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¿Anda suelta una ‘manada’ en el Cuartel del Aire de Bobadilla?

Corría el mes de septiembre, era de noche y en la sede del acuartelamiento Aéreo de Bobadilla, Antequera (Málaga), con dependencia orgánica y operativa del Mando Aéreo General (MAGEN), una mujer de 36 años, soldado de vigilancia en el Ejército del Aire, se había quedado a dormir esa noche en la base militar tras su servicio del día. Al volver a su dormitorio un compañero la coge por la cintura y la arrastra hasta su cuarto donde la abraza y la besa. A la mujer confiesa que no le disgustó aquel inesperado lance, e inicialmente no opuso resistencia a aquellos furtivos besos y caricias en la oscuridad cuartelera. Pero la cosa pasó a mayores cuando fue forzada y empujada a la cama con la intención de consumar el acto sexual. Todo sucedía mientras ella se negaba y proclamaba una y otra vez que NO y que NO. Fue cuando aparece en el dormitorio otro compañero, lo que le permite escapar del acoso al que está siendo sometida. Se refugia en su habitación y nuevamente aparece el agresor dispuesto a continuar con lo que él consideraba que había dejado a medias. De nada sirvió que ella le amenazara con gritar, o decirle que tenía el periodo menstrual y que no quería aquella relación sexual bajo ningún concepto. Fue cuando el agresor intentó una penetración anal que no culminó por la fuerte resistencia de la víctima. En el forcejeo la mujer manchó la cama, “recriminándome por haber manchado todo de sangre” ha contado ella misma ante la Policía. Fue cuando abandonó la habitación apresuradamente, muerta de miedo y… de vergüenza.

No quiso dar cuenta de lo sucedido a sus superiores jerárquicos exactamente por eso, porque le daba vergüenza “y por lo que pudiesen pensar el resto de compañeros”, llegándole a decir a M. (su agresor) que “no contase nada a nadie, que no quería que su reputación resultase dañada, ya que era muy vergonzoso para ella”.

Esa parece que fue la primera experiencia seria y grave de violencia de género y acoso sexual padecida por una mujer, N.M.S., en sus ocho años de estancia como soldado de aviación en el acuartelamiento de Bobadilla, pero para su desgracia no sería la última. Había sufrido acoso verbal la mayoría de las veces en el cuartel entre algunos de sus compañeros, algo que llevaba con cierta resignación por estar entre hombres, pero nunca hasta sufrir la agresión pura y dura.

 

Que otros dos se acercaron a ella y le empezaron a decir al oído ‘es que no veas como vienes’, sin poder recordar quienes eran esos dos.

 

El día de la Patrona, la Virgen del Loreto

 

Llegó el día de la patrona de la Aviación, Nuestra Sra. de Loreto el 10 de diciembre pasado y la soldado vigilante N.M.S acabó ese día sobre las tres de la tarde en el cuartel, trasladándose a un bar del pueblo a tapear, tomar unas cervezas y posteriormente a un pub a seguir de celebración del día de la patrona. Allí muchos de sus compañeros celebraban alegres el día festivo desde primera hora de la tarde y hasta bien entrada la madrugada. Le sorprende ver alejados del grupo a dos de sus más destacados acosadores verbales, pero no hace caso. La mujer cuenta que se toma un par de copas y varias cervezas en el Pub Gabana de Bobadilla Estación y que recuerda que el sabor de una de las cervezas le resultó especialmente amargo. Que se fue al baño y que al volver vio como todos se habían apartado dejando a los dos compañeros de los piropos incómodos – un Cabo Mayor y un Sargento Primero-  en disposición de hablar con ella en la barra, los tres a solas con su cerveza. Y que ya no recuerda casi nada más.

