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Inmigración ilegal y derechos de los nacionales

La inmigración es imprescindible para el futuro de Europa y España pero debe ser regulada y controlada.

La inmigración es imprescindible para el futuro de Europa y España pero debe ser regulada y controlada. La inmigración legal construye y genera riqueza, la ilegal destruye y genera marginación y pobreza, enrique a las mafias y es mano de obra barata y explotada por miserables sin escrúpulos. Aunque las noticias son los 600 inmigrantes ilegales que entran a diario por las costas andaluzas, cada día entran varios miles con visado de estancia como turistas por Barajas, El Prat y otros aeropuertos que nunca abandonan el país. Hay tareas en España y Europa, en el campo, fábricas, construcción… que ciudadanos occidentales no quieren hacer y los migrantes aceptarían porque supone ingresos muy importantes para el nivel de vida de sus países. Pero hay que poner en contacto a ese migrante con el trabajo en cuestión. Ahí hay otra tarea de Gobierno, de Estado, que generaría riqueza para el presente y futuro de la ciudadanía.

 

La inmigración debe regularse en su origen, concediendo visados y organizando pasillos seguros que los protejan de las mafias desde sus países hasta Europa. Deben saber que al llegar recibirán un curso de idioma en el país en que quieran trabajar. Recibirán enseñanzas sobre valores cívicos, respeto a la igualdad entre hombres y mujeres y sobre las normas de la sociedad a la que llegan, de aplicación sobre cualquier creencia religiosa. Cualquier incumplimiento de dichas normas podrá suponer la expulsión a su país de origen.

 

Si su religión dice que las mujeres son esclavas del hombre, que deben ir cubiertas y andar dos pasos por detrás del macho, esta no es su sociedad.

 

Hay países donde aplican esas normas y allí deben dirigirse. Tampoco vale estar ilegal en España, trabajar con prácticas sin pagar impuestos, haciendo la competencia ilegal a quienes sí los pagan y sin saber de qué país provienen, como por ejemplo, los manteros; deben ser detenidos e incautadas sus mercancías por ser el último eslabón de poderosas mafias que solo en España son toleradas. Problema mayor es el de los menores. Hay más de 7.000 que han entrado ilegalmente. Andalucía, Cataluña, Ceuta y Melilla custodian a casi el 70% y el Gobierno trata de implicar a todas las CCAA en un reparto proporcional. Cuando hay que pasar del discurso teórico a dar de comer, vivienda, educadores… que cuesta dinero, el asunto se complica. No ha habido acuerdo en la reunión Gobierno CCAA del 6 de agosto.

 

Según recogen organismos oficiales, el 10% de residentes en España son inmigrantes y a ellos se destina el 40% de las ayudas sociales. El 90% restante se reparte el 60%, aunque muchos millones de ese 90% son ricos o clase media y no precisan ayudas. Hay dos millones de niños pobres en España y más de cuatro millones de ancianos que viven solos, muchos enfermos y con pagas miserables. Y otras muchas personas no han tenido ayuda del Estado en situaciones críticas. Para algunos asuntos España es un Estado fallido. Ejemplo real: joven de 26 años, hipoteca, queda en paro en 2009, en 2011 deja de percibir ninguna ayuda, mantiene la vivienda y sobrevive gracias a un miserable salario de funcionario de su padre sin cuyo ingreso estaría hoy sin vivienda y con 20 años de deuda hipotecaria. Por suerte el padre no estaba también en paro. Pero no ha sido así en miles de casos. El Estado los ignoró y condenó mientras jóvenes que vienen de otros países, con 3.000 euros en el bolsillo y móvil tienen más ayudas que él, discriminado por ser español.

 

Estas prácticas llevarán a partidos de extrema derecha o muy conservadores a los gobiernos de muchos países de Europa. O de extrema izquierda y progresista aplicando tolerancia cero con la inmigración (Italia, extremas derecha e izquierda en Gobierno de coalición).

 

La izquierda caviar pijoprogre de PSOE y UPodemos serán responsables por la demagogia hipócrita que utilizan, de un cambio de paradigma en la política española a medio plazo. Hay pobreza en Europa y más en España como para derrochar atrayendo a jóvenes pobres de África. No se vayan tan lejos que hay mucho que hacer aquí mismo. Millones de menores, jóvenes, paradxs de larga duración y ancianxs españoles están abandonados por el Estado español en una sociedad presuntamente de bienestar.

