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Cotolengo nacional

Bajada de la natalidad, emigración de los jóvenes, reducción de la inmigración por la crisis y el cierre de fronteras, mayor esperanza de vida… España y Europa envejecen

Lola Álvarez/ Opinión.- El que fuera presidente de Uruguay, Don José Mujica, contaba el otro día en el programa de Jordi Évole que Europa va camino de transformarse en un gigantesco cotolengo. Ante la cara del catalán, de no saber lo que era aquello, le aclaró: “Si, hombre, un cotolengo es un asilo, un lugar en donde viven los viejos”. Europa convertida en un gran asilo. La frase es de las de poner los pelos de punta. Hablaba del problema de la emigración… y una vez más, acierta Mujica. Con ese tono bajito, como de no haber roto nunca un plato, este octogenario al que le envidio la lucidez suelta verdades como puños y se queda tan ancho. Les recomiendo la entrevista. Interesante y curiosa la visión del mundo y de la política la de de este latinoamericano comprometido, valiente, libre y certero, que cada vez que habla da que pensar (quedan tan pocos de estos, que cuando me encuentro con uno tardo en reponerme).

¿A cuenta de qué esas partidas de mus y dominó de nuestros próceres, esas campañas/saraos por residencias y centros de día en época de elecciones? Pues a mayor gloria de las cabezas plateadas.

Europa, un continente de viejos. Lo mismo podríamos decir de España, sin ir más lejos. Hace años que los datos lo corroboran: bajada persistente de la natalidad, emigración de la gente joven, reducción de la inmigración por mor de la crisis y del cierre de fronteras… a lo que tendríamos que añadir una estupenda esperanza de vida que anda ya por los 84 años. España, tierra de abuelos. ¿Y? Nada, que lo oímos y nos quedamos impertérritos, como si la jugada no fuera con nosotros y, lo que es peor, muchos no terminan de creérselo.

Cuesta, claro, pero el hecho es más que evidente. Nuestros pueblos hace ya tiempo que lo sintieron en sus carnes. Nuestros pueblos y nuestros barrios, colegios, maternidades y hasta las mismísimas campañas electorales. O díganme si no ¿a cuenta de qué esas partidas de mus y dominó de nuestros próceres, esas campañas/saraos por residencias y centros de día en época de elecciones? Pues a mayor gloria de las cabezas plateadas, cuyo voto resulta decisivo en muchas circunscripciones.

Me he asomado a la web del Instituto Nacional de Estadística para encontrarme con el inequívoco respaldo de los datos al cotolengo nacional, que diría Mujica. En las próximas elecciones generales estamos llamados a las urnas un total de 36.5 millones de españoles. De este monto, 11,5 millones ya han cumplido los 60 o más, resultando –si las cuentas no me fallan– que el 31,5% de las papeletas están en manos de la tercera edad… y creciendo, según apuntan los demógrafos. Pensando en la esperanza de vida que tenemos las cifras resultan, cuanto menos, impresionantes. Y otro dato más en el que coinciden los estudios demográficos electorales: frente a la tendencia de los más jóvenes a abstenerse, los mayores votan siempre y lo hacen, además, con una disciplina envidiable.

“La edad, –le oí decir en otra entrevista a Mujica– hace ya mucho que me hizo inmune a lo políticamente correcto. Cuando notas que el tiempo se te acaba tan solo piensas en no perderlo con pavadas”. Presumo que nuestras muy queridas cabezas plateadas piensan lo mismo. A ver por dónde asoman el próximo día 20.