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Un 28 de Octubre, hace 34 años

Victor Arrogante_2
Víctor Arrogante

El 28 de octubre de 1982, hace 34 años, se celebraron en España elecciones generales anticipadas, las terceras en el nuevo sistema. El Partido Socialista Obrero de España, liderado por Felipe González, consiguió la mayoría absoluta en el Congreso, con 202 escaños (de 350) y 48,11% de los votos y 134 senadores. El PSOE ya había ganado otras elecciones durante la Segunda República. Comenzaba otra historia.

La coalición de derechas formada por Alianza Popular y el Partido Demócrata Popular, liderada por el ex ministro franquista Manuel Fraga, se quedó con el 26,36% de votos. Frente al éxito alcanzado por los socialistas, el hundimiento de la Unión de Centro Democrático (de Landelino Lavilla), víctima de las luchas internas, perdiendo 157 escaños y prácticamente su desaparición de la vida política. El Centro Democrático y Social, de Adolfo Suárez, consiguió 2 diputados. ¡Quien lo hubiera dicho!

El 28-O, el PSOE obtuvo 10.127.392 votos y 202 diputados, que se dice pronto.

El Partido Comunista también sufrió una debacle electoral; perdió más de un millón de votos y 19 escaños, quedando en la irrelevancia política, con 4 escaños y una importante crisis interna. Nacía el bipartidismo político, coexistiendo con los nacionalistas; y hasta ahora.

El 28-O, el PSOE obtuvo 10.127.392 votos y 202 diputados, que se dice pronto, si tenemos en cuenta que en los últimos comicios del 26 de junio, obtuvo 5.443.846 y 85 escaños (menos 4.683.546 votos y 117 escaños). Por su parte Alianza Popular, consiguió 5.548.107 y 107 diputados. Ahora, el PPo sucesor, ha conseguido 7.941.236 votos y 137 diputados. La derecha ha dado la vuelta a la situación. Bien es cierto que son otros tiempos y el PSOE, de ser el partido que puso en marcha el Estado de Bienestar en España, ahora, sin fuerza, ideológicamente errático y con una estrategia de claro entreguismo, absteniéndose, ha permitido que el PP siga gobernando, bajo el argumento de que no pueden celebrarse unas terceras elecciones. Lo cierto es, que es ante el riesgo de perder más apoyo electoral todavía. Perder hoy, por no perder mañana, tiene corto recorrido.

Mariano Rajoy, sin mayoría absoluta, apoyado decididamente por Ciudadanos, fortalecido en su confianza, va a seguir haciendo su política de recortes. Ya ha dicho; no permitirá la derogación de las grandes leyes de la anterior legislatura. «Suspender sí, derogar no», asegura refiriéndose a las leyes más discutidas del rodillo de la mayoría absoluta. El presidente del gobierno, ofreció diálogo al tiempo que exigió que la abstención en la investidura, se convierta en estabilidad para su gobierno. Rajoy no quiere dar ni un solo paso más allá de los acuerdos que firmó con Ciudadanos. Reclama «un Gobierno en condiciones de gobernar, no un Gobierno gobernado» y lo dice como amenaza, marcando sus líneas rojas: déficit, reforma laboral y unidad de España.

 

A lo que vamos, el primer gobierno socialista, presidido por Felipe González y con Alfonso Guerra como vicepresidente, surgido en las elecciones de aquel 28-O, desarrolló una política orientada, por un lado, a profundizar y asentar la democracia.

 

En política se puede defender una cosa y la contraria, ya lo sabíamos, pero bien nos lo ha enseñado Antonio Hernando en estos días. El pacto que será la guía para el nuevo gobierno lo pone de manifiesto. Albert Rivera, declara que comparando los dos pactos firmados por su formación (en febrero con el PSOE y ahora con el PP), coinciden en 100 de las 150 medidas acordadas. Parece ser que no es exactamente así. El Objetivo de la Sexta, detecta que hay 80 medidas firmadas por PP y Ciudadanos que coinciden plenamente con las pactadas por el partido de Albert Rivera con el PSOE, pero hay 20 en las que, a pesar de tener algo en común, les separan grandes detalles, sobre todo en materia social. Además, este acuerdo que es de investidura, recoge sólo 150 medidas, frente a las más de 500 iniciativas que planteaba el pacto del PSOE y Ciudadanos.

A lo que vamos, el primer gobierno socialista, presidido por Felipe González y con Alfonso Guerra como vicepresidente, surgido en las elecciones de aquel 28-O, desarrolló una política orientada, por un lado, a profundizar y asentar la democracia, y, por otro, a impulsar una importante serie de reformas, entre las que destacaban la profesionalización de las Fuerzas Armadas, la consolidación del Estado de las Autonomías, la reforma educativa, las medidas de saneamiento económico y el impulso a una legislación modernizadora en temas como la despenalización del aborto y la igualdad de la mujer. Todo ello permitió crear un nuevo clima de confianza ciudadana hacia las instituciones. Otro aspecto de gran relevancia, en esta primera etapa, fue la plena incorporación de España a las instituciones internacionales occidentales y, muy especialmente, la adhesión a las Comunidades Europeas, que se produjo el 12 de junio de 1985, entrando en vigor el 1 de enero de 1986. España dejó de ser un país aislado y se convirtió en una de las naciones más activas en los foros internacionales.

Recuerdo aquel referéndum sobre la OTAN, en el que siendo apoderado del PSOE, llevaba mi papeleta del NO en el bolsillo, que rompía la disciplina de voto.