Ante la policía nacional la soldado denunciante recreó con detalle los momentos previos:

 

“Que, tras continuar en el bar, hubo un momento en la barra que tras hablar con el Sargento Primero R. y el Cabo Mayor V., mostrando R. un especial interés por la dicente y su vida, acercándose más de lo debido y le empieza a acariciar la pierna, algo que deja sorprendida a la dicente, ya que no se esperaba esa actitud de él. Que de la misma manera y momento la dicente notó otra mano que le tocaba el muslo, por la parte de atrás dando un manotazo para que le quitasen la mano de encima, no recordando quien es, si bien le vio la cara. Que otros dos se acercaron a ella y le empezaron a decir al oído ‘es que no veas como vienes’, sin poder recordar quienes eran esos dos. Que quiere hacer constar que son recuerdos confusos, motivo por el cual no recuerda quienes eran esas personas, sin bien sí que recuerda el hecho y por este motivo por el que cree que en esos momentos ya debía estar drogada”.

 

Que muy preocupada ya que desconoce quien haya podido hacer eso, se lo cuenta a su Teniente de Enfermería el cual lo comunica al Comandante De la Torre y este dice que debe denunciar tales hechos”.

 

Todo es nebuloso y los recuerdos reaparecen en su mente con cuenta gotas, por ese motivo ha realizado varias comparecencias para ampliar su declaración policial, aportando nuevos datos o recuerdos del infierno sufrido la noche de la patrona de los aviadores.  En la primera confiesa que, según le contó el Cabo Mayor V, desde el Pub la llevó a su habitación, le puso el pijama porque estaba muy perjudicada y la dejó durmiendo. Sin embargo, la militar cuenta a renglón seguido lo que le sucedió a despertarse:

 

“Que al día siguiente presentaba un fuerte dolor de cabeza y habla con su compañera I. y con su compañero V.  el cual le cuenta lo ocurrido la noche anterior y le dice que se dio cuenta que cuando fue al baño en el Pub y volvió ya tenía una actitud un poco rara. Que ambos le dicen que a ver si la habían drogado sin su consentimiento y V. que tenía un test de detección cualitativa simultánea y en un solo paso del consumo de drogas o sustancias de abuso, a lo que accede y se realiza dando resultado positivo en substancias barbitúricos. Que muy preocupada ya que desconoce quien haya podido hacer eso, se lo cuenta a su Teniente de Enfermería el cual lo comunica al Comandante De la Torre y este dice que debe denunciar tales hechos”.

 

Cinco días después de la noche de autos, la víctima de los supuestos abusos, vuelve a comparecer ante el grupo de Policía Judicial de la Comisaría de Antequera.

 

“Que se persona en estas dependencias al objeto de ampliar información en relación a las diligencias policiales 4440 de fecha 12 de diciembre de 2017. Que se persona para hacer constar que poco a poco le están viniendo recuerdos de lo sucedido en la madrugada del día 11 de diciembre de 2017, aportando que tiene vagos recuerdos concretamente como con la luz de la habitación encendida, un hombre de tez morena la movía mientras la cogía del brazo y le decía cosas, no pudiendo recordar, de momento ningún dato más. Que también recuerda a otro hombre, el cual, con una respiración muy profunda, notaba el contacto en su costado izquierdo y su cara, resultándole muy desagradable, pudiendo corresponder con un moratón en su pecho izquierdo, así como la inflamación en su labio superior. Que cree recordar que la habitación estaba a oscuras y que esta segunda persona era más grande que el anterior”.

 

53 días después de la fecha de autos el asunto ha llegado a la opinión pública. Mientras tanto un juzgado militar está responsabilizado de la instrucción del caso. Se encarga de defender los intereses de la víctima el penalista Javier Rincón (Rinber Abogados) quien no parece muy satisfecho con el ritmo que lleva la causa, no ocultando su sorpresa de que no se hayan tomado medidas preventivas respectos a los investigados, así como tampoco ordenar determinadas pruebas de laboratorio consideradas fundamentales para este proceso. La víctima sigue de baja médica y sometida a tratamiento psicológico.

