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Con estas mulas tenemos que arar

Sueños húmedos los tiene cualquiera, y más Carmen Crespo que es muy generosa y muy efusiva… en esto de prometer.

 

Llama la atención que, previsiblemente, las candidatas número 1 y 2 en las listas del PP en las ya inminentes elecciones europeas vayan a recibir un muy serio correctivo en sus ‘circunscripciones’ particulares, Barcelona en el caso de Dolors Montserrat y Almería en el de Carmen Crespo. Sí, ya sabemos que España toda es una circunscripción en estas elecciones y eso las podría salvar, aunque tampoco estoy muy seguro. Según se comenta, el PP podría pasar de una virtual victoria 10 puntos por encima del PSOE a perder las elecciones o ganarlas por muy poco. De perderlas muchos españoles dejaríamos de preocuparnos de que el examigo de un narco pudiera algún día ostentar la presidencia del gobierno de España, eso es seguro.

Que un perfil tan difuso como el de Dolors Monserrat haya sido el elegido, por delante de perfiles mucho más conocidos como Esteban González Pons, forma parte de los inextricables misterios y las extrañas afinidades electivas de los que realmente mandan en el PP, que son, como siempre, los de las finanzas del partido, entre los que puede que ni siquiera esté Feijóo. No todavía. Pienso. Seguramente me equivoco.

Detrás de que Carmen Crespo haya ascendido de categoría hasta los cielos azules y estrellados de Europa solo puede estar Javier Arenas. La operación tiene su miga porque Arenas es el gran factótum en la íntima imbricación de política y causas judiciales que hayan podido servir para derribar gobiernos de las últimas décadas, aunque ese sincero amor por el poder judicial siempre estuvo ahí, en el ADN del PP. Lo que ocurre es que ha sido de la mano de Arenas cuando ha llegado a sus mayores cotas de éxito en casos como los ERES de Andalucía, Operación Poniente, etc., por citar los ejemplos más obvios y cercanos.

Sobre la labor de Carmen Crespo en la Junta, después de su paso como Delegada del Gobierno en Andalucía y aquel asunto tan chusco del planchado de ropa interior al que querían obligar a una empleada pública, sabemos realmente muy poco, aunque su presencia en los medios, como la de todos los cargos de la Junta, ha sido siempre muy profusa. ¿Cuáles han sido los grandes hitos de la política de Crespo todos estos años? Lo ignoro y ruego se remitan.

Si tuviéramos que citar un hito de su carrera como consejera de Agricultura de la Junta tendríamos que recordar que todo se quedó en un sueño. Un sueño húmedo, eso sí: el sueño de las autovías del agua. En plena campaña de las andaluzas que le otorgaron el poder a PP y Ciudadanos se puso a prometer trasvases, tuberías por un tubo y agua para todos. Y a tenor de los resultados electorales muchos agricultores la creyeron, aunque la promesa de llevarse el agua de la Presa de Rules al Poniente Almeriense puso en pie de guerra a los motrileños y la Costa Tropical granadina entera y tuvo, ay, que recular en plena campaña.

Cebada al rabo, porque ni los agricultores del Mar de Plástico se debieron ilusionar ni los de la Costa Tropical, algo menos plastificada, pero poco, se debieron molestar. Sueños húmedos los tiene cualquiera, y más Carmen Crespo que es muy generosa y muy efusiva… en esto de prometer.

Veremos si en esta campaña de las europeas, y por supuesto en un inglés de Adra, se atreve a emular a Luther King y gritar a los cuatro vientos eso de: I have a dream, a wet dream, the waters of the main European rivers will irrigate Spain (Tengo un sueño, un sueño húmedo: las aguas de los principales ríos europeos regarán España).

A Carmen Crespo le quiso mover el sillón Paco Góngora, alcalde de El Ejido (para quedárselo él), me refiero a su sillón primigenio de la Consejería de Agricultura. Góngora, que según él, ha pagado más deuda municipal de la que realmente se debía (y se sigue debiendo, un misterio contable equiparable al de la Santísima Trinidad), y una vez El Ejido ocupa el puesto número 1 de entre los municipios con más de 50.000 habitantes con menor renta media de España, ha considerado que sus méritos dan para que se le eleve a la mayor categoría posible en otras instituciones, andaluzas, españolas o europeas. De momento le han dado el puesto número 50 en las listas europeas. Estos días, con mucha sorna, alguien de El Ejido ha propuesto en redes pedir el voto para el PP en toda España para que ‘se lleve todos los diputados al Parlamento Europeo y así nos libramos de Paquito’.

Si alguien sabe lo peligroso que es para la estabilidad del PP andaluz un alcalde de El Ejido díscolo ese es Javier Arenas, que en Paco Góngora no ve otra cosa que otro Juan Enciso más joven y preparao. Que esta operación que ha elevado a Carmen Crespo hasta Europa —dejando el hueco de la Consejería de Agricultura y otorgándole más poder ‘provisional’ a otro almeriense, el exalcalde de la capital Pacheco, y dejando en suspenso unos meses la decisión de nombrar al nuevo consejero— provenga en un inicio del deseo de Paco Góngora de ser consejero de la Junta da idea de hasta qué punto El Ejido se podría convertir de nuevo en un polvorín.  Solo la bisoñez de los políticos de Vox que consiguieron unos resultados espectaculares en las municipales evitó una implosión en el PP. Solo añadir que, esta es una decisión, la del nombramiento del consejero de agricultura que, como otras tantas, dudo que tome Juanma Moreno, aunque sea Moreno el que tenga que lidiar con esta vaquilla que no para de embestir por medio de misivas, epístolas, mensajes, whatsapps, ruegos y preguntas al que llaman en Almería superconsejero Fernández-Pacheco.

Aunque ya hace mucho tiempo la Roquetas de Mar del hábil y veterano Gabriel Amat, hermano mayor de la ‘cofradía’ de Arenas, superó en población a El Ejido, el modelo El Ejido es el modelo Almería, un modelo que tras la euforia de las primeras décadas de agricultura intensiva se ha mostrado insuficiente (para convencerse de ello basta echarle un vistazo a los informes económicos y de renta de la provincia de Almería y concretamente a los municipios cuya actividad principal es la agricultura intensiva).

No sé si nos damos cuenta, pero ya no sirve cualquiera para ostentar un cargo político de responsabilidad porque ya ha dejado de valer eso de la patada a seguir; seguir haciendo lo mismo de siempre nos lleva indefectiblemente al colapso. Hay un malestar real que hace que muchos ciudadanos hartos e ingenuos acaben inducidos por tendencias de extrema derecha tan oscuras como problemáticas, absurdas e inútiles. La gente necesita esperanza y soluciones a sus problemas, y lo más curioso es que las soluciones en el gran asunto del siglo XXI en España que es el del agua, sus infraestructuras y la energía necesaria para garantizar su suministro universal a precios razonables están ahí.

La inacción nos puede llevar tranquilamente al colapso, y sobre todo en zonas tan vulnerables como Almería y la Costa Tropical, el entorno de Doñana, etcétera, pero el peligro incumbe de igual manera a toda Andalucía y a toda España. ¿Quién podría pensar hace tan solo un par de años que la Cataluña de Dolors Monserrat sufriría una sequía tan radical? Y no, eso es seguro, la solución no es traerse agua del Ródano, el Danubio o el Rhin pa España, Carmen. Tampoco la del Tajo o la del Ebro a Andalucía.