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China como parte del Consejo de DDHH de la ONU en Ginebra

La mercantilización de las libertades se ha convertido en una realidad en estas tierras lejanas.

 

No es de desconocimiento para nadie que el gigante asiático es uno de los mayores violadores de derechos humanos alrededor del mundo. Esto por sus políticas de Estado que no permiten el pleno desenvolvimiento de las libertades de expresión,  procreación y garantías sociales, al igual que el libre ejercicio de la Politeia aristotélica entre sus ciudadanos y que han mantenido en la pobreza y esclavitud a gran parte de su población que hoy día es de alrededor de 1.400 millones de habitantes.

Son pocas las veces que hemos escuchado a activistas pro derechos humanos señalar y alzar su voz frente a la potencia asiática con igual fervor como lo han hecho con otros gobiernos en cuanto a la criminalización de sus civiles que han sido perseguidos y torturados, solo por el hecho de armarse de valor y hacer públicas la serie de atrocidades de las cuales son objeto. Esta nación es una dictadura que comercia con todo el mundo y a la vez se encarga de lavarse las manos frente a los organismos internacionales como el Consejo de Derechos Humanos de la (ONU).

De esta forma la mercantilización de las libertades se ha convertido en una realidad en estas tierras lejanas, donde ser mujer, niño, niña, activista pro derechos humanos, ambientales o disidente de cualquier otro tipo es un riesgo y además una osadía, al pretender enfrentarse a la mayor dictadura conocida en los últimos tiempos.

Así es necesario evidenciar como los gobiernos y las políticas de las Naciones Unidas vuelven a ver hacia otro lado cuando de China se trata, y más en relación con los millones de transacciones que se podrían perder, si se entra en conflicto con el régimen de este país de Asia Oriental que se define a sí mismo como: un “Estado socialista de partido único con economía de mercado”. Lo que traducido en buen castellano significa una dictadura de corte mercantilista en pleno siglo XXI.

Por ello la pregunta que nos hacemos es ¿hasta cuándo la mercantilización de la libertad estará presa de la “china imperial”? Que ha logrado reinterpretar más allá del discurso el hecho de esclavizar a  gran parte de su población y asesinar a todo aquel que se revele. Esto con el permiso del resto del mundo y para peor con el visto bueno de Naciones Unidas.

Lo anterior porque en abril de este año y en plena Pandemia del Corona Virus, China fue elegida para formar parte del panel del Consejo de Derechos Humanos de la (ONU), en Ginebra que nombrará a los (relatores sobre libertad de expresión, salud, desapariciones forzadas y detenciones arbitrarias).

Desde hace décadas algunas ONGs han abanderado la denuncia de las atrocidades que en este país se efectúan, junto a la continua y naturalizada violación a la Declaración Universal de los Derechos Humanos que nos ampara a todos sin distinción alguna.

Porque en China entre otras cosas se controla y censura el uso de Internet y este es utilizado por el gobierno para vigilar aún más a su población desde las escuelas, colegios y hasta en las calles.

Por otro lado el régimen de Xi Jinping está ahogando la democracia en Hong Kong a pesar de sus múltiples y reiteradas promesas de no hacerlo, mismas que solo reafirman el doble discurso que se emplea en el país asiático.

La esclavitud ha sido transformada en trabajo infantil que nos desgarra el alma, ya que los infantes son los más violentados y menos auxiliados por la (ONU), siendo los niños separados de sus familias lo que hoy es un delito en cualquier democracia que se respete, aunque en China como es una economía de mercado no podemos decir lo mismo, debido a que esta práctica está extendida en los sectores rurales y más populares.

Además en la actualidad existen cientos de miles de musulmanes uigures que han sido apresados e internados a la fuerza en los llamados campos de “reeducación” que hoy se articulan en esa nación y que para algunas ONGs, son en realidad campos de concentración en esta nueva Era de la postmodernidad y donde impera un discurso de la posverdad.

Todo lo expresado ha sido denunciado en reiteradas ocasiones por diversos medios de comunicación y entre ellos la BBC de Londres. De esta manera es impensable y censurable que la (ONU), haya elegido a China para formar parte del panel del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra. Además no podemos olvidar la falta de apoyo brindado por parte de Naciones Unidas para enfrentar el control poblacional y militar sobre la región del Tibet en otra expresión permisiva de la naturaleza dictatorial del régimen chino…