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Fracaso de la Policia Nacional en Sevilla

Zoido no ha movido un dedo para mejorar la seguridad de la ciudadanía ni como ministro ni como alcalde. Tampoco lo ha hecho el actual alcalde, ni el subdelegado ni el delegado del Gobierno.

Los vecinos del barrio de Bellavista, hartos de robos, amenazas y agresiones, de llamadas al 091 o 092 sin recibir ayuda de la Policía Nacional o la Local han decidido organizarse. Convocan una manifestación para fechas próximas, como continuación de la celebrada en septiembre del pasado año a la que asistieron más de 3.000 personas para protestar contra los robos, agresiones y amenazas.

 

La situación de la seguridad ciudadana en general en España es bastante deficiente. En Sevilla es peor que en otras grandes ciudades, y en un barrio obrero y periférico como es Bellavista es casi la ley de la jungla. Aquí mismo comenté hace muchos meses el día que en dicho barrio un individuo toxicómano se paseaba entre los clientes de dos terrazas con un cuchillo de amplias dimensiones amenazándolos, sin que ninguna de las varias policías que deberían atenderlos acudieran a las llamadas realizadas durante más de dos horas, provocando que entre varios de ellos y un guardia civil fuera de servicio tuvieran que reducirlo.

 

También he comentado el caso de esa mujer que estuvo mucho tiempo llamando al 091 sin recibir respuesta mientras su ex pareja golpeaba la puerta de su casa con una piedra de grandes dimensiones amenazando con matarla.

 

Se producen infinidad de hechos cotidianos de menos gravedad, como la joven que aparca el coche y es increpada, amenazada y empujada por un gorrilla, que llama numerosas veces al 091 y la respuesta que recibe es que no hay vehículos para esa incidencia “menor”. Eso es lo mismo que dijeron a este jubilado de 64 años, albañil en paro que cuida a su esposa, cuando fue amenazado primero y agredido después por un vecino con antecedentes por narcotráfico que tiene amenazados a los vecinos, que solo había cinco coches y no podían acudir. Tenía la cabeza abierta y algunos dientes rotos. Mientras, la propaganda política en las redes sociales difunde apps de ayuda y mensajes solicitando a la ciudadana que llame en caso de necesidad, en una política de propaganda inaceptable en democracia. Es como cuando los nazis decían a los judíos que las cámaras de gas eran duchas. Aquí se pide a la ciudadanía que confíe en la Policía y llame al 091 y hay miles de llamadas cada mes sin atender. Esto debería haberle costado el puesto a varios ministros, pero ellos siguieron en sus coches oficiales, con sus escoltas y detrayendo vehículos de seguridad de la ciudadanía para que les rindan honores en sus desplazamientos a cualquier ciudad. Esto tiene que ver con acendradas prácticas corruptas de abuso del poder y desprecio de los derechos de la ciudadanía.

 

Y no es algo nuevo. El servicio del 091 lleva años deteriorándose porque los mandos policiales y políticos entienden la atención a las llamadas de la ciudadanía como la última prioridad de los vehículos policiales en la calle.

 

Antes que eso está el identificar a millones de personas cada año, ilegalmente, para hacer estadísticas, cachear y requisar una mínima cantidad de hachís para consumo propio y sancionar con 600 euros al desgraciado ciudadano sin derechos que pasaba por allí. Si a 100 metros de donde está el control policial de la UPR se está cometiendo un asalto a una anciana no importa. Es más importante la estadística y molestar al joven vulnerando sus derechos. Una policía de espaldas a los derechos de la gente que comenzó a actuar así poco a poco, ya con Corcuera, se incrementó en el último gobierno socialista y que durante los gobiernos de Rajoy, con Fernández Díaz y Zoido como ministros ha hecho de esas prácticas ilegales su principal tarea en la calle. Ninguno de los DAOs que han existido en los últimos años ha movido un dedo para resolver esta situación, ni Eugenio Pino, ni Villabona, ni el actual jefe de Seguridad Ciudadana De la Rosa. Estaban en otras cosas.

 

Hasta hace unos años en Sevilla había entre 20 y 25 coches de Policía Nacional para atender las llamadas al 091.

 

Hoy quedan cinco, seis, y a veces, dependiendo que haya que custodiar a algún preso, que algún ministro visite la ciudad o cualquier otra circunstancia irrelevante puede quedar uno, o incluso ninguno y tener que pedir un coche de una localidad cercana para acudir a un asunto. Y no es por falta de personal. Hay personal suficiente en la Policía Nacional, Guardia Civil y Policía local para garantizar la seguridad ciudadana en toda la provincia. Es un problema de mala organización, de trabajar de espaldas unos a otros todos los cuerpos, de ineficacia de los máximos responsables policiales y de falta de dirección política, más preocupados todos, el ministro, delegado del Gobierno, alcalde, subdelegado y políticos en general de contentar las demandas corporativas de los policías que de la seguridad de la ciudadanía. El ex ministro Zoido no ha movido un dedo para mejorar la seguridad de la ciudadanía ni como ministro ni como alcalde. Tampoco lo ha hecho el actual alcalde, ni el subdelegado ni el delegado del Gobierno, que más parecen empleados de los mandos policiales.

 

Han dividido la Brigada de Seguridad Ciudadana en todas las ciudades y muchos de sus vehículos, ahora bajo la denominación de UPR (solo para que haya más puestos de trabajo catalogados, con más salario para los jefes) no acuden a las llamadas del 091. Ellos están para identificar a gente normal que pasa por la calle en una práctica policial que no sirve para nada. Practica imposible en ningún país democrático europeo. La ciudadanía ha sido abandonada a su suerte en general en España y en particular en Sevilla.

 

Si quieren los vecinos de los barrios que los policías acudan deben movilizarse, protestar, reclamar aquello a lo que tienen derecho y que los políticos y cuerpos policiales les niegan.

 

Hay que difundir cada llamada sin atender y obligar a reorganizar los servicios, poner a todos los vehículos que estén en la calle atendiendo a las llamadas de emergencia y dotar de personal suficiente las salas del 091, que han pasado de ser el mejor servicio policial de asistencia del mundo hace 15 años a un peligro para la ciudadanía, que llama confiada en recibir asistencia sin saber que, o no atenderán la llamada o si lo hacen, le dirán que aunque tenga la cabeza abierta, varios dientes rotos y esté sangrando, no enviarán un coche porque hay pocos y están en otras cosas. Por ejemplo, haciendo citaciones de una comisaría para juzgados para juicios sin importancia.

 

Esta es la realidad diaria en Sevilla y aunque no de manera tan acentuada, también en otras ciudades de ineficiente atención policial a las llamadas ciudadanas al 091. Una vergüenza. Y los medios de comunicación echando flores a políticos y mandos policiales que venden bien actuaciones policiales de investigación mientras desprecian el servicio policial más necesario para la ciudadanía como es la asistencia en caso de llamada al 091. Muchos periodistas de medios de amplia difusión conocen esta realidad pero la ocultan porque si lo difunden después no reciben información de esas operaciones policiales de las que viven ellos y sirven para crear una imagen falsa de eficacia policial. En Sevilla, desde hace años, cada mes quedan sin atender miles de llamadas al 091. Esa es la realidad que una política informativa manipuladora pretende ocultar. Ciudadanos sin seguridad. Agredidos, robados, amenazados, mientras la policía del Estado y la del ayuntamiento brillan por su ausencia.

 

Bofetón policial y derechos civiles (I)

 

Bofetón policial y derechos civiles (II)