 

La izquierda española está lejos de las europeas. En Alemania un sector del partido socialista cuestiona la política migratoria de Merkel por permisiva. Lo que hoy se hace aquí se lleva años haciendo allí y la sociedad ha dicho basta. Y en Italia su equivalente a nuestro Podemos, el movimiento 5 estrellas, apoya a Salvini y su postura ante a la inmigración ilegal. Frente a ello, España, con tasas de pobreza de las más altas de Europa, hace política demagógica con la inmigración y dice que pueden venir, sanidad gratis y garantía de respeto a sus derechos incluso si asaltan la frontera con violencia, cometiendo delitos, contra las fuerzas de seguridad. ¿Eso no tiene efecto llamada? En cualquier país con un Estado serio los agresores serían identificados, juzgados y expulsados. En este y otros asuntos España es un país de chichinabo, folklórico, insustancial, de instituciones y políticos con una laxa moral gestionando lo público y nula responsabilidad.

 

En España viven personas pobres que pasan frio en invierno porque no pueden pagar la energía para calentarse, que les quitan las casas y les quedan las deudas, niños pobres perdiendo su infancia, ancianos solos y enfermos sin ayuda… y es justo que se contemplen sus necesidades.

 

No atenderlos mientras se conceden 500 euros/mes a jóvenes de 20 años sanos y fuertes porque son extranjeros que entran al país ilegalmente con teléfono móvil y 3.000 euros en el bolsillo supone una brutal injusticia, la cloaca moral de la izquierda falsamente solidaria, un oxímoron que llevará al Gobierno con voto de trabajadores y pobres a la extrema derecha o a partidos cercanos. Personas que se sienten solidarias con quienes llegan de fuera y desprecian al niño del vecino o al anciano solo que pasan frio en inverno por no poder pagar la energía. Contribuyen a crear este clima de opinión pública de hipócrita moral actos como el de Marc Gasol, rico de la izquierda caviar, (de la que forman parte políticos de la Casta como Sánchez, Iglesias, Bescansa y otros) que hace una salida al mar, trae a una mujer inmigrante a España, dice que es inadmisible esto y se va a su mansión de 20 millones de dólares con la conciencia tranquila, exigiendo solidaridad y reparto de la miseria a quienes no tienen nada. Sinvergüenzas.

 

EEUU destinó mucho dinero a reconstruir Europa tras la II Guerra mundial, no por espíritu de solidaridad sino por hacer frente a las sociedades comunistas del otro lado del Muro, (Alemania del Este, Yugoslavia, Polonia, Rusia…). Ahora, en PP y PSOE se habla de un Plan Marshall para África. Cualquier dinero que se destine a África solo servirá para hacer millonarios a unos cuantos líderes locales pero nada más. Dinero tan malgastado en ayudas que no llegan a los pobres como en invasiones militares para esquilmar sus riquezas, visto lo ocurrido en Irak, Afganistán, Libia o Siria, más pobres que antes y con millones de migrantes forzados.

 

La política en España es teatro, pura ficción, malversar dinero de todos. Está bien conceder derecho a sanidad a los migrantes pero estaría igual o mejor que una joven de 24 años, Amaresh, no muera el 31 de diciembre de 2016 en Asturias tras cinco años esperando una operación que podían haberle hecho años antes en cualquier otro servicio público de la sanidad española. ¿O no, Pedro Sánchez, Pablo Casado, Albert Rivera, Pablo Iglesias? Solo le faltaban otros cuatro años de espera para su operación. ¿Dónde está el principio de igualdad, tan pregonado y completamente ausente en esta sociedad?

 

En las pasadas elecciones de EEUU Hillary Clinton hablaba de la importancia de seguir siendo el gendarme del mundo, de mantener la sexta flota en el Pacífico; Trump hablaba de imponer aranceles a las grandes fábricas automovilísticas que deslocalizaran su producción a otros países (llevarse la fábrica fuera de EEUU) lo que reduciría drásticamente sus ventas en la Unión.

 

Las fábricas se quedaron y cientos de miles de trabajadores, muchos demócratas, votaron al republicano Trump. Es lo que pasa cuando te venden humo y te hablan de teorías que no te afectan en tu vida diaria, y cuando te hablan de proteger tu trabajo, fuente de tu bienestar y el de tu familia. Que tome nota la izquierda en España (PSOE, IU, Podemos) porque siguen sin enterarse con este juego miserable que se traen con la falsa solidaridad de dar prioridad al extranjero sobre el español aunque el nacional esté en peores condiciones objetivas de pobreza. Eso no es solidaridad sino demagogia, injusticia, inmoralidad y corrupción.