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Definición de machismo

Jose Manuel Sanchez Fornet
José Manuel Sánchez Fornet*

La Real Academia Española (RAE) define al machismo como la actitud de prepotencia de los hombres respecto de las mujeres. Se trata de un conjunto de prácticas, comportamientos y dichos que resultan ofensivos contra el género femenino.

El machismo es un tipo de violencia que discrimina a la mujer o, incluso, a los hombres homosexuales. También puede hablarse de machismo contra los denominados metrosexuales o todo aquel hombre cuya conducta exhibe alguna característica que suele estar asociada a la feminidad.

A lo largo de la historia, el machismo se ha reflejado en diversos aspectos de la vida social, a veces de forma directa y, en otras ocasiones, de manera sutil. Durante muchos años se negó el derecho a voto de la mujer, por ejemplo. En algunos países, por otra parte, todavía se castiga el adulterio de la mujer con la pena de muerte, cuando a los hombres no les corresponde la misma pena.

La sumisión de la mujer a su marido aún suele ser vista como un valor positivo. Hay quienes sostienen que una mujer alcanza su plenitud cuando se casa y se convierte en ama de casa para atender a su esposo y a sus hijos. Otro reflejo del machismo instaurado en la sociedad aparece en frases como “María es la mujer de Facundo”, ya que la oración inversa no es usual (“Facundo es el hombre de María”). La mujer aún es vista como una propiedad del hombre.

Las publicidades sexistas (con mujeres escasas de vestimenta para incentivar la venta de productos) son otra muestra del machismo.

Se ha producido un debate social sobre el machismo que impera en nuestra sociedad, al hilo de unas fotografías de las socorristas de Gijón, que han circulado ampliamente por las redes sociales. Entre los distintos comentarios sobre dichas imágenes los hay de todo tipo: zafios, machistas, miserables y otros que no entran, según mi criterio, en ninguna de las categorías anteriores, pero que, aprovechando esta ola de llamar machista cualquier cosa que no le guste al propio/a de turno, es utilizado profusamente por unos y otras que se creen con capacidad para definir y decidir qué es o qué no es machismo. Hay verdaderos ayatolás censurando o no lo que ello/as mismo/as deciden que es machismo, o sexismo, sexismo, cosificación femenina, etc., que existe, pero que no es todo lo que los ayatolás de esta nueva religión no escrita que pretenden imponer dicen que es.

 

socirristas_gijon

 

Desde la definición que hace la RAE, que unas socorristas en la playa de Gijón sean jaleadas con comentarios en las redes, en sí mismo no es machismo, y hay que entrar a analizar cada comentario para saber dónde hay machismo y donde no, porque se puede comentar sin ser machista.

Machismo puro y duro seria aludir a su incapacidad profesional para desarrollar dicha tarea, lo que entre los muchos comentarios que he visto no he encontrado. Sí hay comentarios sexuales y zafios, que por serlo son machistas, pero un comentario jocoso o irónico sobre ellas, que sería igualmente comentado por mujeres y hombres homosexuales sobre otros socorristas hombres de aspecto físico elegante no puede ser, por sí mismo, machismo.

Aconsejo a los ayatolás de la nueva religión asomarse más a las redes sociales, en especial a Instagram, y comprobar que, además de muchas mujeres, actrices, modelos que suben sus fotografías ligeras de ropa, para hacerse publicidad o porque les da la gana en uso de su libertad (que los ayatolas quieren cercenar decidiendo qué pueden o no subir) hay también mucho “musculitos” de gimnasio que presume de ello, y cuyas fotografías son comentadas por mujeres y hombres con todo tipo de frases, insinuaciones mordaces, ironías o directamente con propuestas de conocerse virtual o personalmente. Y no hace falta que haya músculos, basta un uniforme de bombero, fuerzas de seguridad (Policía Guardia Civil, Ertzaintza, Mossos, local…) que hay muchas normalmente realizando controles, y se les vea o no el rostro, sea más o menos musculoso el cuerpo del agente, todas ellas, por el uniforme o por consideración a su labor, llevan cientos de corazones o “me gusta” y comentarios de todo tipo sobre ellos de hombres y mujeres, unos de un cariz y otros de otro, el que cada uno/a quiere darle y hasta donde esté dispuesto a permitir el que se exhibe. Lo de “me dejaba detener por ti” a policías o “trae tu manguera y sofoca mi fuego” lo he leído en más de una ocasión ante sus fotografías, provocando chanzas y aplausos de otros participantes, normalmente mujeres, y no sé si ese comentario es un feminismo excesivo que sería equiparable al machismo o no, pero por cómo se interpreta en las redes no pasa de ser un comentario subido de tono, o no, según como lo acepte quien lo recibe.

