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Paco Vélez Nieto, amor por la literatura

A Paco le preocupa que el público haya dejado de leer, buscando medios más cómodos con los que evadirse.

Cuando las palabras se ordenan para expresar pensamientos podemos encontrar desde la mayor barbaridad a la perla de la sensatez.

Paco Vélez lleva toda una vida dedicada a los libros. Ya desde pequeño aquel niño formalito, que se escondía tras unos enormes anteojos, acudía presto para ver cómo el cosario, ese oficio que hasta hace poco perduraba en nuestros pueblos y que ha sido suplantado y eliminado por las grandes corporaciones de mensajería urgente, le traía de Sevilla aquellos libros de pasta dura y basta. Debía ser un momento electrizante y cargado de magia el instante en que aquel niño recibía de manos del recadero aquellos libros en cuyo interior aguardaban aventuras, misterios, y un sinfín de nuevas sensaciones que, sin lugar a dudas, ese chaval atesoraría de por vida.

A día de hoy, con un premio “Mecenas” a sus espaldas, el título de Presidente de Honor de la Asociación Colegial de Escritores, Sección Andalucía, así como el tener en su haber durante muchos años la presidencia de la Comisión de la Feria del Libro de Sevilla; su vida, sus gustos y los temas más importantes de su fluída conversación ha avanzado, caracoleado y zigzagueado a través de la literatura, entre ensayos, relatos, novelas y poesía.

“Un libro abierto entre las manos” encierra entre sus páginas un proyecto que el autor venía rumiando desde hace al menos tres años.

Quizá por ello considero que mucho ha tardado en llegar hasta nuestras manos una obra del calibre, de la calidad y de la importancia de “Un libro abierto entre las manos”,  y sobre la que hoy prosamos.

“Un libro abierto entre las manos” encierra entre sus páginas un proyecto que el autor venía rumiando desde hace al menos tres años. Lo sé porque fui uno de aquellos afortunados a los que tuvo la delicadeza de contárselo. A Paco le preocupa que el público en general haya dejado de leer, buscando medios más cómodos con los que evadirse, más inmediatos, que te ponen todo por delante y no dejan nada a la imaginación. El autor sabe que una generación de no lectores es una generación perdida, sin criterios, sin opinión, tal que una manada de ovejas en manos de un pastor, que no saben si al final del día acabarán trasquiladas o sacrificadas para la cena. Una generación que no será consciente de que pueden caer en manos populistas, escuchando lo que quieren oír pero que no se puede cumplir, porque prefieren partirse el pecho por los colores de un equipo en lugar de hacerlo por aquello que le condicionará la vida y la jubilación, y a la larga estipulará su propia libertad.

Paco Vélez ama los libros y me consta que también ama el cine.

Vélez, como si de un libro religioso se tratara, presenta sus pensamientos como consignas, casi como versículos…, precedidos por una cita que resume la filosofía del pasaje posterior. Paco Vélez ama los libros y me consta que también ama el cine, pues no dudó en aceptar la propuesta del maquetador de la obra cuando propuso vestir con material filmográfico la portada y las páginas en las que iban a ser contenidas sus suras literarias.

Con un lenguaje sencillo y ameno el autor entreteje con nociones claras y precisas, pasajes cargados de mensaje, que viste al mismo tiempo con anécdotas y pequeños giros que dan velocidad a la lectura; dotando a esta obra, de carácter indudablemente ensayista, de gran dinamismo.

Al igual que su oratoria es una auténtica delicia,  disfrutaremos de esa misma sensación al deslizarnos por las páginas de esta obra:  un elegante y plancentero conjunto de pensamientos, unidos por un hilo común que no es otro que el amor por la Literatura y el miedo a que pueda ser olvidada, como lo fueron aquellos teatros de sombras de la Cultura del Este de Europa, precisamente al surgir la literatura de masas,  cuando los libros se volvieron más baratos y la gente no tubo que acudir a determinados locales para escuchar historias.