La ministra de Defensa, María Dolores Cospedal, no se ha pronunciado de momento sobre este grave suceso que pone sobre el tapete una realidad preocupante en el estamento militar español ante una sociedad especialmente sensibilizada contra la violencia de género.

 

 

Historia de la exclusiva que no quisimos dar

 

 

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Celebración del día de la Patrona en 2015 en el ACAR Bobadilla

 

 

Creo que el periodista tiene, entre otros, el derecho a elegir las primicias que quiera y pueda dar a sus lectores; a dosificarlas, a contrastarlas y emitirlas cuando lo considere oportuno.

En Confidencial Andaluz hemos tenido en nuestro poder información de primera mano sobre el caso de la “manada militar” de Bobadilla (Málaga) desde el pasado 18 de enero. Hoy el programa de Susana Griso en Antena 3 ha destapado con todo lujo de detalles el relato de unos hechos escalofriantes.

Por circunstancias que no vienen el caso accedimos al contenido básico de la denuncia por “agresión sexual” presentada por una mujer malagueña, N. M. S., contra dos compañeros del Ejército del Aire destacados como ella en el antiguo polvorín de Bobadilla, cercano a Antequera, provincia de Málaga.

Supimos que la mujer sospechaba que había sido víctima de múltiples violaciones tras haber ingerido algún tipo de droga que le habrían puesto en la bebida, tipo burundanga, y que no le permitía recordar lo verdaderamente sucedido la noche anterior. También se nos contó que la mujer se despertó sin saber dónde estaba, con las medias bajadas y con restos de semen en su cuerpo. Y se nos dijo que se sospechaba de varios compañeros como presuntos partícipes/autores de estos delitos. Se había formalizado la correspondiente denuncia ante la policía, remitida al juzgado militar Nº 24 de Málaga y que por falta de medios en dicho juzgado el asunto se tramitaba desde el Juzgado Militar Nº 21 de Sevilla. Teníamos historia pero no teníamos un papel que la sustentase,  incluso los nombres de las personas afectadas, pero no teníamos una base documental que nos permitiese contar a los lectores el tremendo suceso que nos devolvía a lo sucedido en los sanfermines de Pamplona con la tristemente célebre Manada.

No obstante, sabiendo de la veracidad de la denuncia aunque no tuviésemos los documentos, dejé constancia críptica en un tuit ese mismo 18 de enero:

 

 

 

 

 

En el Ministerio de Defensa se enteraron de la historia a raíz de nuestra llamada para intentar contrastar los datos que nos habían llegado. En un segundo contacto se nos confirma la existencia de una denuncia sobre la que trabaja un juzgado militar, una más, pero no se sabe ni cómo ni por qué. Ni un solo dato se nos aportó, conscientes ambas partes de la gravedad del asunto y de la delicadeza que exigía el trato informativo a dispensar a un suceso de estas características.  

Pero para esperar fue fundamental para nosotros conocer que la supuesta víctima estaba mal psicológicamente, de baja médica y muy afectada por los efectos de la brutal agresión sexual de la que dice haber sido objeto por uno o varios compañeros militares.

Los días pasaban y ninguna llamada lograba aportar novedades que documentara la investigación. Ayer miércoles contactamos con el abogado de la víctima, Javier Rincón, quien nos dijo que estaba a la espera de la autorización de su cliente para poder informar a la opinión publica del caso. Estimó que la próxima semana podría tener ese permiso y que, sin problema, daría cuenta de las denuncias presentadas.

Al final el asunto ha acabado saltando hoy a la opinión pública a través de la Tv.

Habrá que esperar y confiar en la responsabilidad informativa para que prevalezca sobre el tratamiento de este grave caso de violencia de género, sobre todo para evitar excusas a quienes parecen decididos a que este asunto no sea informativamente tratado como si lo investigara la jurisdicción civil.