También hay mujeres policías y guardias civiles, de España y de otros países, que aparecen ahí con uniforme y en ropa de calle, bañador, etc., y reciben piropos y comentarios normalmente simpáticos de quienes las siguen. No es lo mismo decir “por ti me dejaría detener” o “me ahogaría varias veces”, que se dice por ellos y ellas a ellos y a ellas indistintamente, que un comentario soez y desagradable que es donde empieza el machismo, en la creencia de la superioridad, que no es lo mismo que constatar que físicamente te gusta otra persona, ya sea desde un punto de vista heterosexual, gay o lesbiana.

 

Hay un grupo de personas que ha decidido que es machista todo lo que a ellas les parezca que lo es, sin más criterio que su opinión, que la dignidad de todas las mujeres es lo que ellos/as decidan

 

Se da la circunstancia de que hay quienes te llaman machista por comentar sobre las socorristas de Gijón (lo de “algunos se han ahogado varias veces…”) cuando el comentario vale igual si fueran hombres (y de hecho ocurre a diario en las redes), pero ellas tienen en su Facebook imágenes como la de Nadal en una hamaca en sugerente descanso, o el cuerpo de una mujer desnuda en forma de árbol. Quien te acusa de machista o de cosificar a la mujer por comentar las fotos de las socorristas no creen que estas fotos expuestas por ellas cosifiquen a la mujer ni sean machistas, claro, con lo que el objetivo de defender la igualdad ha desaparecido y es legítimo solazarse la vista si eres mujer o gay con una foto del imponente Nadal y es machismo si lo haces con una socorrista. Y esa “religión” pretenden imponernos alguno/as ignorantes. Y por ahí no paso.

Imagen 1 Viñeta y Foto difundidas en redes sociales por dos mujeres que consideran que las fotos de las socorristas de Gijón son machismo y cosificación de la mujer. Imagen 2

En la difusión de las fotografías de las socorristas de Gijón hay quien quiere ver un atentado contra la propia imagen de las afectadas. Yo no lo veo así. Son funcionario/as públicos contratados como interinos, están en bañador en una playa donde trabajan y no se les ve las caras (al menos en las fotografías que yo he visto), por lo que no veo infracción, y menos cuando cualquier persona que las ve rememora una famosa serie de TV con socorristas imponentes (perdón por el machismo) en bañador rojo. A mí lo que me llama la atención es que hayan coincidido en contratar a 3 – 4…? mujeres que, salvo que estén juntas, no se diferencian en nada, es decir, parecen gemelas, cuando en las bases de convocatoria no existe ninguna exigencia de aspecto físico, color de pelo, etcétera, aunque al verlas parece que además de por sus capacidades, que sin duda las tienen, el patrón físico ha podido ser tenido en cuenta en la selección. Eso puede ser una coincidencia, o no (¿si digo que afortunada coincidencia para los hombres y lesbianas que hayan estado en la Playa de Gijón, es comentario machista?) dependiendo de la profesionalidad del tribunal seleccionador, cuyas bases enlazo seguidamente para general conocimiento.

 

Hay un grupo de personas que ha decidido que es machista todo lo que a ellas les parezca que lo es, sin más criterio que su opinión, que la dignidad de todas las mujeres es lo que ellos/as decidan, y entienden que es digno que una mujer viva en una chabola, sin luz, agua, alcantarillado ni dinero para la elemental subsistencia, pero si decide hacer uso de su cuerpo prostituyéndose para cambiar esa situación eso es indigno, cosifica a la mujer y por lo tanto debe prohibirse. Esta es la misma “religión” que la del otro extremo que prohíbe abortar desde el minuto uno del embarazo porque el feto ya tiene vida y es obra de Dios. Unos y otras quieren imponer su voluntad y su moral sobre todas las mujeres ignorando lo elemental: la libertad de ellas para decidir. Ocurrió con la polémica de las recogepelotas del torneo de Tenis de Madrid: cosifica y es machista. Falso. Cosifica a la mujer aquello que no haga nunca el hombre, por ejemplo usarla siempre para anuncios de planchas o lavadoras, pero hacer de recogepelotas es ganar espacio a trabajos que siempre han hecho los hombres; les pagan bien y quieren hacerlo ¿quién decide sobre ellas y su trabajo? ¿Quién les paga el salario que cobran ahí si por falsas razones de dignidad femenina se les prohíbe hacerlo? Las mujeres necesitan menos talibanes de la moral decidiendo por ellas y más libertad y apoyo en lo que cada una de ellas decida hacer.

 

No todo es machismo y quienes abusan y lo arrojan como una balda de cieno sobre comportamientos de otro tipo es como la mujer que aprovecha la ley contra la violencia de género denunciando maltrato falsamente.

