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En homenaje a La Legión

No es buena idea politizar las FAS. Pero es mucho peor apropiarse de ellas para utilizarlas en una u otra dirección en función de intereses políticos espurios.

 

El frustrado intento de inaugurar, el pasado 12 de octubre (Fiesta Nacional), un monumento dedicado a La Legión tendrá su plasmación el próximo martes, 8 de noviembre, a las 17:00 horas, en la calle Vitrubio de Madrid. La pieza, en bronce, de Salvador Amaya, es un legionario con uniforme de los primeros años del siglo XX portando su fusil con la bayoneta calada.

Tal homenaje a La Legión y, de rebote, a las FAS ha levantado, incomprensiblemente, cierto embrollo político. Lo más cierto es que está previsto que el acto se desarrolle sin asistencia ni de autoridades del órgano central, ni del JEMAD (cuyo Cuartel General está a solo unos pasos del monumento), ni del JEME. Ni tan siquiera habrá algún teniente general en activo. Lo que hace suponer una prohibición expresa de asistir por parte de la ministra de defensa, Margarita Robles. Del Ayuntamiento, lo previsto es que asista el Alcalde de Madrid, señor Martínez-Almeida, a quien, a la vista del poco aprecio que la ceremonia parece merecer a las autoridades concernidas, quizás le asalte la desaconsejable tentación de delegar su presencia en algún edil.

Asistirá el GD E. Millán (excelente oficial que sirvió en mi Estado Mayor en Estrasburgo) en su calidad de comandante militar de Madrid (no como jefe de la dirección de acuartelamientos de la IGE, que nada tiene que ver con el asunto). Asimismo, asistirán el GB jefe de la brigada de La Legión (BRILEG) y los coroneles de los cuatro tercios. No habrá ni bandera, ni banda, ni música ni, tan siquiera, un piquete, ni tampoco rito alguno de los que siempre acompañan los actos militares públicos y frecuentemente también ciertas ceremonias civiles. Y no digamos aquellos de interés personal de la ministra de defensa, o de su directora de comunicación institucional (y censura) particularmente tenaz en la promoción de la primera, que no de las FAS. En fin, será una ceremonia similar a la de  la inauguración de un supermercado (por lo que no es descartable que la señora ministra de igualdad, Irene Montero, apareciera por allí). A pesar de todo ello, y conociendo la adoración que, de por vida, sienten por La Legión y sus tradiciones los que sirvieron en ese cuerpo ejemplar, no es descartable que, entre el público, figuren muchos fieles veteranos y representantes de las hermandades legionarias.

Nunca tuve el honor de vestir el uniforme legionario. No obstante, me siento muy orgulloso por haber tenido en mi cadena de mando, a partir de 2006, y por primera vez en muchas décadas anteriores, a todas las fuerzas legionarias (la BRILEG y los tercios de Ceuta y Melilla, que no están bajo mando del primero). Desde esa experiencia, puedo certificar que La Legión no solamente destaca por su alta disponibilidad y fiabilidad, sino también por su categórica expresión de culto al valor, al honor, la disciplina, al espíritu de servicio, al espíritu de sacrificio y al compañerismo. Por eso, entiendo que un acto de exaltación a La Legión en su centenario (ya son 102 años de vida), propiciado por el pueblo de Madrid y en la capital de España, merecería ser mucho más “de postín” que lo que ha limitado el ministerio de defensa. No es buena idea politizar las FAS. Pero es mucho peor apropiarse de ellas, en exclusiva, para utilizarlas en una u otra dirección en función de intereses políticos espurios. De unos o de otros.

¡Viva España!

¡Viva El Rey!

¡Viva La Legión!