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Del lamentable estado de nuestra Defensa Nacional

El enredo más en curso se refiere a ausencia de posición española sobre la iniciativa alemana de dotarse con un escudo común antimisiles.

El actual órgano central de defensa es una notable fábrica de ocurrencias. Tal fue, por ejemplo, el reciente caso de los carros de combate Leopard, que la ministra de defensa, Margarita Robles, pretendía endosar a Ucrania, a pesar de que tales carros, aparcados en la base de Casetas (Zaragoza), desde hacía 8 años, eran ya chatarra. El embajador ucraniano, el anhelante Serhii Pohoreltsev, retorció el brazo a la ministra al quejarse, en rueda de prensa, del trato poco generoso de España hacia su país, con lo que logró que la frustrada pretensión de la ministra fuera sustituida por unos cuantos TOA,s M-113, de transporte de tropas, cuyo blindaje no aporta excesiva protección frente a las armas pesadas. Ni tan siquiera contra proyectiles de 12,70 mm. Ni, incluso, en determinadas condiciones, contra disparos de ametralladora de 5,56 mm  con munición especial. Lo más tremendo es que esos vehículos (de la guerra de Corea, con modernizaciones), todavía están de dotación en algunos batallones del Ejército de Tierra, a la espera de ser reemplazados por los Pizarro y, en su día, por los VCR 8×8 Dragón. 

La penúltima ocurrencia es la de enviar a Ucrania 4 lanzadores de misiles Hawk, desvelada por el Secretario General de la OTAN, Stoltenberg, tras la reunión ministerial del pasado jueves, en Bruselas, a la que asistió Margarita Robles. España tiene  2 grupos Hawk, uno en la base de El Copero (Dos Hermanas, Sevilla) y el otro en la base Cortijo de Buenavista (San Roque, Cádiz), con tres baterías de 6 lanzadores cada una. Poniendo la carreta delante de los bueyes, el asunto, una vez comprometido, tendrá ahora que estudiarse  detenidamente. Porque ni tan siquiera se sabe de dónde se sustraerían esos medios. Parece que doña Margarita ha vuelto a tirarse a la piscina sin flotador. Pero ¿quién asesora a la ministra para darse esos ingratos chapuzones?

Además, como esas armas difícilmente podrían integrarse en otros sistemas ya operando en el teatro ucraniano, seguramente habrían de enviarse también, junto con los lanzadores, voluminosos y complejos equipos auxiliares (radar de adquisición y exploración, central de tiro, cargadores, vehículos especiales…). Aunque todavía eficaz, el sistema Hawk (como sucede con los TOA, s) es un armamento de los años 60 del siglo pasado (dado de baja hace más de 15 años por EE UU y Alemania) que, con actualizaciones (la última, PIP-III, de hace 20 años) está de dotación en el Ejército de Tierra. Más aún, que constituye la columna vertebral de la defensa antiaérea española. Bien que, por precisión de guiado, y en la defensa contramisiles, los Hawk solo son fiables cuando trabajan con el radar del sistema Patriot, que es tridimensional. Por cierto, España solo cuenta con dos baterías Patriot. Una, desplegada en Turquía desde 2015 y otra en Valencia. Esta segunda sirve para instruir a los relevos para la misión turca. Además, por ejemplo, si se avería el radar o el puesto de mando de “la turca” hay que mandar a zona, el correspondiente equipo de “la valenciana”, quedando ésta inutilizable).  Todo el sistema se completa con los NASAMS (noruegos) con un grupo en Cartagena y una batería en Canarias.   

El enredo más en curso se refiere a ausencia de posición española sobre la iniciativa alemana de dotarse con un escudo común antimisiles, basado en el sistema Arrow-3 (norteamericano-israelí), a la que se han adherido 15 países europeos. La afirmación de la ministra Robles (entrevistada el pasado viernes por Carlos Herrera en la COPE), de que España no había sido invitada a formar parte del proyecto, fue inmediata y vergonzosamente desmentida por el ministerio de defensa germano. En todo caso, resulta curioso que, viniendo de Alemania, tal iniciativa suponga un torpedo contra la industria de defensa europea y, por extensión, contra el propio proceso de integración europeo. Y es que, cuando las cosas se ponen feas, la razón de la eficacia aprieta  más que la de la política. Pero éste es otro tema, del que hablaremos en otro momento.  

En fin, al concentrarnos casi exclusivamente en la preparación y el adiestramiento para las misiones de paz, y en el nivel máximo de brigada, se ha desatendido el nivel divisionario y, consecuentemente, al Ejército de Tierra como tal. Tristemente, la guerra de Ucrania, esencialmente terrestre, está sirviendo para, impúdica y pertinazmente, mostrar a nuestro pueblo, y por lo que se refiere a armamentos, el lamentable estado de nuestra defensa nacional.