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España, país de maravillas

Un país, por tanto, como la España de hoy donde cualquier disparate parece factible.  

 

Cuando Lewis Carroll escribió su famosa novela “Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas”, quizás ni sospechase que su quimera, tras hacer caer a la niña por un agujero, llevase a Alicia a un país sin sentido, donde proliferaban múltiples seres antropomórficos. A un país, por tanto, como la España de hoy donde cualquier disparate parece factible.  

Ahí está, por ejemplo, la maravilla de un infante mandando la Flota, ―que tiene cabreados a muchos marinos―, y que, es un decir, su antecedente se remontaría al mismísimo don Juan de Austria en Lepanto. O también el prodigio de un Gobierno en el que, como en el spaghetti western de los 60, las dos figuras estelares sean dos pistoleros que se odian y acechan, sin que ninguno de ellos quiera mostrarse como el primero en desenfundar. Uno despunta como relamido dandy. El otro va de chepudo zarrapastroso y bravucón. Y, ambos, de carácter engañoso y amoral. Asombra que el segundo, junto con su parienta, se aferren a la poltrona ministerial mientras ponen en cuestión la calidad de la democracia española, socavando el prestigio exterior de nuestro país e injuriando, de paso, a todos (otros ministros, instituciones y el respetable). 

Y qué decir del portento, inédito en Europa, de unos condenados por sedición y/o malversación que sean puestos en la calle para hacer campaña electoral en Cataluña. Se ha confirmado así la improbabilidad de un fulminante recurso de la fiscalía frente a ese tercer grado impostado de la Generalidad de Cataluña. Lo dicho: un país de maravillas.

Eso lleva a recordar que hoy se han celebrado elecciones autonómicas en Cataluña marcadas por la pandemia. El rasgo más sobresaliente ha sido la enorme abstención, que configura sus resultados como posibilitadores para intentar comenzar una legislatura, con un parlamento autonómico que no reflejaría, en modo alguno, la voluntad del conjunto del pueblo catalán. 

Con el 80% de votos escrutados, se puede adelantar que los que más suben son el PSC (33 escaños y ganador en número de votos) y Vox (que pasa de 0 a 11 escaños). Que Vox ha “sorpassado” al PP y C´s. Que C´s es el gran perdedor, con un derrumbe de 30 escaños. Que la CUP duplica escaños (pasa de 4 a 9 escaños). Los demás se mantienen, más o menos, donde estaban.

Teniendo en cuenta que la mayoría absoluta de la cámara autonómica son 68 escaños, los resultados van a tener una doble lectura: autonómica y nacional. En la primera, al hacer posible un gobierno separatista de “pata negra” (JUNTS-ERC-CUP), servirán para hinchar la matraca separatista. Supondría un reforzamiento del “procés”, explotando la ficción de que eso es lo que quieren los 5,5 millones del censo de votantes. Otra posibilidad real sería un gobierno tripartito (ERC-PSC-ECP) que iría contra el acuerdo frentista separatista recientemente firmado para, “en ningún caso, pactar con el PSC”. O incluso, otro tripartito más centrado (ERC-PSC-C´s). Y, naturalmente, queda abierta la opción de repetir las elecciones. 

La lectura nacional irá dirigida a extrapolar al conjunto de España aquellos resultados.  Es decir, que el PSOE se consolida como primer partido español. Que el PP se empequeñece bajo el liderazgo de Casado. Y que Vox se afianza hacia el liderazgo de la derecha española. Y, encima, sigue la pandemia…