A votar, o no
No me fio de Sánchez ni de sus amigos, tampoco del que dirige Correos. Prestaría especial atención al censo.
Tras la pérdida de poder autonómico y municipal, Sánchez consideró que la mejor manera de responder asumiendo su responsabilidad era convocando elecciones generales. El plazo tasado por ley lleva a convocarlas el domingo 23 de julio. El 25 de julio es festividad de Santiago en las comunidades autónomas de Castilla y León, Galicia, País Vasco y Navarra, “puente” festivo que, sumado al periodo vacacional, puede conducir a mucho voto por correo o mucha abstención (el pasado domingo la abstención fue superior al 36%).
No me fio de Sánchez ni de sus amigos, tampoco del que dirige Correos. Prestaría especial atención al censo, a los empadronamientos y a todo el proceso del voto por correo sin descuidar el control del sistema informático de INDRA. En las elecciones electrónicas en la Policía de 2011 denunciamos graves e inexplicables errores; existe un informe oficial de expertos de la Dirección General de la Policía reconociendo que el sistema informático no se bloqueó con las garantías precisas y que habría sido posible manipular el resultado cambiando votos de una a otra candidatura.
El voto se compra por correo o con dádivas desde siempre. Lo del cine a dos euros un día a la semana para jubilados puede ser un listón difícil de superar. En mi experiencia en las elecciones al Consejo de Policía, que comenzaron en 1987, los primeros años no ocurrió nada fuera de lo normal, pero a partir del presente siglo las cosas cambiaron. No es comparable con lo que pasa en la política, donde se compran votos con dinero, promesas electorales y ofertas de empleo, es una dimensión distinta, pero ha ido degenerando hasta acabar siendo bastante indigno. En la policía había miles de policías en situación de segunda actividad o reserva que residían a 50, 60, 70 kilómetros de distancia del lugar donde debían votar y el voto por correo combatía la abstención. Hoy son ya muy pocos en esa situación porque se amplió en 2010 la posibilidad de permanecer en activo hasta los 65 años y la mayoría se acoge a ello, dado que en reserva se produce una pérdida salarial considerable. Cuando llegaron los regalos a cambio del voto el asunto se complicó. Todo fue bien hasta que un sindicato decidió incentivar el voto con un jamón y no solo para sus afiliados, sino para cualquiera que les mostrara el voto. Otros respondimos con teléfonos, relojes etc. porque la Junta Electoral nunca intervino en ninguna de estas prácticas que siempre denunciamos. En las elecciones de 2007, la segunda y tercera fuerza sindical anunciaron que irían juntas a las elecciones además de regalar un reloj de considerable valor. Siendo mi sindicato el mayoritario entonces, respondimos regalando una tv, ganamos las elecciones y salvamos el jaque mate que daban por hecho (nos adjudicaban 2 vocales y obtuvimos 5; ellos se adjudicaban 9-10 y se quedaron en 4 y 3 respectivamente). En estas elecciones hubo delegados sindicales con mochilas cargadas de regalos a las puertas de las comisarías donde se votaba, mostraban el voto, recibían el regalo y pasaban a votar a la vista de todos. Denunciado a la Junta Electoral no pasó nada. Algún dirigente de mi sindicato dijo que no era ético el regalo y yo le respondí que no estaba obligado a coger su tv. No se quedó sin ella. Es el postureo de siempre, la España de Rinconete y Cortadillo, de la picaresca, la hipocresía toxica que hemos visto con el asunto Vinicius al que espero dedicar un artículo próximo. Hay un racismo muy raro en el deporte español. Que le pregunten a Piqué lo que le decían de Shakira, a Michel, Guti, Cristiano Ronaldo o Messi. O que se explique ese racismo que consiste en ataca a un negro de un equipo contrario y no a otros varios negros de ese mismo equipo y, además, por racistas que jalean, animan y apoyan a los negros de su equipo. A ver quién cuadra eso con la definición de racismo salvo que se trate de una más de las muchas estrategias políticas “woke” que hemos exportado de Estados Unidos.
La casta política no tiene límites morales cuando se trata de conseguir el poder, sobre todo porque muchos de ellos nunca alcanzarían por sus capacidades el nivel de vida que alcanzan en la política. Son muchas las familias que viven ahí y que desde joven hicieron “carrera” en sus partidos así que el cargo es su vida, su salario, su bienestar y el de sus parejas, hijos y otros familiares. Unos viven de los cargos públicos y otros crean empresas que contratan con sus familiares o compañeros de partido en cargos públicos. Lo vemos a diario en todos los partidos. No debería poder acceder a un cargo público nadie que no hubiera demostrado que puede ganarse la vida en una profesión. Ángel Surroca, exdirectivo de una multinacional catalana, dice en La Vanguardia: “Votemos a quien haya demostrado ganarse la vida fuera de la política”. Igual era un buen principio para empezar a demoler este régimen de partidocracia, sumando las listas abiertas, la segunda vuelta y el ahorro de cien mil millones anuales en estructura administrativa creada expresamente para los políticos, familias, amigos con palacios, pompa, boato, falcon, “pumas”, coches oficiales, escoltas, viviendas y sus reformas, chiringuitos, mamandurrias, subvenciones a partidos, sindicatos, fundaciones y todo tipo de ONGs improductivas, creadas para vivir con un salario público que se consigue por amiguismo. España podría dejar de estar señalada por su elevada deuda y empezar a levantar cabeza para no dejar la terrible herencia que dificultará la vida y reducirá el bienestar de próximas generaciones.
Nuestra partidocracia es un régimen corrompido. Ha ido pudriéndose durante mucho tiempo y es tan habitual que no lo vemos. Es como la rana en el cuenco de agua que vas calentando. Si la introduces cuando el agua está hirviendo, salta fuera. Si la metes con agua fría y se va calentando, la rana muere. España hierve y la sociedad sobrevive en ese ambiente sin inmutarse. Es ese matrimonio que se levantan de la misma cama y van de Badajoz a Mérida en dos coches oficiales con conductor y así vuelven, todo a costa nuestra. Ocurría con el PSOE y si se dan las mismas circunstancias de matrimonio con cargo público viviendo en Badajoz y desplazándose a Mérida, se mantendrá con el PP porque el régimen asumió esas prácticas corruptas desde su origen y hoy son aceptadas como algo normal por ser habituales. En eso, PSOE, PP, UPodemos, ERC, PNV y todos los demás son lo mismo. Una oligarquía improductiva que pagamos todos muy superior a la de los tiempos feudales o los dirigentes de la dictadura. Han evolucionado con el tiempo y donde eran 40 ahora son 400.000. Así nos va. A votar… o no, que lo mismo da mientras no cambie el régimen.