 

La historia por la igualdad parte del principio de libertad y no es justo aprovechar esa lucha de siglos para tratar de imponer nuevos límites a las mujeres, porque el primer escalón de la igualdad es la libertad, y no se consigue si alguien decide imponer una doctrina sobre lo que es o no digno, o sobre si tienen que llevar o no bañadores para impedir algunos comentarios machistas (y otros muchos que no lo son) y que, como se puede comprobar empíricamente en las redes sociales, se producen igual si son jóvenes musculosos y no mujeres quienes  ejercen de socorristas. Mucha presión social de ignorantes y medios de comunicación endosando la etiqueta de machismo a comportamientos que no lo son, pretendiendo imponer una norma sin líneas definidas a las mujeres y negándoles su libertad a decidir qué es machismo y qué no. Es una moda. Políticamente correcto y quien discute los términos, las líneas rojas de ese combate por la igualdad es condenado al anatema ¡machista! No todo es machismo y quienes abusan y lo arrojan como una balda de cieno sobre comportamientos de otro tipo es como la mujer que aprovecha la ley contra la violencia de género denunciando maltrato falsamente. Gente miserable el que maltrata, la que denuncia en falso, el machista y quienes acusan de serlo a personas que no lo son; todos comportamientos despreciables con distinto nivel de gravedad. Ninguna persona es mejor que otra por su raza, sexo, color, religión, formación, riqueza, o cualquier otra circunstancia personal o social;  todas deben ser libres en elegir el rumbo de su vida y uso de su cuerpo limitándose esa libertad solo cuando entre en colisión con derechos de otra persona. Una mujer tiene derecho a exhibir una fotografía suya con poca ropa en las redes sociales y un hombre tiene derecho a comentarla, y al revés, él exhibirla y ella comentarla, sometidas a las reglas de la red y a los límites legales sobre pornografía, que se aplican a la imagen y al texto o comentario que se haga. Sobre el buen o mal gusto no hay leyes, es cuestión de educación y formación de cada cual.

 

El feminismo como lucha de la mujer por sus derechos, por la igualdad en derechos sociales, civiles y políticos con el hombre, explosionó en 1968, a la vez que se levantaban los ladrillos de Paris. Antes, en 1898, Adolfo González Posada y Biescas, (1860 – 1944) catedrático de Derecho Político en las Universidades de Oviedo y Madrid, escribió un libro que tituló “Feminismo”, que era un compendio, después ampliado, de la necesidad de avances de las mujeres para su equiparación con el hombre. Un prestigioso jurista y sociólogo que en una sociedad patriarcal y misógina habló de feminismo en un libro exigiendo, entre otras cosas, derecho al voto y a la coeducación. Aunque ya habían escrito a favor de los derechos de la mujer escritoras como Josefa Amar y Borbón o Concepción Arenal, el término feminismo comenzó a conocerse gracias a Adolfo Posada, aunque antes, en su libro “la esclavitud femenina” editado en 1869, John Stuart Mill había abordado una profunda reflexión sobre los derechos de la mujer en la sociedad y la igualdad con el hombre pero sin denominarlo feminismo.

 

La sociedad española sigue teniendo comportamientos machistas, heredados de una cultura y tradición que no ha hecho el esfuerzo de educar en la igualdad.

 

Esas personas que acusan de machismo por cualquier comentario de un hombre sobre una mujer, que se produce igual de una mujer hacia un hombre al menos en las redes sociales, no saben de lo que están hablando y evidencian su ignorancia. La sociedad española sigue teniendo comportamientos machistas, heredados de una cultura y tradición que no ha hecho el esfuerzo de educar en la igualdad. Pero los excesos de quienes consideran machismo todo, de quienes creen que lo es una actuación que a la inversa, de una mujer a un hombre es aceptable, no están ayudando al movimiento feminista y contra el machismo, que siempre entendí que trataba de conseguir la igualdad desde la libertad. Con la crítica tan absurda que hacen algunas presuntas enemigas del machismo, personas que estamos comprometidos con la igualdad desde que tenemos uso de razón nos alejamos de esa lucha porque se está desviando el objetivo, que no era luchar para subordinar la libertad de las mujeres a los caprichos de los nuevos ayatolas y sus talibanes, que llegan a negar a los “no expertos” que podamos opinar sobre esto, que forma parte esencial de nuestra convivencia y nuestra vida. No sé dónde se obtiene el título de “experto” en machismo pero yo no le reconoceré a nadie, ni hombre ni mujer, más capacidad ni sabiduría que la que me dicte mi conciencia y capacidad de raciocinio sobre el particular.

 

*José Manuel Sánchez Fornet es  Policia. Ex Secretario General del SUP. Portavoz en Andalucía del Observatorio contra la Corrupción.

@sanchezfornet