The news is by your side.

Brujas contra Trump

Tanta técnica electrónica, agencias de inteligencias, rambos y demás para algo tan sencillo y a nuestro alcance.

 

Una parte de la sociedad civil americana, harta de los diarios pavores por las  ocurrencias de su chocarrero presidente, ha recurrido a un imperecedero procedimiento: el auxilio de las brujas.  Un diario nada sospechoso, el británico The Independent, informó de rituales mágicos celebrados desde diferentes poblaciones de los EE.UU. y de forma simultánea, claro, por aquello de la fuerza del pensamiento colectivo.

Malos augurios para los políticos en general porque desde ocultitas estancias pueden partir a la velocidad del pensamiento hechizos maléficos (en este caso benéficos) para ─seamos bien intencionados─  frenar las extravagancias emotivas del genial prócer.

 

Un diario nada sospechoso, el británico The Independent, informó de rituales mágicos celebrados desde diferentes poblaciones de los EE.UU.

 

Nosotros, en particular, saldríamos muy beneficiados aunque el trabajo de nuestras brujas ─al parecer la sensibilidad nata de la mujer resulta mucho más efectiva─ requiera mayor intensidad por la proliferación de autonomías y también por el elevado número de políticos. De ser efectivo el método la cosa consistiría en un cursillo acelerado en brujería dado por las divas americanas a las nuestras en general y a las gallegas por su larga profesionalidad, previo pago, claro, pero nada comparable con el coste de manifestaciones, juicios y querellas al por mayor. Solo una vela blanca, un alfiler, una foto del sujeto paciente, sal, una carta de tarot y una pluma de ave: total, unos diez euritos a lo sumo. El ritual acaba cuando arde la foto mientras el equipo de brujas ve con fijeza la transformación del elegido en polvo y ceniza. Por cierto: final sugerente de nuestro destino.

Tanta técnica electrónica, agencias de inteligencias, rambos y demás para algo tan sencillo y a nuestro alcance. Eso sí, también la democracia tendría sus días contados al estar el futuro en manos de nuestras brujas, nada extraño dada la proliferación de cadenas televisivas y de radio donde cientos de desesperadas criaturas se encomiendan a las artes y birlibirloques del trilero esoterismo. Al pobre de san Antonio, intercesor de las mocitas en busca de novios, solo le quedará inscribirse en el paro;  también al bendito san Cucufato, patrón de las cosas perdidas…, aunque muy olvidado por el personal de su devoción, quizá por el convencimiento de constituir una empresa casi imposible encontrar los lugares donde moran tantos euros desaparecidos.

 

Tanta técnica electrónica, agencias de inteligencias, rambos y demás para algo tan sencillo y a nuestro alcance.

 

Poseer una mente consiste en formar representaciones neurales para convertirlas en imágenes, ser manipuladas en un proceso llamado pensamiento e influir en el comportamiento al ayudar a predecir el futuro y elegir la siguiente acción. Sin embargo, existen motivos para el optimismo porque, y aunque mucho más complicado sería el trasladar montañas, según Jesús, solo bastaría una fe consolidada,  nada fácil, por la inmovilidad observada en los últimos dos mil años.

El pequeño inconveniente estriba en la alarma surgida en algunos líderes cristianos  americanos convocantes de un día de oración para combatir a los considerados representantes del reino del demonio. Entonces, la lucha celestial estará otra vez como en sus inicios: entre los espíritus buenos y los malos, pero esta vez con escasos datos discriminatorios.

Mientras, nosotros, los curritos destinados al pago de impuestos, miraremos asombrados de aquí para allá los choques de los misiles ideológicos, sin saber si el dinero republicano compró más brujas con cerebros especializados para su amado Trump. O, si fortalecida la fe y la esperanza ─preferibles ambas─, la Junta de Andalucía recupera nuestros dineros perdidos en prosaicos juegos malabares de un ir de casa a los soportales de los juzgados.

Buena medida disuasoria sería convocar unas oposiciones facilitas para ampliar el personal laboral con un equipo de brujas profesionales. Total, una consejería más tampoco iba a desequilibrar el presupuesto. Es más: podría patentarse y vender el invento al resto de las autonomías, incluida la catalana, pero  solo si desistieran de implantar una república, vamos, propongo yo. Quedo fortaleciendo la fe y mi esperanza a la espera de elegir uno de los muchos ofrecimientos aparecidos en la digital pantalla. Por probar no me pasará nada.