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19 dagas

¿Prefiere Vox a un PP sin gobierno en Andalucía, para seguir hurgando por la senda del maricomplejismo pepero?

 

A VOX le inquieta mucho más el desdén de Ciudadanos, reiterativo y feroz, que posibilitar el desalojo del PSOE del gobierno autonómico. Como si su orgullo, tras su fuerte irrupción parlamentaria, tuviera heridas más febriles y sensibles que las que lleva sufriendo Andalucía durante 37 años.

 

Y le surgen, de su remedo más recalcitrante y exagerado, las 19 medidas que exige a PP y C’s para aceptar el cambio de gobierno en Andalucía. Con ellas aspiran a dar en la mejilla del PP los guantazos que le gustaría dar en la faz de Rivera que se niega a reunirse con ellos, y demostrarle así al joven líder naranja lo que vale un peine de Abascal.

 

Ya le envió don Santiago un recado tuitero al “Petite Macron”, el cual, por cierto, a pesar de su ninguneo a Vox, no tuvo empacho de aceptar sus votos junto a los del PP, para que su partido pudiera presidir el Parlamento Andaluz. Lo llamó “cosmopaleto”, que es la retórica forma, poco finolis, de intentar achicar la figura política de Albert Rivera, señalado como está por los jefes voxistas por sus constantes desprecios a la legitimidad del partido de derechas.

 

¿Prefiere Vox a un PP sin gobierno en Andalucía, para seguir hurgando por la senda del maricomplejismo pepero?

 

Al PP le ha pasado en la reunión de su secretario general con el de Vox lo que le pasa a quien ofrece su mano integradora para ayudar al entendimiento. Teo García Egea acudió a la cita con Javier Ortega dispuesto a poner su parte para posibilitar la mudanza de Susana Díaz de San Telmo a las Cinco Llagas. Pero el órdago de Vox hace pensar que están en otra batalla distinta a la de la investidura de JuanMa Moreno. Susana Díaz, mientras tanto, se frota las manos sudorosas por su adiós, con la risilla chusca del Gargamel más pícaro.

 

Vox tendrá infinidad de oportunidades legislativas para exigir, con su programa electoral encima de la mesa, las muchas reformas que desea impulsar. Y será responsabilidad de los parlamentarios elegidos elevar para su aprobación las medidas que la mayoría interprete como mejores para los andaluces. Pero a esta sesión de investidura se ha de ir a lograr lo primero y más importante: cambiar al PSOE de los sillones verdes gubernamentales a los de piel marrón de diputados rasos. Esa es la primera necesidad, porque es la que en el calendario se presenta tras la elección de la Mesa. Elegir presidente de la Junta, es ahora lo más acuciante. Y ya vendrán las nuevas leyes, y las reformas.

 

A Vox empieza a gustarle mucho más trabajar para las elecciones generales que usar la responsabilidad de sus 12 parlamentarios autonómicos para hablar de política andaluza, representando a casi 400.000 andaluces como representan. Debería ser lo prioritario colaborar en el desalojo del fullero PSOE del cortijo y del régimen andaluz. Porque VOX no crea en las autonomías no puede pretender obligar a los andaluces a jugar un partido  de otra Liga en el campo de la Copa. No es posible entender cómo un partido que queda quinto entre los cinco que logran representación parlamentaria, pretende imponer un programa con los puntos más alejados del posible acuerdo, sin más consenso posible que el de las lentejas: o lo coges, o lo dejas. Eso lo llamarán legitimidad electoral, no lo niego. Pero negociar esta investidura es (debería ser) otra cosa.

 

Porque VOX no crea en las autonomías no puede pretender obligar a los andaluces a jugar un partido  de otra Liga en el campo de la Copa.

 

¿O es que Vox prefiere a C’s ligado al PSOE, pensando más en su estrategia estatal que en la autonómica? ¿Pretende provocar un pacto PSOE/C’s (aun sin Susana de candidata a presidenta) primando otras intenciones distintas a las necesarias en Andalucía? ¿Prefiere Vox a un PP sin gobierno en Andalucía, para seguir hurgando por la senda del maricomplejismo pepero?¿Ha calculado Santiago Abascal el coste electoral para Vox en Andalucía de no facilitar el desalojo del PSOE en San Telmo? Si se hacen una idea cercana a lo que supone ese reto, responsable, necesario e histórico, esas 19 peticiones se convertirán en las 19 dagas de su propio harakiri.