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La familia

Daniel Lebrato
Daniel Lebrato

Ante la familia hay tres posturas, aunque mediatizadas por el factor humano de proximidad: conservadores (del modelo de familia), reformistas o rupturistas. Las tres posturas parten de creer que la familia es la célula, la base de la sociedad. Gran silogismo: si la sociedad es una mierda, es porque su base, su célula, la familia, también.

TESIS
  1. El concepto de familia incluye o genera: (1) la imitación o la impostura en las relaciones homosexuales, (2) la violencia machista (sin familia, sería violencia, pero de otra raíz), (3) el tapadismo de las mujeres islámicas, (4) las monarquías coronadas, (5) los matrimonios concertados, (6) el tráfico de mujeres o su exterminio al nacer y (7) prácticas como la ablación. Y en tanto niegan o se oponen lingüísticamente a la familia, la familia incluye también a sus contrarios: (8) el voto de castidad, (9) la prostitución histórica o (10) la pederastia. Quien defienda la familia no podrá negar tantos efectos secundarios.
  2. Los reformistas de la familia, que son los más de los votantes de los partidos de izquierda, se caracterizan por mezclar de forma caótica unos derechos de papel (que figuran por escrito, no en la realidad) y una voluntad de no herir a la sacrosanta institución. Ejemplo del caos reformista, años 2005‑2007: el PSOE de Zapatero a la vez que implantó el área de Coeducación e Igualdad o la asignatura de Ciudadanía, consolidó la religión en los programas de enseñanza y dio entrada al islam en nuestras aulas.
  3. Añadan el lío mental de pobres personas, de cortas luces y con escasos recursos, trabajadores los más, con mentalidad de bienestar pero con la realidad de la crisis. Dígales usted ahora a Yónatan Jesús o a Vanessa del Rocío lo que significa la familia, ser padres o madres. Dígales también a Mariloli o a Mariaisabel, con algo más de nivel pero con parecidas luces, que no debió dejar su trabajo para dedicarse a la familia, a los niños, para que al final el marido se fuera, como se ha ido, con una más joven que podía ser su hija. Y convénzalas a todas de que ser ama de casa no es trabajo remunerable por el Estado; por el marido, si acaso.
  4. La última gran confusión viene de dos grupos insospechados: el grupo macho de varones feminizados a los que solo les falta dar teta al bebé, y el grupo homosexual, ese que, con tal de ser aceptado, duplica, multiplica o ejemplifica bodas y apariencias heterosexuales.
  5. A todo esto, la prepotencia de la Iglesia en nuestras vidas, a través del sistema de enseñanza, prefigura dos modelos de familia y de votantes: la educada en la pública (familias tipo PSOE) y la privada o concertada (familias tipo PP).
ANTÍTESIS
  1. Tener un hijo es inaugurar una persona (no un bebé), cuya vida digna es mensurable en dinero que padre o madre, solos o en sociedad, tendrían que depositar por adelantado.
  2. Las mujeres son las únicas protagonistas y depositarias de la maternidad. Solo en ellas es cierto el instinto básico que conlleva una realización personal. La sociedad que decidan formar con el padre debe escriturarse y registrarse notarial y bancariamente, de modo que los actuales juzgados de familia (a donde van a parar las parejas que se divorcian) sean sustituidos por el obligado cumplimiento del contrato.
  3. La familia tendría que pasar un doble filtro o cuestionario: razón de ser (maternidad, para qué) y sostenibilidad económica. Desaparecido el patriarcado ligado a la transmisión y perpetuación del apellido y de la herencia, el gusto de un varón por tener descendencia de su propio semen no es más que un lujo personal, un signo externo (como tener un buen coche), que el interesado tendría que pagar de su bolsillo, y no vale acudir a la perpetuación de la especie, a la pirámide de población, a la Seguridad Social o a parecidos macro razonamientos no escritos, no vinculantes ni prometidos en ninguna parte.
  4. Para que ser solos o emparejados, ser solteros o casados, sean estados civiles iguales ante la ley, se impone en las parejas la separación de bienes. Estar casado no debería generar pensiones de viudedad, sí de orfandad con cargo al depósito previo, a modo de seguro que cubra a la descendencia. Toda persona, hombre o mujer, tiene el deber de no depender del cónyuge económicamente y el deber y el derecho a valerse por sí misma, a ser autónoma, sea cual sea su estado civil.
  5. El Estado se limitará a entender de pirámide de población, población laboral y caja de pensiones, regulables con políticas de adopción y con la integración de la inmigración. Habiendo mujeres que no pueden permitirse tener un hijo, el objetivo del Estado sería garantizar el derecho a “una mujer, un hijo”, no fomentar familias numerosas de quienes van por el segundo o por el tercero. Y “antes de entrar, dejar salir”. Antes de entrar quienes están por nacer, dejar salir, dando papeles a los sin papeles, vía nacionalidad o adopción, a quienes ya están en este mundo.