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El indulto post-coronavirus de la izquierda

En cualquier país medio normal no sería el momento de buscar culpables ni de empezar a pedir responsabilidades políticas.

 

Mientras en España seguimos en plena crisis por el coronavirus, aumentando las muertes cada día y sembrando a la sociedad de más pánico aun, hay una derecha que se ha creído eso de la responsabilidad y la unidad para dejar de criticar la incompetente negligencia del gobierno sanchista-podemita mientras las terminales mediáticas de la izquierda- que son la mayoría- están preparando su autoindulto post-coronavirus y la condena implacable a la derecha, que sería la culpable de todo lo que ha pasado. En momentos de confinamiento y aislamiento donde la inmensa mayoría de ciudadanos no tienen otra cosa que hacer que ver la tele, oír la radio y leer las redes sociales, los escolares, palomeras y demás palmeros al servicio del gobierno han comprendido la mayor influencia que tiene ahora la propagación de sus consignas, de cara al lavado no ya de manos sino de cerebro que quieren aplicarnos a los demás.

 

En este sentido, la izquierda tiene muy clara la ruta a seguir; en cambio, parte de la derecha está dispuesta a la “lealtad” al Gobierno mientras otra parte ha decidido aprovechar la ocasión y acelerar sus mensajes apocalípticos con el fin de provocar una especie de pánico anti-gobierno que de ninguna manera se va a producir y, ni mucho menos, beneficiaría a la oposición. Al final, con la excusa de haber acertado en sus advertencias antes del 8M sobre la que se venía encima, muchos de estos profetas del apocalipsis están ganándose mayor fama y repercusión explicando toda serie de desgracias que caerán sobre nosotros en las próximas semanas. Por supuesto que este discurso carroñero e irresponsable de cierta derecha- aunque minoritario y de menos alcance que las consignas de la SER- acabará siendo un aliado a favor de la lucha mediática de la izquierda para salvarse a sí misma y condenar a Esperanza Aguirre o a Rajoy, por poner dos ejemplos.

 

Uno de los mantras más repetidas es que todo lo que estamos viviendo es culpa de los recortes en Sanidad durante los gobiernos del PP durante la crisis financiera. Dejando a un lado este debate que podría y debería de ser legítimo en muchos sentidos, no es culpa de los recortes sanitarios en los años pasados la negligencia criminal del gobierno de Pedro y Pablo, junto a todos sus palmeros sectarios, mirando hacia otro lado mientras el virus se expandía en España con tal de aguantar lo necesario hasta el 8M, fecha clave y prueba irrefutable de la culpabilidad dolosa de todo el consejo de ministros. Es inútil recopilar la hemeroteca de aquellos que se burlaron del coronavirus y que animaron a los ciudadanos a salir a manifestarse de manera multitudinaria cuando ya conocían informes sobre la gravedad del asunto. Luego, eso sí, llegan algunos osados palmeros a advertir que Abascal también hizo un mitin de 9 mil personas con el contagiado de Ortega Smith repartiendo besos y abrazos. Aunque es verdad que tanto el PP como Ciudadanos cometieron el error de ir a la manifestación, y en el caso de Ciudadanos, además, error doble.

 

En cualquier país medio normal no sería el momento de buscar culpables ni de empezar a pedir responsabilidades políticas- veremos si penales; pero España no es un lugar razonable por muchas palmas y música que pongan en los balcones. Nuestra clase política es incapaz de guardar un mínimo de respeto a sus ciudadanos en momentos tan críticos como estos, con especial protagonismo de la izquierda reaccionaria y populista que representan, sobre todo, Podemos y sus satélites, y parte del partido socialista, que al ir detrás de su socio de gobierno en miseria y desvergüenza a veces parece hasta inocente.

 

Costará salir adelante de esta y vencer al virus, pero se hará. Lo que vendrá después será en términos políticos, sociales y económicos muy duro y peligroso para nuestro futuro y convivencia. Si en plena epidemia se está viendo lo peor de gran parte de la izquierda y una parte de la derecha, en el tiempo post-coronavirus la polarización y radicalidad de la política será aún mayor. No me atrevería a pronosticar el comportamiento de la sociedad española en clave política de cara a la exigencia de responsabilidades por toda la gestión vergonzosa y caótica de esta crisis sanitaria; pero de algo estoy seguro: aquellos que deberían pedir perdón y marcharse a su casa por vergüenza personal, serán más agresivos que nunca para culpar al Rey, al virus, a la derecha y al PP de lo sucedido mientras ellos pretenderán seguir viviendo cómodamente gracias a sus mentiras y falta de conciencia.