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El segundo fusilamiento de Blas Infante, escándalo y resurrección en agosto de 2019

La Fundación Blas Infante, por cierto y que se sepa, está en quiebra técnica.

«La importancia histórica de la figura de Blas Infante es sobrevenida… la épica andalucista es la que hace que Infante haya sido dotado de significación histórica y sea estudiado en todos los colegios de Andalucía, mientras que otras personalidades mucho más influyentes en su tiempo, como el sevillano Diego Martínez Barrio, presidente de las Cortes, presidente del Gobierno y presidente de la II República, sea un desconocido para los andaluces de hoy». (José Antonio Carrizosa, Director de ‘Diario de Sevilla’, el pasado día 11 de este mismo mes de agosto de 2019, en un artículo titulado ‘En la Carretera de Carmona‘).
Muy pocos días después de las líneas de Carrizosa, y también en las páginas de ‘Diario de Sevilla, este mismo 15 de agosto, el prestigioso académico Rafael Sánchez Saus (catedrático de Historia Medieval por la Universidad de Cádiz) secundaba a Carrizosa en páginas del mismo medio. Por cierto, se trató del artículo de opinión más leído del día 15-A en ‘Diario de Sevilla’. No es de extrañar, claro, con mensajes de este calibre: «La alucinada visión de la Al Andalus que Infante creía matriz de Andalucía… monumental patraña andalucista…Nadie se acordaría de Blas Infante si no hubiera sido asesinado el 11 de agosto de 1936… Blas Infante compartió suerte con muchos miles de andaluces que en esas semanas y en los meses y años siguientes fueron inmolados por motivos aún menores de los que a él le condenaron» (¡¡¡???).
«La tierra de Trajano, de Isidoro, de Averroes, de Velázquez, de Bécquer, de Lorca o de Picasso tiene como presunto Padre a un pobre notario de pueblo que tuvo la desgracia de estar ahí un 11 de agosto». Para el registro, baste decir que Sánchez Saus atesora todo esto: III Premio Cultura. Nobleza. Mecenazgo, Obra Social, Coleccionismo, de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. Fue Director de la Real Academia Hispanoamericana de Cádiz, así como director del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz (1995-1999) y decano de la Facultad de Filosofía y Letras de esa Universidad (1999 – febrero de 2004) y patrono de la Fundación San Pablo-Andalucía CEU, de cuya universidad, además, fue rector. Al menos, todo esto aparecía en el currículo de la ejecutoria de Sánchez Saus que ‘Vox por Sevilla’ mandó a los medios cuando el académico y articulista se presentó a las elecciones andaluzas por este partido, en febrero de 2015, junto a otros dos catedráticos de la Universidad de Sevilla: Francisco José Contreras Peláez y Javier Hernández Pacheco. 

 

‘Falso padre de inexistente patria’ 

El reloj Movado de Blas Infante permaneció décadas parado a las 3,40.

Todas estas lindezas y bastantes más bajezas han podido leerse y escucharse estos días vecinos al aniversario del fusilamiento del que es oficialmente (sin ‘presunto’) ‘Padre de la Patria Andaluza’: y esto es así según el vigente Estatuto de Andalucía, en el que Infante -y tantos correligionarios: Emilio Lemos, Rafael Ochoa, Juan Alvarez-Ossorio… por citar algunos- tuvieron algo que ver. Que un concejal de Vox en el Ayuntamiento de Sevilla, en concreto Gonzalo García de Polavieja Ferré, arremeta contra Infante con epítetos como ‘tarado’, además del ya consabido ‘masón’… puede resultar hasta coherente: tanto como que Vox, en comunicado oficial de defensa a García de Polavieja, sentencie que «Blas Infante es el falso padre de la inexistente patria andaluza». Poca novedad o sorpresa puede caber en estas afirmaciones: que, por otra parte, tanto se dan la mano con otros embates de Federico Jiménez Losantos.

Más sorprendente es que eminentes autoridades académicas y en medios ‘públicos’ de reputación más o menos consolidada arremetan contra Infante con líneas que rezuman rencor, como agrias descargas de desprecio e insulto personal. Ciertamente, Infante podría ser (lo fue) un ‘notario de pueblo’… que manejaba cinco idiomas, además del español; entre esos cinco idiomas complementarios se hallaban, por ejemplo, el árabe y el esperanto. Habría que calibrar la comparación entre la formación humanista y académica de estos aristarcos acusadores y la del hombre, el notario de Casares, que en su día, en los primeros años de la década de ‘los veinte’ fue capaz de viajar en coche por Marruecos (Agmat, Xaouen…): cuando aún humeaban los cadáveres españoles de las tremendas masacres perpetradas en Annual, Arruit o Zeluán. Además, Infante viajó por Galicia, Portugal, se carteó con Mohandas ‘Mahatma’ Gandhi, conoció personalmente a Lluis Companys… y Ramón Franco Bahamonde, con quien formó candidatura en 1931: la del bulo llamado ‘Complot de Tablada’. En cuanto a formación académica, una semana de lecturas podía abarcar para Blas Infante (ver imagen adjunta del manuscrito procedente del propio ‘Korán’ de Infante) extensas zonas de los Pitagóricos, de Lao-Tse, del Korán o San Agustín. No está mal para ‘un notario de pueblo’.

