The news is by your side.

De varones y Baronesas

Lola Álvarez, Periodista
Lola Álvarez

Mi colega John Carlin, lo ha podido decir más alto pero no más claro. El otro día, en su columna de El País, afirmaba que en Inglaterra había llegado la hora de las mujeres. Y argumentaba cómo tras el desastre del Brexit, protagonizado por el premier Cameron y sus compañeros de farra parlamentaria: Johnson, Corbyn, Gove y Farage, resulta que son mujeres quienes van a protagonizar el día después. Porque de los “ellos” no quedará ninguno. Unos porque, oliéndose el desastre, han dimitido los muy cobardes y otros porque se han visto obligados a hacerlo, por vergüenza torera o ajena. Lo cierto es que va a coincidir que la primera fila de la política inglesa estará, en breve, en manos de mujeres, sin contar a su graciosa majestad la ya casi eterna Reina Isabel II.

 

Un equipo de mujeres para enderezar un tremendo e histórico desatino del que ya se está arrepintiendo hasta el mismísimo fantasma de la Torre de Londres. 

Tomen nota porque va a ser tan interesante como curioso. Al frente de los conservadores, sustituyendo al melifluo Cameron, estará Theresa May. En el otro lado, el laborista Jeremy Corbyn, tras su ambigua y criticada campaña, ya está tardando en dejar el puesto a su compañera Ángela Eagle y, finalmente, en Escocia, donde eligieron hace poco como jefa de gobierno a la independentista Nicola Sturgeon, ferviente defensora de la permanencia en la Unión Europea, que no ha perdido un segundo en llamar a Junkers y pedirle, formalmente, que aunque el referéndum haya salido como ha salido, Escocia quiere seguir formando parte de la UE. Todas con una larga carrera, profesional y política, a sus espaldas y en la mitad de la cincuentena. Un equipo de mujeres para enderezar un tremendo e histórico desatino del que ya se está arrepintiendo hasta el mismísimo fantasma de la Torre de Londres.
Ellas serán las que tendrán que lidiar con el post-brexit. No les arriendo las ganancias, pero estoy segura de que siendo como son: prácticas, sensatas, responsables y muy preparadas, lo harán bien, mejor que sus compañeros varones. En la otrora pérfida Albión es la hora de las Baronesas y allí no tienen ningún reparo en llamarlas por su nombre. Como decía el lúcido e irónico Carlin, “la testosterona no les ha servido bien a los británicos. Con suerte para su país les tocará a ellas, arreglar el lío monumental que ellos le han dejado”
Mientras tanto, por estos lares van pasando los días de calores y reuniones pre-pactos y los medios siguen empeñados en llamar barones a las baronesas y a ellas pareciera que no les importa el asunto, y creo que debiera.
Francamente, a mi me molestaría que llamándome Susana, María Dolores o Luisa Fernanda, me metan en el grupo de los barones, por mucho poderío que ellos tengan. Las baronesas también existen y convendría nombrarlas, con todas sus letras. Alguien dijo que la sociedad expresa con el lenguaje la realidad que vive. Pues eso, digámoslo, escribámoslo, con todas sus letras, que lo mismo que hay barones, también hay baronesas.

Lola Álvarez