rincón de Murcia se trajeron sendas Lámparas Mineras para esta tierra.

Alfonso. Hiciste bien no solo en darle calor a la Peña Miguel Vargas, sino en estar cuando eras alcalde y cuando no, que es el mérito de las cosas. Y tú amigo,  tienes ese mérito. ‘Queseleva aajasérsele’ que diria otro Fernando el del Central, al que seguro muchos de Paradas conocen. Pero he traído a la fiesta a una cantaora que acaba de ganar la Lámpara Minera. Y es que quiero recordar en verdad también en esta acto tan sincero y falto de pamplineo y hojarasca a los 62  años de la extraña muerte de Enriqueta Reyes, su tía, la Repompa de Málaga a los 21 años.

Manolo Herrera que ya no está con nosotros físicamente pero que estará seguramente  todas las  noches flamencas de esa peña que tanto lo quiso,  y con quien departí allí -fue la última vez que lo vi- hace tres años invitados los dos , por la directiva de la peña, para la que no puedo más que reconocer y reconocerme. Fue Manolo, como te decía, querido Alfonso, quien me confesó con voz queda, el misterio de esa muerte de  golpe y porrazo .

Seguramente, una cantaora, La Repompa que podría haber sido una Paquera o una Fernanda, según gente nada exagerada y bien conocedora del flamenco. Mairena y el Camarón la siguieron. El primero, junto con Fosforito habla de sus referencias reales con la Pirula.

En fin, gloria a esos tangos de la  niña del barrio del Perchel malagueño, que cantó por bulerías y fandangos cuando solo estaban de moda seria, las malagueñas. Palo que , décadas después, daría de si de manera exponencial en la publicación de un doble disco de hasta 34 tipos distintos, el cantaor morisco Diego Clavel, homenajeado como tú, Alfonso, este julio pasado en su Puebla. Tardío pero cierto, el Ayuntamiento le ha dado su sitio.  En esta tierra nuestra o calvo o dos pelucas. No tenemos arreglo, Alfonso.

Bueno lo de su sitio es un decir, en la Plaza de las Melias de la Puebla, donde estaba desde 2002 una escultura de Luis Cernuda que regalamos desde la Diputación al ayuntamiento con motivo de centenario de su muerte- al igual que  a otro ramillete de localidades entre las que se encuentra Utrera , Rinconada, Dos Hermanas (Plaza de la Mina), Alcalá de Guadaira (Parque Centro) y Tomares – han colocado una escultura de Diego. Como si no hubiera otras plazas y lugares. En fin ¿a quién le importa Cernuda, verdad? El seguirá en la sección española del Panteón Jardín de Ciudad de México. Exilio sobre desmemoria y agravios gratuitos gracias a la desidia y la ignorancia de la ingrata muchedumbre que diria el filósofo. La Desolación de la quimera tiene aquí su estrambote.

Que se se sepa, en el resto de los pueblos sigue en pie. Y en el cincuentenario de su muerte se han celebrado ciclos conmemorativos  alrededor de estas esculturas.

Tiene mala suerte Cernuda con los extremos. En Sevilla no pudo colocarse en la época de Alejandro Rojas-Marcos en la plaza  de Molviedro dos esculturas, una en un balcón de un edificio del entonces Monte y otra representando un desnudo masculino  en el centro de la plaza. Por lo visto esto ofendía a una procesión que pasa por allí. El artista que realizó ambas, es Hijo Predilecto de la ciudad, Medalla de Andalucía Miguel García Delgado. Anda que si llega a ser un artista desconocido lo corren a capirotazos. Ya no era comisario de la ciudad de sevilla Jesús Aguirre. Ni el alcalde Manolo del Valle. Eso fue definitivo.

Este artista, querido Alfonso, es el autor de la escultura de Dolores Jiménez Alcántara, La Niña de La Puebla en la Plaza Nueva de La Puebla delante de la cual cantó Juan Valderrama (donde  también, unas placas agradecidas recuerdan  a un dramaturgo local, Salvador Cabello y a un humorista solidario, Paco Gandía) y que colocamos con ella en vida. Miguel también es el autor de los seis bustos de Cernuda que donamos a los pueblos y del conocido monumento a S.A.R. Dñª María de las Mercedes de Borbón en el Paseo Colón de Sevilla.

Especial recuerdo guardo del juego Secreto la obra que le encargamos desde la Diputación para el Premio Tomás y Valiente de la Concordia, que entregamos la junta de portavoces del gobierno provincial al Ayuntamiento de Ermúa y a su alcalde Carlos Totorica y que desde entonces allí reside en el hall de entrada del ayuntamiento, debajo de la escalera principal.

Bueno, Alfonso, la traigo a colación con motivo de ese otro aniversario que debemos recordar este agosto. Como recordamos a Federico cada agosto, ya son 85 de aquello del barranco de Víznar. Ya sabes Alfonso: por rojo, masón y maricón. Cernuda que peleó en Guadarrama y que fue miembro destacado de las Misiones Pedagógicas de la República, le hubieran hecho lo mismo. Aunque hay muchas maneras de matar a los poetas y a su memoria.

Por cierto, el garrotin tampoco es habitual en los festivales ya, como algunos de los cantes que aquí hemos recordado. Menese lo cantaba, como la cantiña y la petenera y la mariana, tampoco habituales ni ahora ni  nunca, como el polo y la caña, a pesar de formar parte de un grupo de cantes que se premiaban expresamente en el festival de Granada de 1922.

