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18 pasos

Exactamente los pasos que había entre el líder de Vox y las alimañas que impedían que ejercieran sus derechos civiles.

 

La distancia en España entre libertad democrática y dictadura violenta son 18 pasos. Los que había entre el líder de Vox y las alimañas que impedían que ejercieran sus derechos civiles. Quienes acusan a Abascal de provocación por contar los pasos hasta los agresores son indigentes neuronales y alientan a los talibanes violentos.   

Los seguidores de Vox trataban de ejercer sus derechos civiles en una democracia acudiendo a un mitin del tercer partido más votado del país. A ellos no los separaban de los violentos 18 pasos sino uno, un cordón policial. En este país pasan cosas graves que nos alejan de la democracia y el Gobierno es el principal responsable. Quien organizó ese dispositivo, (jefe superior, responsable operativo, mando de UIP…) debió ser cesado ese mismo día. Si recibió órdenes de permitir esa trampa y obedeció, no merece ser policía en una democracia. El silencio del ministro de Interior, responsable político de que en España se respeten los derechos civiles y políticos, es estruendoso. Es su responsabilidad impedir ataques a las libertades democráticas.

Además de no proteger la libertad de participación política, de mantenerse esta deriva asistiremos pronto al funeral de algún miembro de las UIP. Remitiré este artículo a la dirección en Twitter de Moncloa e Interior para que no puedan alegar ignorancia. En este dispositivo de Vallecas faltó personal; dicen que fueron dos grupos que suman 100 miembros, pero faltaban entre 10 y 15 efectivos en cada uno. Con 70 policías quizás puedas cerrar la plaza con controles de acceso en las calles, pero organizar un muro alrededor de las víctimas y permitir que los lapiden a un metro de distancia es una decisión peligrosa, impropia en una democracia con Estado de derecho. Pocos policías, dispositivo mal organizado y material defectuoso con algunas defensas rotas. El material debe tener la calidad del que adquiere este Ministerio para Marruecos.

Con este Gobierno, los policías antidisturbios resuelven los enfrentamientos violentos cuerpo a cuerpo, y en esas condiciones, o son más que la jauría violenta o sin efecto disuasorio corre riesgo la integridad física de los policías. O se mantienen a distancia con los elementos antidisturbios disponibles para esos casos, o en el cuerpo a cuerpo siempre habrá policías con lesiones. De los violentos también, pero ellos saben a lo que van. Los complejos políticos provocan policías heridos.

Las UIP están mal formadas y peor dirigidas. Los adoctrinan para que se crean héroes mientras arriesgan sus vidas impunemente. Sobran cánticos militares y enseñanzas de niños con moralina de Boy Scouts y falta ver un despliegue y repliegue organizado en el que actúen con técnicas profesionales, en grupos mínimos de 4-6 juntos con escolta de protección de al menos otros tres miembros; en esas carreras individuales de distinta velocidad y distancia siempre corren el riesgo de quedarse aislados. No es algo que haya ocurrido solo en Vallecas; pasó en la operación “Ícaro” en Barcelona, o el 1-O, cuando a alguien se le ocurrió asaltar colegios que estaban ocupados desde la noche antes, que es cuando había que haberlos controlado.

La especialidad de las UIP es enfrentarse a elementos violentos organizados, porque para salir corriendo en estampida, desorganizados y dar palos a manifestantes siempre ha servido cualquier policía. Se supone que tienen trabajados los despliegues y repliegues minimizando el riesgo que corren al cargar, pero no lo demuestran. Ante alimañas fanáticas y violentas, la receta más eficaz y segura es mantenerlos a distancia con botes de humo y pelotas de goma, y si hay algún herido que no sea un policía. Frente a los violentos, leña y punto.