Chaves y Griñán esperan sentencia desde una amarga soledad
Los expresidentes perdieron el carné del PSOE, pero no la autoridad moral ante la militancia socialista.
Si a algo teme hoy en el PSOE andaluz es una sentencia salomónica, a la que tan habituados nos tienen ciertos órganos jurisdiccionales en España de un tiempo a esta parte. Especialmente en causas de especial complejidad jurídica; y esta lo es. También política.
Dicen que los expresidentes de la Junta se encuentran bien de ánimo tras su declaración, incluso satisfechos con el papel desempeñado ante el tribunal; brillantes, sinceros y convincentes, dicen sus defensas. También cuentan que la procesión personal y política la siguen llevando por dentro, desde hace años, aunque en estos días, mientras oían en la sala a los testigos e imputados largar, no han podido evitar en lo más íntimo esa sensación irritante y amarga que provoca ver las propias vergüenzas expuestas en público.
Ha resultado una experiencia muy singular ver a dos de los hombres más poderosos de Andalucía durante décadas, recluidos en la soledad de sus familias, sus abogados y los escasos amigos que acceden a ellos, alejados del foco, incluso de celebraciones institucionales como la del 28F, a las que Susana solo invitó a Escuredo y Borbolla.
Dos políticos amortizados y… abandonados
Unos les han considerado valores amortizados, caídos en el “combate de la más baja política” como tantos dirigentes, y otros un estorbo para los planes personales y políticos de la propia Susana Díaz. Lo tuvieron claro el día que la presidenta anunció que ambos dejarían el escaño y el carné si resultaban investigados en el Supremo. “Susana nos ha matado”, le dijo aquel día Chaves a Griñán, expresión gráfica que denota que solo esperaban el tercio de varas, no el estoque, la música y las mulillas. Y menos de una Susana Díaz a la que el dedo de uno de ellos, el de Pepe Griñán, contra viento y marea, colocó donde hoy está.
No fue una decisión política impulsada por el mero deseo de Díaz de hacer cumplir los códigos y normas éticas del socialismo español, ni mucho menos. Tiene un manojo de imputados en el PSOE andaluz y todos siguen en los cargos. Fue un peaje de ochenta días y dos cabezas que, sin temblarle el pulso, estuvo dispuesta a pagar a cambio del acuerdo de investidura -vulgo pacto de legislatura- con Ciudadanos.
Ha resultado una experiencia muy singular ver a dos de los hombres más poderosos de Andalucía durante décadas recluidos en la soledad de sus familias, escasos amigos y abogados
Esos comentarios han sido moneda común en las escasas reuniones gastronómicas que, de vez en cuando, han mantenido una veintena de notables cuadros socialistas con Chaves, la mayoría de los cuales han ocupado importantes cargos de responsabilidad institucional en estas décadas pasadas. No han sido reuniones conspirativas, aseguran, aunque en ellas se ha hablado de todo y, por supuesto, de la arriesgada deriva que el PSOE andaluz ha tomado desde que Díaz se ha hecho con todo el poder orgánico. Susana es sin duda la dirigente socialista que acumula en sus manos más poder de decisión que ningún otro antecesor en cuarenta años desde la creación del PSOE-A.
Susana y el ‘abandono innecesario’
Colocada en el primer puesto de salida de la tanda de elecciones que se avecinan, Susana será, dicen, la responsable para lo bueno y para lo malo de lo que le suceda al PSOE andaluz. Manolo Chaves y quienes se reúnen con él de vez en cuando, son de los que piensan que la permanente confrontación que el PSOE-A mantiene con la dirección federal y su máximo líder, Pedro Sánchez, genera el peor escenario para que el electorado respete y se ilusione con el partido a la hora de votarle.
En esas reuniones, mitad conspirativas mitad gesto de arrope y afecto a quien durante años ocupó el histórico sillón de Pablo Iglesias Posse, no se maniobra contra Susana, pero sí se dejan sobre la mesa análisis realistas –crudos y pesimistas– de situación que, por distintas vías, hacen llegar tanto a la lideresa andaluza como a Pedro Sánchez y sus respectivos entornos.
Colocada en el primer puesto de salida de la tanda de elecciones que se avecinan, Susana será, dicen, la responsable para lo bueno y para lo malo de lo que le suceda al PSOE andaluz
No solo eso, hay un director general exculpado en Sevilla, el que cortó pagos e intentó poner orden en la Dirección General de Empleo cuando estalló el escándalo, que acaba de verse condenado por el Tribunal de Cuentas, por la ex ministra de Justicia Margarita Mariscal en funciones de consejera ponente, a pagar una millonada a quien tiene el sueldo embargado hace años y todo por decisiones jurídicas tomadas desde la Junta de Susana Díaz y por intereses del partido.
Mientras tanto, en el Parlamento ha sonado el otro día, en el seno del debate de política general, un discurso aparentemente anodino, de perfil bajo pero que analizado a fondo es, hoy por hoy, la crítica más dura y directa contra Díaz por su gestión. Se trata de la intervención pausada pero firme, del desmarque de Ciudadanos y su portavoz Juan Marín. Criticas que expresadas –tardíamente, tres años después- por ‘socios preferentes’ de gobierno, adquieren la categoría de actas notariales demoledoras, con un relato de incumplimientos que a la calle le resulta familiar porque los sufre. Léase la sanidad pública anunciando Susana nuevos hospitales que nunca se implementan, y olvidando conscientemente que para el 9 de junio la marea blanca de Spiriman rodeará el palacio de San Telmo en Sevilla y no precisamente para cantarle Las mañanitas.
Publicado ayer miércoles 16 de mayo en VozPopuli.