Recordar a Federico y el flamenco es recordar otro verano de 1922 en Granada y el concurso que ganara el Diego Bermúdez Cala, El Tenazas de Morón, participara y fuera igualmente premiado el niño Manuel Ortega, el Caracol.

Allí con la direccion  de Falla, con Turina de por medio. En el jurado y la presidencia Don A. Chacón,  con invitados como Zuloaga, Gómez de la Serna como presentador, Neville, Santiago Rusiñol…

Tantos veranos después estamos con el flamenco primitivo y el rasgo de una Andalucia que se expresa con su arte grande que ha llegado ya a ser reconocido como Patrimonio Universal de la Humanidad.

Todos ellos tuvieron razón y Federico su cabeza pensante, el enganche necesario con todos los genios musicales y de todas las artes, en el momento oportuno. Hasta J. R. Jiménez firmó la carta al ayuntamiento de Granada pidiendo la subvención de 12 mil pesetas.

He tenido, como sabes Alfonso, en estas últimas décadas la ocasión de participar en las iniciativas de la peña en diversas tareas culturales, todas ligadas al buen hacer de nuestro querido Manolo Martin Alcaide, el presidente de entonces y al que tanto cariño guardo sobre todo desde su gesto en el acto que recibí en la Peña el Chozas de Sevilla.

La Peña M.V, a lo largo de las sucesivas semanas flamencas – mucho más que un festival- ha desarrollado un panel de actividades con primeros espadas del mundo de la critica, de los artistas de cante, el baile y la guitarra, amén de homenajes importantes a figuras ilustres de este ámbito. He sido agradecido protagonista directo de estos hechos en Paradas, en su semana, en su peña.

Y Alfonso, tú no ha sido un añadido obligado, un alcalde con quien al final hay que contar. Desde siempre, con tu bonhomía y capote corto, no te quedaste en el burladero. Tus acciones directas en el monumento a Miguel Vargas, en el cementerio de San Antonio, tus participaciones y gestiones con su peña hace que no se te olvide con el pasar del tiempo. De hecho ese acto de la otra noche , esas actividades del 2021 lo corroboran. El reconocimiento de tus amigos, de tus compañeros del partido socialista del que fuiste responsable de propaganda en la federación minera asturiana, donde se templa el acero.

“ Hay una lumbre en Asturias/ que calienta España entera/ es que allí se ha levantado toa la cuenca minera” decía la canción .

De tus queridos paisanos que tantas veces te votaron a tí y a tus ideas abarcan este paisaje que describimos desde el respeto y el agradecimiento  a ese personaje singular, que nunca dejó su patria chica -cuando podía haberse instalado en unos escalones de la administración de relumbrón.

Y que desde ella – su Paradas- supo hacer política cultural sin fronteras ideológicas y con una amplitud de miras que traen este homenaje celebrado a él y a Ramón su concejal amigo y con la cultura a cuestas, hoy a la palestra.

Algo tendrá el agua cuando la bendicen, claro.

Hay que ser singular y valeroso para poner por encima de todo el talante personal que Ramón y Alfonso dieron a la sazón al pueblo que los hizo representantes de sus anhelos y deseos.

Dale las gracias, Alfonso, a la organización por invitarme de nuevo a participar esa noche de luna llena en el atrio de la ermita de San Albino.

Al ayuntamiento de Paradas que a través de los años y cuando los bolos teatrales me han dejado en esta orilla, han estado a la altura también en eso. Y a la Diputación de Sevilla, que representada por su presidente Fernando RodrÍguez Villalobos, compañero y sin embargo amigo, estuvo presente en ese sentido homenaje que vivimos contigo y por tí el sábado 21 en tu Paradas y con tu peña de la que fue presidente el amigo Ramón Saucedo varios años.

Me referí entonces y te recuerdo ahora,  a Marco Tulio Cicerón en ‘De Senectute’, un pequeño ensayo sobre el aprovechamiento de la edad tardía – la llamada vejez- dedicado a Pomponio Ático, su amigo o tal vez no tanto, en el que trata de probarle que la vejez nada tiene de temible y si de aprovechable,  como antídoto a otras maneras menos productivas para la sociedad en este estadio de la vida: en lo de la sabiduría y en el  saber conversar.

Alfonso lo sabes, los demás lo reconocemos en tí y seguro que tu amigo Ramón estará de acuerdo en todo esto, allá desde la lontananza en la que esté ahora asomao como cirineo complaciente de otra historia compartida por esta zona, la de la devoción por el Nazareno.

El chavea que presentó aquello, Alfonso, digno nieto de Ramón, en un tono litúrgico, de letanía antigua y sin afectación dijo: “en el homenaje a Diego del Gastor, salió una locomotora: el Galli. Un aplauso “ fue el quite de la noche. Vaya con el niño…

Cantó el Galli  una siguirilla con letra y tono del gran Curro Mairena, al que creo que vi con Juan Talega siendo yo chico, en el Arquillo Viejo: “debajito e romero, pongo yo la llave/ pa cuando venga mi hermanito Antonio no venga a buscarme, bajito e romero, pongo yo la llave”

Despido ésta Alfonso, deseándote lo mejor y como lo haría mi entrañable y siempre recordado amigo Miguel Acal:

¡Salud y libertad!