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Consejo de Gobierno en casa del asesinado Blas Infante

A la Junta no le preocupa hacer ejecutiva la nulidad de la sentencia contra Infante... 80 años después de 1940.

  
 
Este pasado lunes, la Junta de Andalucía se encargó – con oportuna y amplia publicidad mediática – de que a pocos andaluces les pasara desapercibida la celebración de un primer Consejo de Gobierno en la casa que fue llamada ‘Recreo de Santa Alegría’ o ‘Dar Al-Farah’ por aquel que la construyó entre 1931 y 1933: Blas Infante Pérez (de Vargas, por cierto).
Es la misma casa – aunque bastante reformada en numerosos detalles– de la que Infante fue sacado a la fuerza por un pelotón de falangistas paramilitares (?) y en presencia de su familia – esposa, Angustias García Parias, y cuatro hijos pequeños– para ser pasado por las armas en la madrugada del 10 al 11 de agosto de 1936. Lo de ‘pasado por las armas’, en aplicación del famoso ‘Bando de Guerra’ firmado por el general Gonzalo Queipo de Llano y Sierra, el sábado 18 de julio de 1936, puede resultar un no piadoso eufemismo. Lisa, llanamente… e ‘ilegalmente’ o más bien sin legalidad alguna, Infante fue asesinado: algo que a la Junta de Andalucía, la de antes y la de ahora, no parece inquietar en exceso: máxime, a la hora de la publicidad y la mercadotecnia mediática. Pero…

 

 

El presidente de la Junta, que coloca una placa conmemorativa del Consejo con su nombre en la fachada de la casa de Blas Infante, comparece ante los medios tras la reunión histórica en Villa Alegría. De fondo el panel casero que sirvió para anotar a mano el recuento del 28F.

 

El segundo fusilamiento de Blas Infante, escándalo y resurrección en agosto de 2019

Convendrá precisar, antes de continuar, que el hombre que ordenó la detención y asesinato, el propio Gonzalo Queipo de Llano (sin olvidar la aportación al crimen de ‘su’ Gobernador Civil, Pedro Parias González, tío de Angustias García Parias)…  continúa enterrado en la Basílica de la Esperanza Macarena, donde antes se ubicaba el reducto tabernario comunista de ‘Casa Cornelio’, cañoneado militarmente por la II República. 

Este enterramiento va en aparente ‘desaplicación’ de todas las leyes de Memoria Histórica habidas y por haber, la Estatal española (2007) y la de Andalucía (2017). Tan recientemente como el pasado 28 de noviembre de 2019, el Parlamento andaluz, con los votos a favor de la mayoría PP-Ciudadanos-Vox rechazó una PNL (Proposición No de Ley) de ‘Adelante Andalucía’ que instaba la exhumación inmediata de Queipo de Llano de su macareno mausoleo.
La Hermandad se defiende con el argumento de que los restos de Queipo pasarán, tan pronto como sea posible (?) a un columbario/cripta de inmediata construcción: según parece. En 1975, en entrevista en ‘Triunfo’ con Antonio Ramos Espejo, Luis Blas Infante García (fallecido en 1995 como emigrante, en Edam, Holanda) no vacilaba al afirmar: «La Macarena, como Hermandad es fascista al 100%. Queipo es Hermano Mayor Honorario, que tiene tela… y está enterrado en la misma Basílica. Es el Escorial del ‘Último Virrey de Andalucía’, como le llamaba Manuel Barrios».
Al mismo tiempo que Queipo aún sigue donde sigue… la realidad es que nadie sabe con certeza adónde fueron a parar los huesos del asesinado Infante, de quien sólo regresaron a casa (por vía de su procurador, José Martínez Luna)… los anteojos y el relo de pulseraj ‘Movado’.

