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Bulos y mentiras en tiempos electorales

El sector de la alimentación y el financiero son dos de los más proclives a los bulos.

La finalizada campaña electoral ha venido a demostrar que las informaciones falsas, la creación de bulos y las mentiras descaradas esparcidas por redes sociales, han sido herramienta utilizada sin vergüenza por todas las formaciones políticas, especialmente por las tres derechas.

En este sentido ha sido fundamental para tratar de acabar con esa amenaza encaminada a la desinformación la creación de medios de comunicación específicos para combatir un peligro que con el paso del tiempo puede llegar a tener una preocupante incidencia en los resultados electorales.

Claros ejemplos son la web Maldita.es/Maldito dato que, por ejemplo, durante los dos debates electorales televisados,  verificaron en directo las afirmaciones de los candidatos con una metodología de fact-checking. Se detectaron más de 250 afirmaciones susceptibles de comprobación en las que se encontraron 27 falsedades o asuntos que precisaban de un contexto.

También es destacable el papel de la startup Newtral de contenido audiovisual fundada en enero de 2018 por la periodista Ana Pastor que es su única accionista, que cuenta con un equipo de periodistas, ingenieros, investigadores, programadores, productores, realizadores, grafistas y documentalistas, que tienen los datos como base de su trabajo, convencidos de que su uso, a través de la innovación en el periodismo, es más necesario que nunca en la era de la lucha contra las noticias falsas.

De hecho, al inicio de la pasada campaña se conocía la noticia de que las redacciones de 16 medios españoles se había unido, bajo el nombre de Comprobado, para luchar contra la desinformación en el discurso público y político y no dejar pasar ni un bulo ni noticia falsa durante la campaña electoral.

 

Para entender mejor la dimensión del fenómeno, añadir que el actual Gobierno puso en marcha antes de las elecciones del 28-A una unidad especializada contra las noticias falsas y el ciberterrorismo .

 

Hay que tener en cuenta que el 83 por ciento de los españoles considera las noticias falsas como «un problema para la democracia, según el Eurobarómetro de otoño de 2018, que presentó la Comisión Europea.

Aunque un 60 por ciento de los ciudadanos dicen que saben distinguir un bulo de una noticia real, a la hora de la verdad, cuando se les ponen los dos textos delante, solo el 14 por ciento encuentra la fraudulenta. Diferentes estudios demuestran que las noticias falsas se difunden a una velocidad siete veces superior que las noticias verdaderas.

Pero si ha habido una vía para la difusión de bulos durante la pasada campaña electoral, esa ha sido la red WhatsApp, un medio mucho más difícil de verificar su contenido dada la privacidad punto a punto de sus mensajes y que ha sido utilizado para sembrar miedo e inquietud entre los ciudadanos, generalmente los menos formados y los peor informados por otros medios.

Un 89 por ciento de los españoles usa WhatsApp y de estos un 36 por ciento ha recibido en el mes de abril mensajes de contenido político o ideológico, según datos del movimiento ciudadano Avaaz, una organización activista fundada en 2007 financiada por sus más de 10 millones de miembros, que asegura que en la campaña electoral, para las elecciones que se celebraron este pasado domingo, hasta 10 millones de ciudadanos recibieron bulos o textos de odio por esta red social.

Con estos datos, WhatsApp se convierte en la segunda plataforma de «desinformación y contenido de odio», por detrás de Facebook, según Avaaz, que ha elaborado este nuevo informe con datos de una encuesta encargada a Metroscopia.

El sondeo se realizó entre los días 22 y 23 de abril a través de preguntas telefónicas a un total de 2.036 españoles. Así, un 26 por ciento de los españoles ha visto mensajes que ahondan en la desinformación o en la violencia a través de la citada red social.

Tras analizar los datos de la encuesta, Avaaz concluye que alrededor de 9,6 millones de votantes, el 26,1 por ciento de una población con derecho a voto del total de 36,8 millones, probablemente recibió contenido político antes de las elecciones a través de mensajes de WhatsApp que consideró falsos, racistas o violentos. Estos son más que los vistos en la plataforma YouTube (5,2 por ciento), Twitter (10,1 por ciento) e Instagram (5,2 por ciento) y casi tanto como a través de Facebook (27,7 por ciento).

 

Estas publicaciones van desde noticias falsas sobre el candidato socialista, Pedro Sánchez, firmando un acuerdo secreto a favor de la independencia de Cataluña hasta teorías sobre inmigrantes que reciben grandes sumas de dinero solo por vivir en Españao propaganda contra la comunidad homosexual.

 

Además, se han encontrado una interminable lista de memes sexistas o xenófobos, que incitan al odio o que directamente son mentira. El informe citado analiza y clasifica 548 piezas procedentes de miles de miembros de Avaaz de toda España y revela las principales tipologías de desinformación y contenido de odio que se han propagado en las redes españolas antes de las elecciones.

El 43 por ciento son mensajes «anti-izquierda», contra Podemos, el PSOE, la izquierda en general y el independentismo; el 14 por ciento son contra los inmigrantes; el 10 por ciento «anti-LGTBQ» y contra el feminismo; el 25 por ciento se relaciona con otro contenido falso; y el 8 por ciento no se cataloga como desinformación.

Avaaz ha pedido a WhatsApp que emita un aviso de desinformación a sus usuarios para que sean conscientes de que esta red se puede usar de «forma indebida», implemente un límite de reenvíos por hora y proporcione un botón para que los ciudadanos alerten sobre contenido falso a verificadores de datos.

Reseñar que hay otro aspecto de las noticias falsas que es también de suma importancia para el mundo económico. Existe un nexo causal clarísimo entre las campañas de desinformación lanzadas a través de las redes sociales para que se hagan virales y los efectos económicos que provocan en todo tipo de empresas, como su bajada en la Bolsa o la caída de su cuenta de resultados. Razón por lo que esas compañías deben crear protocolos de actuación que las permitan defenderse. El sector de la alimentación y el financiero son dos de los más proclives a los bulos.

Pero volviendo a las campañas electorales, concluir que la lucha contras las noticias falsas, los bulos y las mentiras interesadas, hace necesario el esfuerzo de todos los agentes implicados en la información para tratar de desenmascarar a los autores y los fines de las mismas. Lo que exige mantenerse en un estado permanente de alerta y no bajar nunca la guardia. La democracia está en juego.