 

Incripciónes a mano del propio Blas Infante en el Korán de su propiedad.
10-11 de agosto de 1936

 

Pero lo que ya resulta indefendible, mire usted, es la siniestra justificación/roturación/explicación de la masacre quirúrgica (salvajismo legalizado) y el cainismo. Cabría preguntar… ¿’muchos miles de andaluces en esas semanas y en los meses y años siguientes fueron inmolados por motivos aún menores de los que a él (Infante) le condenaron’? ¿Fueron ‘suficientes’ los motivos que llevaron a Infante ante el pelotón de fusilamiento en la madrugada del 10 al 11 de agosto de 1936? ¿Lo merecían más Infante, o los otros andaluces ‘inmolados’? Pues mire: ni saberse puede… por la sencilla razón de que Infante fue ejecutado sin siquiera juicio: aunque sí recibió cuatro años después la sentencia (¿podremos llamarla ‘inicua?…) del 4-5-1940, Exp. 214 del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas; sentencia firmada por Rafael Añino Ilzarte, Francisco Diaz Plá y Francisco Summers e Isern.
Aún caben otras acotaciones ante tanta guardia pretoriana de tanto Régimen. Si Blas Infante es estudiado en los colegios andaluces y el sevillano Diego Martínez Barrio (Presidente de la República en 1936 y en el exilio) resulta ‘un desconocido’, viene una reflexión que cae por sí sola, sin el menor desdén: ¿Qué hizo Martínez Barrio de especial ‘por Andalucía’, concretamente por Andalucía? Digamos que Don Diego, últimos presidente de las Cortes Republicanas, murió en el exilio de París el 1 de enero de 1962, como Presidente de la República Española: en el exilio, vale insistir. 
Sin embargo, cabría añadir, Infante ‘pasaba por allí’ (¿no es así…?), cuando fue detenido en su casa de Coria del Rio, ‘La Casa de la Alegría’, Dar Al-Farah’, por sicarios falangistas, el 2 de agosto de 1936.  Ya bien avanzado 1940, el Exp. 214 del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas, en la sentencia firmada por Rafael Añino Ilzarte, Francisco Diaz Plá y Francisco Summers e Isern, sostuvo (es textual) que:
‘DON BLAS INFANTE PÉREZ formó parte de una candidatura de tendencia revolucionaria en las elecciones de 1931 y en los años sucesivos hasta el 1936 se significó como propagandista para la constitución de un partido andalucista o regionalista andaluz, y según la certificación del folio 46 falleció el 10 de agosto de 1936 a consecuencia de la aplicación del Bando de Guerra. El Sr. Infante dejó cuatro hijos menores y una finca rústica con 138 pesetas 85 céntimos de líquido imponible, donde existe una casa edificada después con 30.000 pesetas de valor aproximado…  CONSIDERANDO que acreditado en las actuaciones la aplicación al inculpado DON BLAS INFANTE PÉREZ, del Bando de Guerra dictado por la Autoridad Militar de la Región, lo que supone en él una actitud de grave oposición y desobediencia al mando legitimo y de las disposiciones del mismo emanadas… CONSIDERANDO Que los hechos probados constituyen para Don Blas Infante Pérez, un caso de responsabilidad política de carácter grave previsto en el apartado L) del art° 4° de la Ley de 9 de febrero de 1939, que considera incursos en responsabilidad política y sujetos a la correspondiente sanción a los que se hubieran opuesto de manera activa al Movimiento Nacional    (…) Y, en su consecuencia, proseguían los ilustres Añino, Díaz Plá y Summers, del rosa al amarillo,…

 

…»FALLAMOS:

 

Que debemos condenar y condenamos a Don Blas Infante Pérez, como incurso en un caso de responsabilidad política de carácter grave a la sanción de pago de la cantidad de dos mil pesetas, librándose para notificar esta resolución a la Viuda del inculpado, por sí y en representación de sus hijos menores orden al Juez Instructor Provincial de Sevilla». Repárese en el dato de que si ‘Dar Al-Farah’, la casa, el famoso ‘Palacio’ de Blas Infante se valoraba aproximadamente en 30.000 pesetas de la época, ¿cuántos esfuerzos no habrían de ser precisos para que una viuda sin ingresos reconocidos pudiera recolectar las 2.000 pesetas del multazo? Los esfuerzos son fáciles de contar: Angustias García Parias, viuda de Blas Infante Pérez, tuvo que vender sus propiedades: para poder conservar la ‘Casa de la Alegría’ donde aún vivía con sus hijos: por cierto, todos huérfanos con edades entre ocho años y unos meses… a consecuencia de la aplicación del Bando de Guerra. Ciertamente, los crímenes de Infante debieron ser de una magnitud excepcional: y el primero de ellos, diría uno, no ponerse a salvo cuando hasta las chumberas de Coria empezaban a oler a pólvora y el doctor Don Luis Yáñez-Barnuevo, el médico de Coria del Río, le aconsejó que se pusiera a salvo: a ser posible, por via de escape a Portugal. «Yo no he sido corregido legalmente en toda mi vida», acostumbraba a decir Infante. Se lo dijo incluso a sus captores falangistas, el 2-8-1936. Esa fue la misma explicación ‘infantiana’ que Don Luis -al que el bando ‘nacional’ ya le iba ejecutando a sus hermanos, en El Saucejo y Cádiz- recibió ante sus más que razonables argumentos.

