The news is by your side.

Casado debe dejar de dispararse en el pié

Isabel será la próxima presidenta de los populares madrileños y por más malas artes que se dirijan desde la planta noble de Génova

 

Cada vez entiendo menos al centro derecha español, o quizás lo entienda demasiado bien. Hace unos días el Partido Popular andaluz celebraba su congreso regional. Todo preparado para nombrar a Juanma Moreno, alias ‘llamadme Juanma’ como presidente de los populares andaluces en olor de multitudes. Lo que se pensó como una gran puesta en escena del partido, fue barrido por dos golpes de timón que tiraron por la borda los fastos preparados.

 

Vayamos por partes, a los Genoveses o teodoros les ha dolido y mucho que  se hiciera una  puesta en escena de los presidentes regionales del partido, incluida Isabel Díaz Ayuso, así como  sus mensajes de unidad  más de ciencia ficción que de realidad. Su  público sabe muy bien que no están en el mejor de sus momentos internos.

 

Isabel Díaz Ayuso ya no es un fenómeno de Madrid, lo demostró en Barcelona y lo ha vuelto a demostrar ahora, primero en Sevilla de la mano del ex cajero de Susana Díaz, Antonio Pulido, que fue su presentador, donde tardó más de una hora en cruzar la calle Sierpes sin previo aviso, y en segundo término en el plenario granadino. Su proyección ha cautivado a gran parte del territorio nacional, gentes de todo color político muestran un apego especial a su figura. Isabel irradia el liderazgo natural que Pablo Casado no es capaz de vender y menos aún de crear e ilusionar. Liderazgo que ni llega ni llegará si sigue con su nocivo entorno, al que motu proprio se ha entregado.

 

Salvo que agarren corruptelas inventadas, que son por otra parte de difícil empeño, y ya van unas cuantas, Isabel será la próxima presidenta de los populares madrileños, toque cuando toque y por más malas artes que se dirijan desde la planta noble de Génova para que algún soplagaitas pepero de la Asamblea de Madrid las remueva entre su propio lodazal.

 

Como digo, en mi opinión la puesta en escena fue crítica y dramática para la imagen de Génova. La triste reacción no se hizo esperar y el Secretario General Don Teodoro García Egea, alias ‘lanzahuesos’, se lanzó como un gallito de pelea a una réplica insulsa y banal, olvidando su cargo, y que lo importante no era ni él ni su bicicleta, sino el Partido Popular de Andalucía y su presidente. El Secretario General olvidó para qué estaba en Granada, y se  dejó llevar por Granada, nada nuevo… Don Teodoro olvida que para ser buen escudero hay que estar en todo y para todo. No se puede dejar al presidente a los pies de los franquistas y quién sabe si Casado se cruzó con algún expepero de los de misa de ocho. A Dios rogando…

 

Teodoro o el partido en Granada no hicieron su trabajo, su irresponsabilidad es manifiesta. Debieron haber comunicado a Pablo Casado que en Granada todos los 20N se siguen reuniendo cuatro pelagatos nostálgicos en recuerdo del aniversario de la muerte del dictador. Grave error, no de Pablo Casado, sino de la organización granadina. Y en el último momento, si me apuran, del servicio de seguridad del presidente del PP.

 

Por demás el partido popular andaluz goza de la misma salud, ninguna. Se mantiene al frente Loles Corazón y el gran Toni, junto a un completo desconocido en la política andaluza. Volvemos a las andadas, una estructura débil, floja y de vaga experiencia e ingratos recuerdos, y por el lado provincial ocho reinos de taifas, o mejor dicho seis porque Huelva no existe y Málaga va por libre. 

 

Se refuerza la presencia de Almería y el sector malagueño. No olvidemos que Elías echó un pulso a Teodoro y lo ganó por partida doble, él presidente y Patricia secretaria general, ambos cargos incompatibles a la luz de los estatutos, parece que sólo se cumplen excepcionalmente. Todos a callar y abrir las tragaderas. 

 

Vienen tiempos de incertidumbre en Andalucía, esperemos que nuestros paisanos tengan sentido político y apuesten por quienes han demostrado ser capaces de hacerlo y bien. Por último Pablo Casado debe ponerse las pilas, cambiar el mensaje que empieza a ser tedioso y monofásico y dejar de pegarse tiros en el pie. Debe pensárselo.