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El monzón en Pakistán

Abro espacio dolorido a Pakistán, donde  el monzón suele durar de junio a septiembre, de él dependen el riego y el renovado almacenamiento de los recursos hídricos del subcontinente indio.

Veo todos los años en otoño o a comienzo del invierno “Kim de la India” en la versión con Errol Flyn y Robert Douglas . O leo de nuevo el texto iniciático de Kipling. El gran juego. Así que Pakistán, Lahore, el Punjab son parte de mi niñez y adolescencia pero también de mis años de adulto y ahora de anciano a quien Kimball O’Hara y Mahmud Ali le enseñaron a soñar con lamas, riadas humanas, trenes atestados de gentes de todos los lugares de la India y a amar esos lugares y aquellos sueños.

Por eso  abro espacio dolorido en están columna a Pakistán donde  el monzón suele durar de junio a septiembre, de él dependen el riego de las plantaciones y el renovado almacenamiento de los recursos hídricos del subcontinente indio. El quinto país más poblado del mundo, con 225 millones de habitantes está afrontando desde 2021 carencias graves que podrían alimentar una rebelión popular como la que hemos visto en Sri Lanka. Las inundaciones e inclemencias del tiempo son comparables a las de 2010, en el que 2000 personas murieron y casi una quinta parte del país quedó sumergido en las aguas.

Las de estos días han causado mil muertes según el balance publicado el domingo 28 de agosto por la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres (NDMA) (el balance recoge 1.033 personas. Más de 33 millones de pakistanís, uno de cada siete habitantes, han sido afectados por las inundaciones y casi un millón de casas han quedado destruidas o gravemente dañadas. Más de 80.000 hectáreas de tierras cultivables habían sido devastadas y unos 3.400 kilómetros de carreteras y 149 puentes han sido arrastrados por las aguas. Se encuentra desde 2020 en una coyuntura económica con una contracción del crecimiento de un 0,50%y una inflación entre 2020 y 2021 de un 9%..

El país es especialmente vulnerable debido a las consecuencias del cambio climático, aunque los monzones no lo sean. Se encuentra en el octavo lugar entre los países más amenazados por fenómenos meteorológicos extremos, según un estudio de la ONG Germanwatch. La consolidada y aceptada corrupción de funcionarios y dirigentes políticos y tribales y los programas urbanísticos mal regulados y peor realizados, han llevado a la construcción de miles de edificios en zonas inundables.. El 31 de agosto, cesó de llover pero los niveles de los ríos siguen subiendo mecánicamente. La calma podría ser temporal. 460.000 personas han logrado llegar a los campamentos establecidos en las distintas regiones.

En la provincia de Sind, especialmente herida, entre 3000 y 4000 refugiados acuden diariamente a Karachi, la ciudad más grande del país. Solo se sabe, sobre la base de los registros diarios realizados por el ejército y publicados por la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres, que más de la mitad de los distritos del país se ven afectados por las inundaciones ya que los  glaciares se derriten y el monzón que se mueve erráticamente. Khyber Pakhtunkhwa, Baluchistán, Sind y Punjab, han sufrido las consecuencias. Los economistas temen el efecto dominó de las inundaciones. Teniendo presente la supresión de la ayuda otorgada por los controladores de fondos internacionales al no haber cumplido Pakistán sus obligaciones de pago que, en principio deberían estar liquidadas del todo en este mismo 2022. Y en primer  lugar, sus repercusiones en la salud.

Las enfermedades, el cólera y la malaria, corren el riesgo de aparecer rápidamente, mientras que el acceso al agua potable es cada vez más difícil. Los hospitales y los equipos médicos ya han informado de casos de disentería. Se han destruido miles de hectáreas cultivadas. Los campos de caña de azúcar, trigo, arroz, así como los huertos, están inundados. Pakistán, que cortó el comercio con la India durante tres años, está decidiendo comprar productos alimenticios de su vecino. Por último, el impacto en la industria y la salud económica del país será importante, ya que el 90% de los campos de algodón han sido destruidos, a lo que hay que añadir el arrastre de un descenso en la producción de algodón de un 30% debido a las malas condiciones meteorológicas de años anteriores.. Suponía,  el sector textil, el buque insignia de la industria pakistaní, que representa la mayor parte de las exportaciones. Sin la materia prima, los fabricantes serán mucho menos competitivos.

“Está claro que no se han aprendido ni aplicado lecciones para proteger el desarrollo posterior de las infraestructuras de los desastres”, ha reconocido el diario Dawn , que también afirma : «Los barrios de los pueblos, las ciudades pequeñas y las grandes ciudades no tienen canales de evacuación de agua de lluvia o de inundación. Esta ausencia sobrecarga las tuberías de alcantarillado y contamina las reservas de agua potable cuando existen. Los postes eléctricos están expuestos y no está previsto protegerlos contra las inundaciones. Las carreteras y las vías férreas siguen obstruyendo el flujo de aguas. Los cambios en la asignación del suelo se realizan a voluntad, dando lugar a ampliaciones urbanas, grandes conjuntos inmobiliarios. ».

Así están las cosas. Por lo menos conozcámoslo lo que ocurre más allá de nuestras fronteras.