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Entre Dios y Doña Margarita, quiniela

En el plano militar, serían objetivo de relevo los cuatro jefes de estado mayor (JEMAD, JEME, AJEMA y JEMA). Bien que el del JEMAD, general Villarroya (EA), no sea probable.

 

En la acción política, la oportunidad es un dato esencial. Y la “desescalada” ―el umbral de lo que llaman “la nueva normalidad”―, es una oportunidad política óptima para acometer los cambios necesarios en los órganos directivos de Defensa, donde hay demasiado ruido; y “el ruido no hace bien y el bien no hace ruido” (San Vicent de Ferrer dixit). Unos relevos que deberían acometerse en las próximas semanas alcanzando tanto a civiles como a militares. No pretendo, en modo alguno, aconsejar a la ministra de defensa, Margarita Robles. Porque ésta, el pasado lunes, en el Congreso, en respuesta al cabal consejo de “cuídese del fuego amigo”, que le brindó el TG(r) Mestre (plantilla parlamentaria de Vox), le descerrajó: “me tengo por bastante humilde” (…) “y ya, después de mis padres, recibo pocos consejos más”. Quede esto como colosal prueba de humildad.

 

En el plano civil, se movería el saco de los ratones, propiciando tanto la promoción de las féminas que hoy cubren puestos de nivel director general, como la entrada de nuevas féminas en el organigrama (algunas ya están haciendo oposiciones). Una gestión que sería particularmente coherente con ese “el feminismo es el futuro”, que voceaba Sánchez, poco antes del 8-M, mientras potenciaba el desastre epidémico. Además, se podría rebajar el  estruendo en los cuerpos comunes (especialmente el jurídico militar y el militar de sanidad) que, de momento, están bajo los auspicios de don Alejo de la Torre, subsecretario de defensa.

 

En el plano militar puro, serían objetivo de relevo los cuatro jefes de estado mayor (JEMAD, JEME, AJEMA y JEMA). Bien que el del JEMAD, general Villarroya (EA), no sea probable, aunque no descartable: accedió al cargo hace solo cinco meses, tras el atropellado cese del general Alejandre (ET), de magnífica ejecutoria profesional (este último). Pero el relevo de los otros tres Jefes de Estado Mayor parece perentorio. Aun siendo plenamente válidos, ya están en el cuarto año en el cargo y configuran, en la OTAN, la cúpula militar más avejentada; en esto, más que atlántica parece  marroquí. Algo que, inevitablemente, se agrava con el paso del tiempo. No es para presumir que pueda decirse, en el seno aliado, que España compensa estar en la cola por su presupuesto de  defensa, con estar en la cabeza por la edad de su cúpula militar.

 

Aunque reconozco que me cuesta afinar la “terna” para JEME, ya que el ET cuenta, en este momento, con la mejor plantilla de TG,s que yo haya conocido en muchos años, ahí va mi quiniela (esperando no gafar a nadie):

  • JEME: FJ LdP;  LM MM; J dGyM; J MyAdT.
  • AJEMA: SR GG; E DdRJ; A RN.
  • JEMA: F dlCC; FJ FS; I BM.

 

Que Dios y doña Margarita repartan suerte.