En este tiempo el partido ha adoptado importantes decisiones, ante la oposición y la crítica de militantes y otras fuerzas de la izquierda política. Para Antonio Hernando, el tiempo ha dado la razón al partido. Ha resaltado, que el PSOE en numerosas ocasiones ha sido acusado de traidor y de echarse en brazos de la derecha, desde que en 1979 renunció al marxismo, acometió después la reconversión industrial, reformó el sistema de pensiones, pese al «desgarro» con el sindicato hermano UGT. Apostó por la entrada de España en la OTAN, o firmó dos pactos contra el terrorismo, estando en la oposición, con Aznar y con Rajoy. «Pero el tiempo nos dio la razón», dice. Y así, en su opinión, volverá a pasar ahora, tras investir presidente a Rajoy, representante de un partido antisocial, reaccionario, implicado al menos en cinco causas judiciales en calidad de partícipe a título lucrativo, responsable civil subsidiario e investigado penal por blanqueo de capitales. En total, más de treinta procesos abiertos.

No creo que el tiempo haya dado la razón a nada, sino que el tiempo todo lo cura, incluso cubriendo los acontecimientos con un manto de olvido. Recuerdo aquel referéndum sobre la OTAN, en el que siendo apoderado del PSOE, llevaba mi papeleta del NO en el bolsillo, que rompía la disciplina de voto. Quien defiende lo uno y lo otro con el mismo ardor, no dice que por el camino se ha quedado buena parte de la dignidad y la decencia política y la coherencia ideológica. También cinco millones de voluntades y confianza ciudadana, además de militantes, que hemos ido dando la espalda y el apoyo al PSOE, con cada decisión, que según Hernando «les ha dado la razón»

El triunfo del PSOE, venía a consolidar la democracia y significaba el regreso al Gobierno de los vencidos de 1939. 

 

34 años han pasado de aquella imagen de Felipe González y Alfonso Guerra en la ventana del hotel Palace, saludando a la militancia y simpatizantes socialista. Se han cumplido 34 años de la histórica victoria en las elecciones generales de 1982. El triunfo del PSOE, venía a consolidar la democracia y significaba el regreso al Gobierno de los vencidos de 1939. Teníamos la sensación que había triunfado la libertad. Hoy todo parece ser irresponsabilidad, Antonio Hernando, nuevo portavoz del PSOE en el Congreso llega a decir: «Sr. Rajoy, usted no es el presidente que España merece» y pese a la afirmación le hacen presidente.

La gran fiesta socialista se prolongó hasta la madrugada, titulaba El País en 1982. «El espectáculo en Madrid era indescriptible y emocionante». Eran momentos de confraternización en los que la gente se abrazaba y brindaba por la esperanza que en ese momento comenzaba a tener visos de realidad. «Muchos automovilistas exhibían banderas nacionales con el emblema de la Constitución junto a la del PSOE». Era una explosión de júbilo de todos. Sabíamos que pertenecíamos a una nueva generación y había ganado un partido que era capaz de despertar las esperanzas e ilusiones de miles de personas. Todo pasa y algo queda. «Caminante no hay camino, se hace camino al andar…» (Antonio Machado)

El PSOE obtuvo una mayoría absoluta, que permitía a la izquierda regresar al poder en España después de la guerra fraticida y la dictadura franquista. En el periodo de la Transición, se hizo lo que se pudo; también podía haberse hecho de otra forma. Con el transcurso de los años los modelos se quedan obsoletos y caducos y hay que cambiarlos. Aquel modelo, pudo servir entonces, hoy no sirve y hay que superarlo.

La conmemoración de esta fecha histórica, ha coincidido con la investidura y la decisión que ha adoptado el Comité Federal de entregar el Gobierno al PP vía abstención.

 

No hay justificación alguna, para que representantes del PSOE, otorguen gobierno y poder a su contrincante o enemigo político natural.

 

Indistintamente de la interpretación interesada que quiera darse, lo cierto es que la abstención de 68 diputados y diputadas del grupo socialista (frente a 15 que han roto la disciplina), han permitido que Rajoy sea presidente del Gobierno. Pedro Sánchez ha entregado su acta de diputado para no desobedecer al Comité Federal y mantener su «No es No», algo encomiable que le acredita con dificultades para el futuro. No es por España ni por responsabilidad, es por la desviación ideológica y la estrategia diseñada para que la derecha continúe con su política, con las clásicas presiones de estamentos políticos, empresariales, incluso militares. No hay justificación alguna, para que representantes del PSOE, otorguen gobierno y poder a su contrincante o enemigo político natural. Cosas que no sabré explicar, en el ya corto futuro que me espera. Mi indignación y enfado da paso a una gran tristeza.

Ya lo habíamos vaticinado, El Partido Popular ha conseguido lo que quería. Ha investido a Mariano Rajoy con los votos de 170 diputados (PP, Ciudadanos y Coalición Canaria), 111 en contra y las 68 abstenciones del grupo socialista. Todo el poder para los populares, que no piensan cambiar sus leyes aprobadas en la anterior legislatura. Rajoy no está dispuesto a derribar lo construido; porque son las leyes que hacían falta y porque la Unión Europea impone los recortes y hay que cumplir con sus «recomendaciones».

De aquel triunfo hace treinta y cuatro años, hoy el PP feliz, el PSOE hundido y Unidos Podemos elevado a la primera fuerza de la oposición. No se si el tiempo les dará la razón, pero de lo que estoy seguro es de que el PSOE volverá a pagar la decisión, perdiendo más confianza y apoyo de la ciudadanía.

 

 

*Víctor Arrogante es Profesor y columnista.