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Derrota masiva del machismo

Esta huelga es manifiestamente mejorable, pero ha sido una victoria sin precedentes.

El 82% de este país comparte la huelga feminista, y España ha liderado en Europa con diferencia la respuesta de este 8M, reconocido por medios internacionales, estaba en el guion, ya que estamos padeciendo uno de los mayores saqueos y ofensivas de la historia contemporánea. Los indicadores de violencia y deterioro, donde están presentes las mujeres, han alcanzado tales niveles que nos han forzado a salir a la calle a denunciar.

El movimiento feminista ha madurado, se ha extendido como una mancha de aceite biológico extra, ha entrado por todas las rendijas, ha tratado de igual a su adversario, ha desenmascarado a los oportunistas, ha evidenciado las carencias políticas y sociales de algunos, ha hecho el relevo generacional impecablemente, sin las dificultades para gestionar procesos que se dan en otros espacios masculinos. Y además con gran generosidad de la mayoría de las feministas históricas, dando un paso al lado, sin retirarse un milímetro para transferir experiencias.

Este 8M ha cerrado el ciclo del minuto de silencio, del regalo de una flor en dicho día, de las felicidades por ser mujer.

Esta huelga es manifiestamente mejorable, pero ha sido una victoria sin precedentes, una traducción rigurosa de la indignación de las mujeres, de la hegemonía del feminismo, una sobria lectura social de que en estas condiciones, no hay garantías de democracia. Un combinado compromiso de todos los sectores por responder a la visceralidad de los ataques, aportando conciencia, presencia, relato y movilización.

Este 8M ha cerrado el ciclo del minuto de silencio, del regalo de una flor en dicho día, de las felicidades por ser mujer, de la celebración de la onomástica como si fuera San José, de las condolencias a secas cuando una mujer es asesinada. Está caducado ese modo de cumplir funcionarialmente con la causa de las mujeres. Este 8M hemos conseguido poner el feminismo con mayúscula en las agendas políticas. Hemos demostrado sobradamente que nosotros podemos parar el mundo, y además que somos más que capaces desde el feminismo, de poner los motores en marcha. Pero estaremos alertas de no ser engullidas por los poderes para domesticarnos.

Hemos aprendido a triunfar sin morir de éxito, a auto organizarnos como movimiento feminista sin paternalismos interesados, hemos puesto sobre la mesa que hay que redefinir el sujeto político del cambio, que se ha evidenciado, son las mujeres. Hemos demostrado que el feminismo puede ser hegemónico, sin renunciar ni un ápice de los principios. Ya saben que no se puede construir el futuro sin las mujeres. Por eso hemos venido para quedarnos.