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Los tontos de las redes y las redes de los tontos

Benito Fdez 2
Benito Fernández*

Debe de ser porque uno no tiene ya edad como para tirarse todo el día pegado al ordenador o la tablet y prefiere ocupar su ocio en algo más provechoso como la lectura, el golf o el simple paseo. Por eso no entiendo como hay tanto gilipollas que se pone en evidencia y publica sus necedades en las llamadas redes sociales, ya saben, Twitter, Facebook o Instagram. Habrán comprobado estupefactos como algunos niñatos hacen selfies conduciendo a doscientos por hora, enseñando el culo o pegándole a la parienta y los cuelgan en internet como si se tratara de una proeza. Y, claro, a las pocas horas están identificados y detenidos por las Fuerzas de Seguridad. Elemental querido Watson, que diría Sherlock Holmes. Reitero mi opinión de que en este país, llamado España cada vez por menos de sus ciudadanos, hay más tontos que botellines de la Cruzcampo, pero tontos del haba con balcones a la calle.

 

Creo que era Luis Miguel Dominguín quien decía aquello de que lo importante no era haberse acostado con tal o cual estrella de Hollywood, sino el poder contarlo con detalles y hacerlo público. Vamos que lo fundamental es que te conozcan por tus hazañas, sean éstas cuales sean. Alcanzar ese minuto de gloría o quince minutos de fama de los que hablaba Andy Warhol. Un afán de protagonismo que está siendo fomentado por los diversos programas basura y los bodrios infumables que arrasan en las audiencias de las televisiones privadas, desde Gran Hermano a Supervivientes, pasando por First Dates, los diversos Sálvames o Mujeres y hombres y viceversa, por poner solo algunos de los más conocidos ejemplos de la actual progamación de Tele 5. Con este panorama cultural en el que existen pocos concursantes que sepan quien fue Unamuno u Ortega y Gasset, no es de extrañar que las redes sociales se vean inundada de tonterías de ineptos y de tontos que se creen genios.

 

Lo que no me cabe en la cabeza es que personalidades en teoría inteligentes y preparadas, como es el caso del consul español en Washington, Enrique Sardá Valls , caiga en la absurda trampa de soltar en Facebook la absoluta gilipollez que ha escrito.

 

Dado el nivel intelectual en que nos movemos y que acabo de describir someramente, puede hasta resultar comprensible que cualquier indocumentado que tenga cuenta en Twitter o Facebook, escondido tras el anonimato de las redes, suelte sandeces muchas veces querellables en contra de la fiesta de los toros, a favor de la dictadura venezolana, de los asesinos de la banda terrorista ETA o del reto independentista catalán. Lo puedo entender aunque no lo comparta.

Lo que no me cabe en la cabeza es que personalidades en teoría inteligentes y preparadas, como es el caso del consul español en Washington, Enrique Sardá Valls (sus apellidos denotan sus orígenes), caiga en la absurda trampa de soltar en Facebook la absoluta gilipollez que ha escrito poniendo en ridículo el acento andaluz de la presidenta Susana Díaz. Si ya es malo que el ínclito consul lo piense, mucho peor es que tenga el atrevimiento de publicarlo. Su cese inmediato, por más campañas a favor que realice esa señora con pinta de Marilin Monroe, que es su amiga, lo tiene más que merecido.

 

De todas formas se está demostrando con esto de las redes que el número de tontos va aumentando progresivamente en nuestra sociedad coforme avanza la tecnología y disminuye la cultura.

 

Algo que no es nuevo y que suele repetirse de cuando en cuando por parte de algunos ignorantes políticos catalanes y castellanos que seguramente desconocen que genios de la literatura como Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda, Federico García Lorca o Manuel Machado, políticos como Emilio Castelar, Niceto Alcalá Zamora, Antonio Cánovas del Castillo, Diego Martínez Barrios o Fernando de los Rios y más recientes como Felipe González, Alfonso Guerra o Julio Anguita, por citar solo algunos, hablaban con el mismo acento “andaluz” que utiliza Susana Díaz y que esos analfabetos intelectuales, que se creen falsamente superiores, consideran cachondeable por mor de tópicos inadmisibles que muchos andaluces han exportado fuera de su tierra y que amplificaron algunas películas de la época franquista. Lo dicho, hay más tontos que botellines.

 

Dice el refrán que la ignorancia es atrevida. Y vaya si lo es. Porque estas salidas de pata de banco en las redes sociales no son nuevas. Algunas han merecido el cese o la destitución, aunque otras como las del concejal Zapata, las diversas de Ramón Espinar o Pablo Iglesias o alguna de la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, ha  quedado solapadas por una mera disculpa. De todas formas se está demostrando con esto de las redes que el número de tontos va aumentando progresivamente en nuestra sociedad coforme avanza la tecnología y disminuye la cultura. Es algo que estamos fomentando entre todos. La educación se ha convertido en un instrumento de manipulación en manos de políticos sin escrúpulos que está siendo utilizado para fines espúreos. Si, como decía Forrest Gump, “tonto es el que dice tonterías”, nuestra sociedad parece estar condenada irremisiblemente a un mundo en el que la memez va a ser la tónica dominante. En beneficio, claro, de algunos listillos que manejen a su antojo los medios de comunicación, Las tontos de las redes, cada día más numerosos, van a ser sustituídos paulatinamente por las redes de tontos al servicio del los distintos poderes. Es lo que nos queda. Si no, al tiempo.

 

*Benito Fernández es Periodista.

@maxurgavo