The news is by your side.

Del discurso atómico

Aquellas dos explosiones en Japón no fueron más que ensayos para comprobar la capacidad y el alcance de la fisión nuclear como procedimiento de guerra.

 

Hasta ahora, el principal logro de la bomba atómica ha sido el fomento de la disuasión para, precisamente, impedir su uso. Esa fue la base de la estrategia de la “destrucción mutua asegurada”, que primó durante la mayor parte de la Guerra Fría. Se podría argumentar que las armas nucleares ya fueron utilizadas, al final de la II G.M., sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, con efectos tan devastadores que horrorizaron a todo el planeta y forzaron la inmediata rendición del imperio del sol naciente.  

 

Sin embargo, no son pocas las opiniones que, al margen de consideraciones éticas, consideran que aquellas dos terribles y desdichadas explosiones en Japón no fueron más que ensayos, para comprobar, ya finalizada la guerra en Europa, la capacidad y el alcance de la fisión nuclear como procedimiento de guerra. Añadiendo que, en realidad, las armas atómicas no han sido todavía revalidadas como una forma de acción particular del combate. Y, consecuentemente, que, al menos en su rango inferior, las armas nucleares tácticas están pendientes de demostrar su real potencialidad bélica. Aunque también hay  quienes descartan su empleo  en base a consideraciones éticas y morales. Consideraciones que, al margen de un precoz pesimismo antropológico, no concuerdan  con el comportamiento humano desde Adán y Eva. Y, en consecuencia, no parecen ser ni suficientemente sólidas ni fiables. 

 

La discusión va elevándose de tono a ritmo inverso al de la cadencia decreciente de las operaciones en el teatro ucraniano. La lógica lleva a pensar que una gran potencia que, sobre todo, tiene vocación de seguir siéndolo ―como es el caso ruso―, no aceptaría ser derrotada en una guerra, al renunciar voluntariamente al empleo de todos los instrumentos a su disposición para evitar su derrumbamiento. 

 

Por otra parte, la Historia muestra que todas las armas inventadas y desarrolladas por los seres humanos han sido, antes o después, empleadas en los conflictos bélicos entre ellos. Y la bomba atómica, me temo, no tiene por qué ser, forzosamente, una excepción. Lo más tremendo es que haciendo el uso del arma nuclear posible, también se haga probable.