 

Agosto 2019: ‘El lobo nunca mordía’ 

 Así que en agosto de 2019, aunque sea por via de líneas escandalosas… Blas Infante y su memoria resultan estar más vivos que nunca. De algún modo, es como si se produjera una resurrección de Don Blas, aquel ‘notario de pueblo’ que dominaba el árabe y el esperanto. En un texto que elaboró uno de sus patronos, Isidoro Moreno, la Fundación Blas Infante – por cierto y para que se sepa: en ‘quiebra técnica‘ según fuentes oficiales de dicha Fundación – respondió a las soflamas de Vox, que llega a valorar como ‘un bochorno’ los actos públicos en homenaje a Infante.
Y la Respuesta de la Fundación: «Se trata de una bajeza moral… nos indigna que los herederos políticos de sus asesinos quieran enterrar su pensamiento. Nos indigna, aunque no nos sorprende, que quienes se sienten herederos político-ideológicos de quienes asesinaron a don Blas y dictaron condena contra él cuatro años después de su asesinato quieran enterrar el pensamiento de éste, cuando su cuerpo aún no ha sido desenterrado, mediante la mentira, el desprecio y las descalificaciones sobre su vida y su obra».
Pero también cabría preguntarse. ¿Tiene sentido un acto de conmemoración del fusilamiento de Infante, cada 10 de agosto… cuando la propia Junta de Andalucía desdeña oficialmente esa fecha, con el PSOE, el PP o con quien sea? Tiene sentido, obviamente, pero la situación es cada vez más difícil de controlar para la ‘quebrada’ Fundación Blas Infante, a la que se la priva sistemáticamente de oxígeno económico y organizativo. ‘Andaluces, levantaos’. ¿Para qué? ¿En un desierto? ¿Dónde está el que debía ser ‘Poder Andaluz’? Dados todos estos pasos y razonamientos, ¿tiene sentido la misma Junta, más allá de constituirse como Agencia de Colocación, de partido a partido y tiro porque me toca?
«El lobo nunca mordía; el hombre, algunas veces… el lobo, dócil y graciosamente subalterno, agradaba a la multitud. Ver amansamientos es algo que complace. Nuestra satisfacción suprema consiste en contemplar cómo desfilan todas las variedades de la domesticación. Es lo que hace que acuda tanta gente a ver cómo desfilan los cortejos reales». Así describía Victor Hugo en ‘El Hombre que Ríe’ (en su capítulo… ‘La noche no tan negra como el hombre’) al cortejo de titiriteros en el que se hallaba, secuestrado, aquel Gwynplaine/Fernando Clancharlie, hijo de Lord Lineus Clancharlie, a quien Infante comparaba con Andalucía en su Manifiesto ‘A Todos los Andaluces’ del 15-6-1936, la última proclamación pública de Blas Infante Pérez (de Vargas). 
Cuando el noble ‘lord’ Gwynplaine (se llamaba Fernando Clancharlie), con la sonrisa forzada por el cuchillo, fue recuperado y le fue devuelto su ‘status’ de nobleza, previo paso por la cárcel de Southwark, es entonces cuando Gwynplaine pronuncia un discurso espléndido dirigido a sus padres, denostando los poderes que pervierten Inglaterra, «país que yace, como un pájaro desplumado, en una marmita infame». Si, como escribía Hugo en ‘El Hombre que Ríe’, «los hombres reflejan al hombre», si ‘el lobo nunca muerde’ y si la suprema satisfacción ‘consiste en contemplar cómo desfilan todas las variedades de la domesticación’, ya sólo nos falta meter en la coctelera las fechas del 2 y el 10 de agosto de 1936. Juntándolo todo, entonces se comprenden perfectamente ciertos artículos, ciertos siniestros argumentos y ciertos ‘argumentadores’. En Andalucía y en agosto de 2019, el segundo -o perpetuo- fusilamiento de Blas Infante no viene a ser ni más ni menos que otra más de sus numerosas resurrecciones…  ‘en este país que yace, como un pájaro desplumado, en una marmita infame’.