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Fundación Alfonso Perales y la criminalización de las ideas

Los familiares de Alfonso Perales,  han comunicado a la dirección del PSOE andaluz que se retiran del patronato del que forman parte como miembros natos.

 

Las ideas parece que estorban en el PSOE de Susana Díaz. La Fundación Alfonso Perales se ha extinguido por la inanición funcional y presupuestaria impuesta por la secretaria general del socialismo andaluz. La Fundación había nacido como “fábrica de ideas» del PSOE de Andalucía, con la voluntad de convertirse en una referencia del pensamiento, la reflexión y el análisis en el ámbito de la socialdemocracia en Andalucía al objeto de plasmar la realidad cotidiana y proyectar hacia la sociedad las propuestas, ideas y políticas que contribuyan a mejorar la calidad de vida y el bienestar. Ante esta tesitura de extinción controlada de la Fundación, los familiares de Alfonso Perales, el político gaditano fallecido el 23 de diciembre de 2006, han comunicado a la dirección del PSOE andaluz que se retiran del patronato del que forman parte como miembros natos, según varias fuentes. También su vicepresidenta ejecutiva, Amparo Rubiales, ha comunicado su marcha.

 

Ello tiene su lógica en un PSOE como el andaluz bajo el mandato de Díaz, donde el cargo, el empleo, la canonjía se han convertido en objetivos políticos como correlato de un proyecto personalista sin contenido.

 

En este contexto de unilateral autodeterminación orgánica,  Susana Díaz se permite opinar de todo e intervenir en los asuntos que desea, la mayoría de las ocasiones con un criterio contrario al de Ferraz o las resoluciones congresuales, lo que produce un mayor aislamiento del PSOE de Andalucía y una sensación general de desarmonización del posicionamiento del partido en la sociedad. Lo que en el caso de la izquierda no deja de ser una noria con los cangilones vacíos (Quevedo). Susana Díaz y su corte de agnados, cognados, afines y panegiristas no se sabe ya muy bien si representan un proyecto político o un dominium rerum que sólo acota situaciones personales. Es un proceso perverso donde se ha cambiado la ideología por el estado de ánimo de quien controla el poder.

El partido socialista andaluz no puede convertirse en un sindicato de cargos, un aparato inmóvil y conservador que ni siquiera lucha por abrirse a la modernidad y a las nuevas ideas. Como una losa pesa el agotamiento ideológico del partido y su empobrecimiento intelectual. La extinción de la Fundación Alfonso Perales marca una tendencia donde las ideas ya no son entendidas como principios que están presentes en la realidad asegurando la armonía y la coherencia del todo, configurando una racionalidad amplia y sistemática. La razón instrumental, en este caso, ha superado con mucho su parcela y ha sustituido del todo los conceptos. Eso ha originado quiebras capitales en la tradición del socialismo, al no estar sujeto a ningún concepto dado de antemano. La ideología ha muerto y, por tanto, la política se ha convertido en una lucha caudillista por el poder.

 

Susana Díaz y su corte de agnados, cognados, afines y panegiristas no se sabe ya muy bien si representan un proyecto político o un dominium rerum que sólo acota situaciones personales.

 

Una izquierda que no encuentra comodidad como genus dicendi, como forma de expresión, en ninguno de los ámbitos del debate político. Sin modelo ideológico, no aspira sino a ser un matiz de una agenda que transita por territorios ajenos a su propia sociología. Carente de una Ítaca a dónde dirigirse ningún viento le es favorable, mientras los odiseos de una burocracia modelo están sólo pendientes de mantener el timón aunque sea para perpetuar un viaje a ninguna parte.