 

 El reloj ‘Movimiento’ de Blas Infante, el último testigo de agosto de 1936

Se habla de que el cadáver de Infante acabó en la fosa común del Cementerio sevillano de San Fernando, fosa conocida como ‘Pico Reja’. Pero, a estas alturas, semejante afirmación reúne casi tantas garantías como aquellas que rodearon la búsqueda por barrancos de Granada del cadáver de Federico García Lorca, cuyos resultados actuales ya se conocen: cero patatero.

 

Con absoluto respeto al genio universal de FGL, también convendrá precisar que Blas Infante Pérez sigue siendo a estas horas el ‘Padre de la Patria Andaluza’, desde 1983 y de acuerdo al Estatuto vigente y que tampoco nadie se preocupa de desarrollar. Personalidades del calibre de Manuel Clavero Arévalo, (Catedrático de Derecho y exministro) y del genial autor teatral Salvador Távora coinciden en calificar a Infante como ‘nuestro primer presidente de Andalucía’. «Su muerte tuvo que ser la catarsis que desencadenara un proceso político que quedó frenado por la sublevación militar», apostilló Távora, fallecido en febrero de 2019 e íntimo amigo de Luis Blas Infante García.

 

De este modo, el trabajo, sentimiento y clarividencia de Infante amunicionaron a Andalucía con un arsenal emblemático que agrupa Bandera (verde, blanca, verde), Himno y Escudo: el de Hércules con los dos leones a sus pies y entre columnas y con el lema ‘Andalucía por sí, para España y la Humanidad’. Escudo, cuya pieza original no es precisamente la que se alza ahora mismo sobre la Puerta Principal de ‘Santa Alegría’: la propiedad completa del inmueble, la finca y los símbolos fueron cedidos en 2001 a la Junta de Andalucía por los herederos de Infante, a cambio de una suma de algo más de dos millones de euros.

 

 

Desvelamos algunas claves del Korán de Blas Infante  

Asesinato ‘ilegal’

 

¿Por qué la insistencia en los términos ‘asesinado’ y ‘asesinato’, en relación a Blas Infante? Es bien simple. Punto número uno, Infante fue pasado por las armas, sin siquiera juicio, Consejo de Guerra o lo que fuera. Punto número dos,  Infante fue ‘sentenciado’ legalmente y de modo retroactivo, macabro y risible a la vez el 4-5-1940, de acuerdo al Apartado L del Artículo 4º de la ‘Ley de 9 de febrero de 1939 (de Responsabilidades Políticas)’. Ley que, evidentemente, no era legítima (¿o sí?), al ser emitida por una Junta de generales alzados contra el Gobierno, elegido en las urnas en febrero del 36. Sólo el triunfo de esos generales en la Guerra (Incivil) concluyó por dotar de ‘legalidad’ a semejante Ley (?).

 

En 2007, la Ley de Memoria Histórica ‘estatal ‘declaró ‘ilegítima’ la Ley de Responsabilidades Políticas de febrero de 1939 en la que se basa la insólita sentencia contra Infante, sentencia argumentada en que ‘ (Infante) formó parte de una candidatura de tendencia revolucionaria en las elecciones de 1932 (Nota: ‘Complot de Tablada’); en los años sucesivos hasta 1936 se significó como propagandista para la constitución de un partido andalucista o regionalista andaluz, en lo que supone en él una actitud de grave oposición y desobediencia al mando legítimo y de las disposiciones del mismo emanadas’. 

 

Básicamente y en 2007, el Gobierno estatal declaró esta sentencia – y tantas otras– como ‘ilegítima’ en lugar de ‘nula’ ante la siniestra previsión de tener que devolver todo el dinero en multas que en su tiempo ordenaron cobrar los tribunales de la época franquista. En el caso de Infante, la Sentencia del 4-5-1940 establece que… ‘condenamos a Don Blas Infante Pérez, como incurso en un caso de responsabilidad política de carácter grave a la sanción de 2.000 pesetas, librándose para notificar esta resolución a la Viuda del inculpado, por sí y en representación de sus hijos menores orden al Juez Instructor Provincial de Sevilla’. Esto, dado y firmado en la ciudad de Sevilla por el presidente del Tribunal y ponente, Rafael Añino Ylzarbe de Andueza, todo en compañía y firmas de los jueces Francisco Díaz Pla y Francisco Summers. Hasta que pudo reunir el dinero para abonar la multa, a principios de los años 40, la familia de Blas Infante tuvo que cerrar ‘Santa Alegría’ y abandonar la casa: que quedó embargada judicialmente hasta que Angustias García Parias pudo completar la cantidad indicada como sanción a través de ventas e hipotecas de propiedades familiares.

 

Eventualmente, la familia de Blas Infante ha hecho saber en repetidas ocasiones que renuncia a recuperar el dinero de aquella multa, aquellas 2.000 pesetas (de 1940) que se liquidaron. Si se quiere una comparación o baremo, la misma Sentencia de 4-5-1940 estimó el valor total de la propiedad de ‘Santa Alegría’ como ‘una finca rústica con 138 pesetas de líquido imponible, donde existe una casa después con 30.000 pesetas de valor aproximado’. Pero lo que la familia de Blas Infante sí ha instado, en repetidas ocasiones y por los (no muchos) medios a su alcance ha sido la declaración de la nulidad de la Sentencia de Añino, Díaz Pla y Summers. La familia se basa para ello en que desde 1983, cuando se proclamó a Blas Infante “Padre de la Patria Andaluza” se produjeron mandatos del Parlamento de Andalucía en 2007 y 2010 al Consejo de Gobierno para que instara la citada ‘nulidad’.

 

La bandera y el escudo originales que fueron propiedad de Blas Infante. Los dos símbolos andaluces que se aprobaron en la decisiva Asamblea de Ronda. Muy cerca de estas reliquias del andalucismo ha estado reunido el actual Consejo de Gobierno de la Junta. Y a muy pocos kilómetros, en la Macarena, siguen los restos en una basílica con acceso público de quién mandó a asesinar al notario de Coria, verdadero ideólogo e impulsor de Andalucia como pueblo con identidad propia.

 

Asimismo, decenas de Ayuntamientos andaluces han solicitado esa declaración de nulidad. No se trata de ‘anular’ una sentencia, lo que daría valor legal a la misma, tanto como un matrimonio que ha sido efectivo hasta su disolución por divorcio. (Efecto jurídico ‘ex nunc’, ‘desde ahora’). Se trata de declarar la nulidad del acto jurídico, casi como ocurre con la nulidad del matrimonio en Derecho Canónico. Cuando un tribunal canónico dicta la nulidad del matrimonio por la Iglesia, aquí se considera que este matrimonio NUNCA existió: estamos ante el efecto ‘ex tunc’, ‘desde siempre’. Y exactamente esto último es lo que reclamaron la familia de Blas Infante, tantos Ayuntamientos y -en su momento- el Parlamento de Andalucía.

Por su parte, y al margen de esta reunión del pasado lunes, el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha hecho bien poco para cumplir el mandato del Parlamento; ni tampco el Ministerio de Justicia, que desde el 25 de noviembre de 2010 maneja una ‘Declaración de Reparación y Reconocimiento Personal en base a la Ley de la Memoria Histórica’.

 

Han pasado 40 años desde el 28 de febrero de 1980. Y en mayo se cumplirán 80 años de la ignominiosa sentencia de Añino, Díaz Pla y Summers. Y el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía se celebra en la casa del asesinado por esa ignominiosa sentencia. De una forma o de otra son fechas y años que, como dijo una vez – en 1941– un ta Franklin Delano Roosevelt, ‘vivirán siempre en la infamia’. ‘Ex tunc’: desde siempre.

 

Certificado Defunción de Blas Infante. En primera instancia, según constaba en Coria, ‘desaparecido’. (Pinche sobre la imagen para ampliar)